Alexandra Horler nos recibió en la intimidad de su hogar para presentarnos a su hijita Isabella, la princesa que le cambió la vida, pues a sus 41 años debutó como mamá y su chip cambió.
Ale, ¿qué se siente pasar tu primera Navidad con Isabella en brazos?
¡Lo máximo! Siempre me ha gustado la Navidad, es mi época favorita del año, pero ahora que tengo mi hijita voy a hacer la cena en mi casa, por eso cuando estaba en la clínica le dije a mi esposo que tenía que decorar bonito, todos los adornos los compré en Temu.
Tu bebita ya tiene un mes de nacida, ¿con qué te ha sorprendido?
Todos los días me sorprende. A veces le digo a mi esposo ‘creo que es medio bipolar’, ojo bipolar entre comillas, porque un momento llora, luego sonríe, pone cara seria, vuelve a llorar, vuelve a sonreír y me saca una sonrisita que hace se le marque su boquita y yo le digo ‘no, hijita, se te va a marcar el código de barras’.
¿Te has asustado cuando llora y no sabes la razón?
Claro. No solo soy mamá primeriza, sino que absolutamente inexperta en todo lo que es bebés porque yo nunca había cambiado un pañal.
¿Ni a tus sobrinos?
A mis sobrinos los cargué a los cinco meses, cuando la tuve en los brazos dije ‘ahora qué hago’.
Me sorprende que tu bebé esté vestida con la ropita que has usado...
Sí, tengo ropita que mi mamá me compró cuando salí de la clínica al nacer, hace 41 años. Cuando yo nací pesaba 3 kilos 300 gramos, hoy Isabella ya tiene ese peso y le está quedando esa ropita. También tiene un ropón hecho por mi abuelita y no solamente eso, ella nació el mismo día que murió mi abuela y lleva el nombre de su bisabuela.
Y es escorpio como tú...
Sí, ya estoy preparada para pagar todos mis pecados. Mi esposo me dice ‘van a chocar y yo me voy a ir lentamente’ . Ella va a venir, la voy a abrazar y la voy a defender de su mamá.
Ya estás preparándote…
Lo que pasa es que me pongo a pensar cómo fui, entonces, digo todo lo que va a querer y tengo que ser mamá responsable, establecer límites. Yo entiendo todo eso de la crianza responsable, empática, pero a mí me criaron ‘old school’, no voy a maltratar a mi hija de ninguna manera, pero cuando se tenga que castigarla, lo haré.
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