TRISTE MOMENTO. Milena Zárate es la nueva invitada del podcast de Trome ‘Café con la Chevez’. La colombiana se animó a contar el duro momento que le tocó vivir a sus 16 años cuando tuvo que afrontar la muerte de su bebé de 8 meses de nacido. La cantante explicó lo que le tocó pasar a temprana edad.
“Cuando cumplí los 15 años quedé embarazada, yo tuve un bebé a los 16 años, mi bebé nace con unos huequitos en el intestino, al mes empezó con diarreas y vómitos. A mí me hicieron cesárea, se me infectó la herida porque me dejaron unas gasas, estuve hospitalizada con la herida abierta, fue terrible. Yo salí del hospital y cae mi hijo al mes. Duró tres meses hospitalizado”, dijo.
Milena Zárate, quien ha pasado difíciles momentos en la vida como su separación con Edwin Sierra y el vínculo que tuvo su hermana Greissy cuando se relacionó sentimentalmente con el cómico, detalló que su hijo fue desahuciado inmediatamente al salir del hospital.
“A los cuatro meses sale y empezamos el vaivén de entrar y salir de emergencias, estuvimos así unos cuatro meses más hasta que cumplió ocho meses y se me muere. Para mí fue un golpe muy duro, un golpe a los 16 años que hasta el día de hoy no lo puedo superar y me quedó un vacío que pienso que ese dolor no se lo deseo ni a mi peor enemigo, un vacío que me estaba volviendo loca. Yo dormía con la ropita de él, lo sentía, fue muy duro y fue más duro por el proceso que viví con él, tan doloroso... ahí entendí que el dolor de madre es tan grande pero a la vez tan egoísta. Ver a un hijo agonizar no es fácil, pero a mí no me importaba que aún esté postrado en una cama, pero que esté conmigo. Lo vi agonizar muchas veces, él me miraba y yo ya no tenía ni lágrimas, le buscaban la venita hasta en el cuello”, detalló.
Según contó Milena Zárate, tras una larga jornada en el hospital, ella tenía que trabajar vendiendo hotdogs y fue hasta el día siguiente que cuando volvió a ir al centro médico que vio a su hijo agonizar.
“El día que él se muere, él me esperó. Yo paraba con él todo el día y en la noche me iba a vender hotdogs, tenía un puestito, duraba toda la noche trabajando hasta la madrugada. Me iba a las 7 de la mañana, dormía dos o tres horas y me iba al hospital a estar todo el día con él, hasta que llegaba la noche y volvía a mi rutina, tenía 16 años (...) Cuando entro, encuentro a mi bebé con su maraquita en la mano, estaba todo hinchado, no era capaz de abrir la manito de lo hinchada que la tenía, lo tenían con oxígeno, nunca le habían puesto oxígeno. Yo entré con el papá, Larry, él solo me miraba, yo empecé a gritar, a llamar a la doctora, viene a los cinco minutos, yo me paré a los pies de su cunita, el papá lo volteó para sobarle la espalda y le pregunté a la doctora por qué estaba así y me dijo ‘él se agravó a las 11 de la noche’, yo me fui y el niño se agravó, pero no me llamaron. Le había dado como un preinfarto y por eso le tuvieron que poner oxígeno. Yo estaba hablando con la doctora, desesperada, y el niño se cayó de nuevo de espalditas y cerró los ojos y se fue, pero me esperó”, puntualizó.
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