Maritere Braschi nos recibe en su casa con una amplia sonrisa, mientras le pide a ‘Nala’ que deje de ladrar. Luego, nos ofrece una bebida para aplacar el calor e invita a su jardín lleno de flores y una pequeña piscina. En este escenario empieza a contarnos sobre su rol como comunicadora, madre y mujer enamorada, pero recalca que no quiere sonar ‘antigua’ con sus conceptos en estos tiempos ‘modernos’.
Maritere, ¿son 16 años continuos en ‘Reporte semanal’?
No, entré en el 2014, ya tengo 5 años.
¿Y cómo te has adaptado a esta etapa del periodismo digital, de redes…?
Definitivamente todos los que hacemos televisión nos hemos adaptado a esta nueva movida presentando contenidos adecuados a estos tiempos.
¿Te costó abrir tu cuenta en Facebook, Twitter e Instagram?
Sí, porque siempre he sido perfil bajo, discreta.
¿Tuiteas seguido?
Esporádicamente porque siento que la gente no entiende que nos podemos comunicar sin insultar, porque no critican tu opinión sino a ti y te tildan de tal por cual. A veces quisiera responder, pero prefiero ser prudente.
Claro, porque si no te vuelves tendencia.
Sí, y a la mala, hay mucha violencia en las redes, poca tolerancia.
¿Y cómo hacemos para cambiar ese chip?
Desde la casa, en el colegio puedes crear debates para que aprendan a comunicarse.
Tus hijos son millennials...
Usan las redes y yo soy de la generación que pregunta a sus hijos cómo se baja esta app, qué filtro uso. Confieso que es un poco extraño porque nuestra generación creció preguntándole todo a nuestros papás y ahora es al revés. Pienso que esto también ha generado que esa cadena de respeto por las canas, la sabiduría, se trastoque.
Bueno, ahora te dicen ‘me voy de la casa’ a temprana edad.
Sí, hay un deseo por independizarse. Nuestra generación se iba de la casa cuando nos casábamos. ¡Ay, espero no sonar tan antigua! ja, ja, ja.
¿Tus hijos ya no viven contigo?
Mi hijo menor estudia y vive en España, el mayor está conmigo, pero en algún momento me dirá me voy y hará su vida.
¿Eres de esas suegras posesivas?
No. A mí me tuvieron prácticamente encerrada en mi casa, entonces hice lo contrario con mis hijos.
¿Y los ‘stalkeas’?
Respeto sus espacios. Además, uno predica con el ejemplo y en casa no han visto nada malo, pero sí trato que sus reuniones sean en mi casa, que vengan con sus amigos, prefiero que estén acá que en la calle y no me importa que hagan bulla hasta las 3 o 4 de la mañana.
Da temor con tanta violencia y drogas...
¡Por supuesto!
Mira lo que pasó en esa fiesta del sur, una denunció que la drogaron y la otra que intentaron violarla.
Me pregunto cómo se habrán sentido los padres de estas chicas. Es terrible y doloroso, estimo que no hay que imponerse con los hijos, hay que hacerlos pensar porque van a tomar sus decisiones y caerse, pero es mejor asesorándolos.
Te escuché comentar sobre el caso de Sheyla Rojas y decir que hay que poner las cosas claras con el novio desde el primer día sobre las cuentas. ¿Así es la relación con tu actual pareja?
Desde el saque hay que hablar de la parte económica. Me da la impresión de que ellos no habían tocado ese tema, pero si vas a convivir con una persona las cosas tienen que quedar claras porque van a compartir gastos, un techo, no todo puede ser el anillo de 5 mil dólares, el carrito o la discoteca, porque cuando vengan los recibos de luz, agua y teléfono, hay que saber cómo se van a pagar.
Entonces, ¿vas a medias con tu pareja?
Yo no vivo con mi pareja, ambos somos independientes, trabajamos. Él tiene su casa y yo la mía, nos juntamos cuando nos provoca y por ahí el fin de semana viajamos, cada uno tiene sus cuentas claras.
Si salen a comer, ¿él paga la cuenta?
Normalmente paga, pero también me gusta tener detalles con él y cuando estamos en casa le cocino, nos tomamos un vinito.
¿Eres muy casera?
A mí no se me ha perdido nada en la calle, así que para qué estar saliendo. Si nos provoca ver una película lo hacemos aquí con nuestra canchita y bien abrigaditos cuando es invierno, y conversamos mucho, que es básico en toda relación.
¿Qué prefieren ver, algo clásico o drama?
Me inclino por las cosas románticas y drama, y mi pareja es más de acción. Por suerte hemos coincidido al ver ‘La casa de papel’.
¿Piensan casarse?
Lo hemos conversado, desconversado, de repente más adelante, pero no este 2019 porque tengo planes profesionales por cumplir.
El amor es bonito, ¿pero qué debe pasar para que jóvenes como Farfán e Ivana no se desenamoren tan rápido?
El amor tiene sus etapas. La primera es la pasión que dura un año o dos y ahí todo es perfecto, luego viene la realidad que es cuando se te cae le venda de los ojos y la tercera es la decisión cuando dices esta es la persona que quiero a mi lado y eso ocurre cuando ya eres más madura o maduro. Tal vez ella, con sus 20 años, no la tenga clara aún y él no necesariamente quiera algo formal, pero cualquiera que sea el caso hay que ser honestos desde el inicio.
Sí, porque ahora los chicos dicen ‘somos salientes’, ‘amigos con derecho’, ‘estamos dejando que fluya’.
Son otros tiempos, pero siempre el respeto y la honestidad, en cualquiera de esas categorías, deben imperar.
Cierto, ¿pero no te han dicho ‘antigüita’ cuando expones esas ideas?
(Ríe). Tengo claro que no le impondré mis ideas a ninguna sobrina o a mis hijos, pero sí los exhorto a conducirse con criterio, respeto y honestidad. Considero que esta igualdad de la mujer, de que ella tome la iniciativa, es saludable. No todo es malo porque en nuestros tiempos uno qué iba a llamar al chico, pero ahora hay esa libertad que es buena sin caer en el libertinaje.