Todos debemos consumir alimentos que cuenten con vitamina B2, que contribuyen a la oxigenación de las células y se necesita sobre todo durante los periodos de crecimiento (como en niñez y adolescencia) y cuando la ingesta de proteínas es alta.
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La vitamina B2 favorece a la buena visión y la salud de cabello, piel y uñas y existen alimentos que la aportan.
El consumo de esos alimentos con el referido nutriente debe ser regular, toda vez que la vitamina B2 se absorbe fácilmente en el intestino delgado, pero el organismo almacena tan solo una escasa cantidad.
Es decir, se necesita consumir a diario alimentos que aportan vitamina B2.
En la lista de alimentos ricos en vitamina B2 están el hígado, el queso, los huevos, las almendras y las verduras de hoja verde.
Cuando se cocinan, pierden un poco de la vitamina B2, pero la luz puede destruirla por completo, por lo tanto, los alimentos que la contienen deben conservarse en un lugar oscuro.
En el caso de las almendras es bueno recalcar que son un sabroso alimento rico en vitamina B. Además, contiene menos grasa que otros frutos secos, por lo que es muy recomendable consumir almendras.
Entre los síntomas específicos de carencia de vitamina B2 están los ojos irritados y llorosos, el cansancio visual, la sensación de calor intenso en los pies, la caída del cabello y las cataratas en los ojos.
El déficit de la vitamina B2 también se manifiesta en ardor y grietas en los labios, dolor en la lengua y descamación grasosa en la piel, sobre todo en los labios de la nariz.
La flora intestinal también elabora vitamina B2, por lo que mantener aquella en buen estado también mejora nuestra salud.
El consumo de vitamina B2 debe aumentar, en un nivel mayor al habitual, en los siguientes casos:
1. Periodos de crecimiento rápido, especialmente durante la adolescencia.
2. Si toma píldoras anticonceptivas o se está bajo terapia hormonal sustitutiva.
3. Si es anciano, sobre todo si se tiene poco apetito.
4. Si bebe con regularidad cantidades moderadas o elevadas de alcohol.
5. Si fuma.
6. Durante el embarazo y la lactancia.
7. Cuando se toman antibióticos
8. En etapas de mucho estrés.
9. En etapas de actividad intensa.
10. Cuando se siguen dietas bajas en calorías. Esto incluye a quienes están en tratamientos para adelgazar o si se es anciano y se tiene poco apetito.
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