En las últimas décadas, ha habido un género televisivo que ha disfrutado de una gran popularidad: los reality shows. Con la llegada de Gran Hermano a finales de los años noventa, estos programas que meten a desconocidos en un mismo lugar, para que convivan, han dado lugar a narrativas muy interesantes y han enganchado al público. Sin embargo, con la llegada de internet, este género ha dado un salto adelante en todos los sentidos.
Originalmente, los reality shows dependían en gran medida del feedback del público… pero este era bastante más difícil y costoso de conseguir. Las llamadas telefónicas y los mensajes de texto eran lo más habitual, con muy pocos programas permitiendo el envío de correos electrónicos para dar sus opiniones. Sin embargo, la llegada de internet y, en particular, de las redes sociales, ha cambiado esta dinámica por completo.
Ahora, los espectadores tienen la oportunidad de interactuar en tiempo real con los programas, ya sea a golpe de mensaje en X (la anteriormente conocida como Twitter), de posts en Instagram o Facebook o incluso mediante votaciones en directo en los sitios webs oficiales de los programas. Esta inmediatez ha potenciado la sensación de que el público tiene un rol activo en el desarrollo del programa y que se refleja en directo, influenciando decisiones y resultados, algo que ya era la base del género pero que ha dado un paso más allá con internet. Es una situación muy similar a la que encontramos en el sector del entretenimiento, en el que los usuarios pueden también interactuar en tiempo real con el dealer en vivo, como en el blackjack, el póker o los juegos de ruleta que habitualmente están disponibles en los casinos en línea.
Otra de las cuestiones en las que internet ha servido para darle una nueva dimensión a los reality shows son las plataformas 24 horas en internet. Antes, solo había dos formas de acceder al contenido: lo que el canal en cuestión pusiese en televisión, en forma de resúmenes en los horarios de emisión, o los pocos afortunados que tuvieran acceso a un canal 24 horas del programa. Sin embargo, internet ha servido como expansión de los reality shows, con canales de emisión continua en YouTube u otras plataformas.
Como decíamos, con la llegada de internet los reality shows han traspasado los límites horarios de transmisión que otorgaba la cadena televisiva a cada programa, pero también los límites regionales. Mientras tanto, con internet, el contenido ha traspasado fronteras geográficas: nada impide a un usuario de México ver La Casa de los Famosos Perú, pero tampoco impide a un argentino disfrutar de Operación Triunfo España desde casa.
También se amplía el tipo de contenido al que se tiene acceso. Las plataformas ofrecen entrevistas exclusivas e incluso momentos únicos que suceden detrás de las cámaras, lo que permite alcanzar a audiencias que no podían seguir la emisión regular en televisión. No se amplían solo los límites de emisión y geográficos, sino que los contenidos ya no se limitan solo a lo que ocurre delante de las cámaras.
Por otro lado, la viralidad que ofrecen las redes sociales ha dado a los programas una exposición sin precedentes. Un clip destacado, una discusión controvertida o una actuación memorable pueden ser compartidos miles de veces en pocas horas, llegando a audiencias que quizás nunca hubieran sintonizado el programa en sí.
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