Es conductora de televisión, actriz, psicóloga y una de las argentinas más queridas que hay en el país. Laura Borlini se fue robando el corazón de los peruanos desde el año 2000 que condujo ‘Mil disculpas’ junto al maquillador Carlos Cacho. En esta entrevista nos confiesa si perdonaría una infidelidad, qué es lo primero que ve en un hombre y el momento más duro que ha vivido hasta ahora.
Laura, tres cualidades que te definan...
Soy muy trabajadora, algunos dicen que soy adicta al trabajo pero yo no lo considero una adicción, simplemente me gusta trabajar. Me hace sentir viva, útil, siempre activa. Me gusta escuchar a las personas. Desde chiquita siempre terminaba rodeada de gente contándome sus problemas. Supongo que de alguna manera por eso me metí a la psicología. Mi otra cualidad es que soy bastante empática. Trato de ponerme en el lugar del otro.
¿Y tres defectos?
A veces me cuesta decir no. Claro que la psicología me ha ayudado muchísimo, pero me cuesta. Siempre estoy pensando en todo y por momentos me olvido de mí. Me cuesta darme tiempo para mí. No sé si es un defecto, pero es un problema porque una tiene que priorizarse. Otro defecto es que me cuesta manejar los tiempos, por no decir que soy impuntual ja,ja,ja. Y no es por maleducada, sino que calculo mal los tiempos. Y también soy un poquito desordenada. Me gusta la limpieza, pero el orden me cuesta. Estoy trabajando en estos tres defectos ah ja,ja,ja. No los dejo ahí.
El amor es...
Muchas cosas. Hay ingredientes que no deben faltar. El amor es como una mesa, que si le falta una pata, tambalea. El amor, el respeto, el compañerismo, la pasión, la comunicación, los objetivos en común, los detalles, conforman el amor. La psicología y la propia experiencia me ha enseñado que todo tiene que mantenerse en equilibrio. Hay algo que importa muchísimo en el amor que es el compañerismo, sentirse equipo, que jalan juntos hacia el mismo lugar, esto es importantísimo.
¿Alguna vez has perdonado una infidelidad?, ¿lo harías?
La verdad es que nunca he descubierto una infidelidad. Creo que no me han sido infieles, pero una nunca sabe ja,ja,ja. Por lo menos no la he descubierto. Siempre tengo un ojo abierto y otro cerrado, no de desconfiada, sino de atenta. Pero si me hubieran sido infiel, creo que dejaría la relación ahí nomás. Y no porque no pueda perdonar, sino porque me generaría mucha desconfianza, no podría volver a confiar en esa persona. Sin odios ni resentimientos, solo lo dejaría ahí. Eso es lo que pienso hoy pero la verdad una nunca sabe cuando está en medio del problema. Supongo que necesito vivirlo para ver si cumplo con lo que digo ja,ja,ja.
¿Qué te atrae de un hombre?
Que su mirada sea buena, bonita, transparente. Me gusta un hombre tímido pero seguro de si mismo. Más callado, más reservado, no tan extrovertido. Por ejemplo, un hombre que llama mucho la atención no me gusta. Que sea hogareño, detallista, cariñoso, compañero, de buen carácter y no muy fiestero.
¿Eres muy difícil de conquistar?
Sí, es que estoy muy atenta a las banderas rojas. Por ejemplo, si salgo con alguien y está todo bien, pero en la tercera cita se emborracha o me hace un comentario de por qué me puse un escote o me cuenta que está peleado con su familia y amigos, chau chau. ¡Bandera roja!
¿Qué querías ser de niña?
De niña soñaba con ser actriz. Pero cuando llegué a Perú y empecé a trabajar en conducción, me di cuenta que me gustaba muchísimo más. Tengo otra pasión que es el estudio del universo, así que si volviera a nacer con las cosas tan claras como las tengo hoy, me hubiera gustado ser astronauta, llegar a la Nasa, ser científica, algo así.
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Mi primer trabajo fue de cajera de juegos electrónicos, a los 16 años. Era el negocio del papá de un amigo. Yo trabajaba porque estábamos pasando momentos muy duros en mi familia. Lo habíamos perdido todo, el pueblito se había inundado. No teníamos nada. Empecé a trabajar para apoyar a mis papás, pero para mí no era un peso. Me sentía útil, hasta podría decir que empoderada.
¿Los infieles cambian?
Hay dos situaciones. Si por muchos años ha sido fiel y un día fue infiel, ahí hay que indagar qué pasó. Si bien no se justifica una infidelidad, sí hay situaciones que llevan a una infidelidad. Y si esta persona se arrepiente, pide perdón, hace todo para recuperar el amor de su pareja, yo sí creo que hay una segunda oportunidad. Pero está el otro infiel, que se le presentan oportunidades y ahí van. Entonces alguien que es infiel muchas veces no va a cambiar porque ya tiene un patrón definido, seguramente por heridas de la infancia. El infiel empedernido no cambia, descansa un tiempo, sobre todo cuando está ilusionado en una situación.
Tu mayor miedo...
Que le pase algo malo a mis hijos, pero siempre trato de pensar en positivo. Como mamá siempre está esa preocupación.
El momento más difícil que has vivido...
He vivido muchos, pero el que más me marcó fue cuando tuvo que dejar mi pueblo. Yo tenía 14 años y por el Fenómeno del Niño el pueblo se inundó. Lo perdimos todo. Los campos quedaron bajo agua, decían que llevaría años recuperarse. Así que mis papás decidieron emigrar a Mar del Plata. La gente se reía de mí porque mi tono de voz era provinciano. Sufrí mucho en esa época, engordé como 20 kilos, creo que tenía depresión.
Un hobby que tengas y pocos conozcan...
Me gusta ver series coreanas. Si bien tienen partes superficiales, también tienen secuencias profundas, con una mirada se dicen todo, cómo conectan con las emociones. Todo eso me conmueve. Aunque últimamente he parado porque no tengo tiempo y porque me hacen llorar mucho ja,ja,ja.
¿Qué valoras de una amistad?
Que esté en las buenas y en las malas, pero sobre todo en las malas.
¿Cómo te relajas?
Yo amo el campo, me encanta el olor de la tierra húmeda, las vacas, los chanchitos, los árboles de frutas, todo eso me gusta.Entonces cuando puedo me escapo al campo, donde vea que hay sierra ahí voy. La playa no me gusta. También me encanta leer. Con el tiempo he aprendido a relajarme y disfrutar las cosas simples, como el olor del café en las mañanas.
La frase que repites con frecuencia...
Es una pregunta que siempre le hago a mis pacientes ‘¿Quiero tener razón o ser feliz?’. Y significa que muchas veces nos enfrascamos en querer ganar o que el otro pida perdón y así se nos pasa la vida. Otra frase que siempre repito es ‘Sin acción no hay cambio’.
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