
Desde los años 70 hasta hoy han entrado al mercado una treintena de medicamentos autorizados para los tratamientos de sobrepeso y obesidad.
Anfetaminas, sibutramina e inyecciones para ‘bajar de peso’ no han tenido el efecto deseado, y han ido saliendo del mercado para dar paso a nuevos fármacos que tampoco han solucionado el problema de fondo.
Y es que la gente cree que la pastilla o la inyección harán mágicamente todo el trabajo y no cambia sus hábitos de alimentación.

En realidad, los fracasos de estos medicamentos se dan porque la inmensa mayoría son mal usados. Por ejemplo, las inyecciones de semaglutide son exclusivamente para personas con diabetes tipo 2; lamentablemente, está siendo usada para bajar de peso y ocurrirá lo que ha pasado con todos por su mal uso y la mala conducta alimentaria: saldrá del mercado y aparecerá otro.
Bajar de peso no es hacer dieta, es comer correctamente con pesos, medidas, horarios, agua y actividad física adecuada. La salud no depende de una pastilla, sino del cambio en nuestro estilo de vida.
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