
Llegar a la madurez no significa tener que cambiar de imagen, sino adaptar el maquillaje a las nuevas características de la piel, es decir, utilizarlo para disimular las líneas de nuestras expresiones faciales.
Lo más conveniente es utilizar una base de maquillaje de textura muy ligera. Son recomendables las hidratantes con color.
Las bases muy espesas, en lugar de disimular, acentúan aún más las arrugas de la piel. Lo mismo ocurre con las texturas compactas, elaboradas con una mezcla de crema y polvos. Los polvos, en este caso, deben ser sueltos y siempre transparentes.
Para los ojos, evita a toda costa los marrones. Expertos aconsejan usar tonos grisáceos, rosados, beiges o nudes y, antes de utilizarlos, aplica un primer (prebase) en todo el rostro para que el maquillaje tenga un acabado perfecto.

Mantén siempre las pestañas rizadas, así consigues una mirada más joven y atractiva.
¿DELINEADOR?
Puedes usar delineador, pero con una condición: que hagas el trazo simple y fino en la línea de las pestañas superiores y más ancho al final. En los labios pasa primero un delineador, no te salgas del contorno natural y aplica el labial con un pincel. Evita llegar hasta la comisura, difumínalo antes, así no se acumulará en esa zona.
DATITO
El rubor en crema es la mejor opción, pues se difumina más fácilmente. Los tonos rosas y corales favorecen a las pieles maduras y les dan un brillo saludable.