PADRES E HIJOS. ‘Mamá, ¿quién hizo este dibujo?’, ‘Mamá, ¿por qué sucede esto en las noches?’. Son algunas de las preguntas que muchos padres terminan evadiendo por estar pendientes del celular. En otros casos, la respuesta llega, pero de forma corta, automática y sin mirar al hijo.
La psicóloga Karina Flores advierte que este hábito de quedarse absortos y pendientes de los aparatos electrónicos puede tener serias consecuencias en el desarrollo emocional y conductual de los niños.
Lo principal, explica, es que los menores comienzan a sentirse ignorados, lo que puede derivar en problemas de conducta, intentos de llamar la atención o en la formación de un apego inseguro que se manifiesta en ansiedad o dificultades para relacionarse con sus compañeros.
“Se convierte en una adicción cuando dejan de disfrutar de su entorno por estar con los dispositivos. Sienten que se aburren y del celular pasan a la laptop, al televisor o la tablet”, señala Flores.
Al crecer en este ambiente, los niños también pueden repetir el mismo patrón y pasar gran parte del día frente a una pantalla. “Las probabilidades de que esto suceda son altas por la falta de comunicación y control”, advierte.
Para romper este ciclo, la especialista recomienda a los padres que, durante las pequeñas pausas del día, conversen más con la familia, compartan actividades o realicen ejercicios, lo que aporta una sensación de bienestar.
El ‘phubbing’ es el acto de ignorar a las personas en una conversación para prestar atención al teléfono móvil o dispositivo electrónico. El término combina las palabras en inglés ‘phone’ (teléfono) y ‘snubbing’ (despreciar o desairar). En español se puede traducir como ‘ningufoneo’.
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