Es conductora de televisión, actriz y psicóloga. Laura Borlini ha toreado sus problemas como solo una guerrera lo sabe hacer. No se complica con nada, da prioridad a su paz mental por sobre todas las cosas y confiesa que le gustan los hombres ‘buenitos’, formales y con mucho sentido del humor. Aunque muchos piensen que sus dos divorcios son fracasos amorosos, ella los ve como aprendizaje y hasta es amiga de sus ex. Revela también que la psicología cambió su vida y solo volvería a conducir un programa de televisión si es para hablar de salud mental.
¿Quién es Laura Borlini?
Uy, a ver, ja,ja,ja. Soy una guerrera, resiliente al máximo, porque me han pasado muchas cosas duras en la vida que no las he contado porque son muy personales, que me han marcado mucho y las he trabajado, y siempre me he levantado. Soy una mujer trabajadora, buena persona, emocional. A veces debería poner un freno porque siento que todo lo puedo hacer, pero también siento que ya debería empezar a frenar un poquito para relajarme y pensar en mí.
Después de dos matrimonios y divorcios, ¿qué lecciones te llevas?
Mira, yo he sido muy enamoradiza e impulsiva hasta que llegué a la adultez. He ido mejorando muchísimo hasta el punto en el que estoy hoy, que soy una mujer que ha aprendido que las cosas por impulsividad no sirven, no funciona.
Hay que ponerle más cabeza y menos corazón...
Todo lo que uno haga guiado solo por las emociones sin ponerle un poquito de cabeza, siento que no funciona. Entonces, hoy en día a todo le meto un análisis, trato de meterle cabeza a todo, pienso si me conviene o no.
¿Y antes cómo eras?
Antes cuando era joven me dejaba llevar por mi instinto, impulsividad, hoy todo lo analizo, lo pienso, claro... no me he ido al extremo donde todo es cabeza, también le pongo corazón ja,ja,ja.
Muchos tomarían tus dos divorcios como fracasos, pero es al revés...
Yo no los veo como fracasos, sino como aprendizaje.
¿Cómo te llevas con ambos?
Tengo una excelente relación con los dos, son maravillosos papás de mis hijos y todo fluye bien. Siempre digo que uno se casa con la intención que sea para toda la vida, pero si en el camino te das cuenta que los rumbos son otros, creo que es mejor decir hasta aquí nomás. Con pena, por supuesto, porque somos seres humanos, y todo duelo duele. Pero siempre pasa.
Te quedaste con lo mejor de las relaciones y adiós todo lo demás...
Rescatas lo mejor de la relación y de la persona, y sigues hacia adelante. Siempre se abren nuevos caminos y uno puede volver a encontrar la felicidad. Claro esto no significa que hay que tirar la toalla al toque.
Como diría Gustavo Cerati ‘decir adiós es crecer’...
Si lo has intentado, le has dado mil vueltas y no encuentras la salida... hay que saber decir que esto se terminó.
Entonces, el aprendizaje es...
No soy de las que creen ‘hasta que la muerte nos separe’, sino ‘hasta que nuestros caminos se separen’. Ese es el gran aprendizaje que me ha dejado la vida, más que los matrimonios.
Tras los dos divorcios, ¿las puertas del amor siguen abiertas para Laura Borlini?
Siempre, siempre, siempre ja,ja,ja. Es bonito y mágico estar enamorado siempre que funcione, deja de funcionar y yo no voy a quedarme en una relación que me hace daño. Por supuesto, recién ahora lo tengo clarísimo.
Llegar a ese punto de reflexión es difícil..
No quiero dármela de superada o empoderada, para nada. Me costó lágrimas, esfuerzo, tropiezos, para pensar así. Tuve muchas caídas y errores para que hoy piense de esa manera.
Ahora valoras mucho más tu paz mental...
Jamás permitiría que alguien me quite mi paz mental. Por ejemplo, veo muchas parejas que discuten y después no se hablan varios días o se cortan el teléfono... ay no, conmigo eso no. Chau chau y que te vaya bien. Jamás me quedaría en una relación así.
¿No toleras la indiferencia?
Es que la indiferencia es dolorosa. Si tú amas a alguien, haces proyectos, y ese alguien que no te hable, te ignore, que le importe cero lo que piensas... es doloroso. Por eso, si tengo que pasar por eso, prefiero no hacerlo. Salir de ahí. Lo tengo clarísimo.
A puertas del 2024, ¿qué cualidades debería tener un hombre para que conquiste a Laura Borlini?
Me gustan los hombres de buenos sentimientos, el típico bueno ‘buenote’ ja,ja,ja ese me gusta. Tranquilo, casero, conversador, que no se haga mala sangre por todo, que sea positivo, emprendedor, cero conformista, cariñoso, no meloso ojo ja,ja,ja. Leal, honesto, fiel, todas las características que tiene el hombre ‘buenote’.
Laura, ¿crees que el infiel cambia?
Yo creo que una persona que durante 20 años fue un buen esposo o esposa, se comportó bien, fue respetuoso, y un día tuvo la mala decisión de ser infiel, si realmente toca fondo, se da cuenta de lo que está perdiendo, valora a su pareja, y si le dan una oportunidad... yo creo que puede tomarlo en serio y nunca más ser infiel. Lo creo porque lo he visto. Retoman la relación y les va muy bien.
¿Y qué pasa con los mujeriegos a tiempo completo?
Pero el infiel empedernido que lo ha hecho dos, tres, seis veces, no creo que cambie. Porque ya está en su chip, ya es parte de su personalidad. Es generalmente lo que aprendió de niño. Muchas veces se repiten patrones tóxicos de la familia.
¿Alguna vez has perdonado una infidelidad?
Iba a decir que nunca en la vida me han sido infiel, pero no sé ja,ja,ja. La verdad es que nunca he descubierto una infidelidad, y yo pienso que no me han sido infiel, pero quién sabe. Siempre he dicho que no perdonaría, no, miento, de repente sí perdonaría una infidelidad pero no me quedaría con esa persona. Ni hablar seguiría con esa persona.
Hay quienes sí perdonan...
Siempre aclaro que no estoy diciendo está mal perdonar una infidelidad. No pienso eso. Cada situación es diferente y eso es respetable. Hay quienes habrán perdonado una infidelidad y hoy en día están regio y qué bueno.
¿Por qué hay mujeres que sabiendo que sus parejas han engañado varias veces a sus ex apuestan por la relación?
Porque si yo veo que ha sido infiel con todas sus exparejas, yo voy a creer que soy la persona especial. Porque él te puede llegar a decir ‘Mira, te estoy contando todo esto porque en realidad nunca me he enamorado’, ‘lo hice porque era muy inmaduro’, ‘olvídate, contigo ni loco te sería infiel’. Entonces cuando a una le dicen ese tipo de cosas, te llena de elogios, un bombardeo de amor, tú quieres creer que realmente eres la especial. La persona que llegó a su vida para que él cambie. Porque él contigo es otro.
Y la realidad es otra...
Pero la realidad es que la personalidad es la personalidad. La personalidad se forma de los 0 a 16 años, ya eres así, ya es tu forma de ser. Por supuesto que puedes cambiar, pero hay que hacer un proceso, estar muy convencido y enfocado en el cambio.
En tu caso, ya no estás para relaciones inseguras...
No quiero estar en una relación amorosa que me quite la paz, quiero vivir tranquila y confiando. Desde el momento que empiece a ver banderas rojas...ya no quiero nada. La verdad es que a esta altura de mi vida quiero alguien con quien me lleve bien, conversar, reírme. Por supuesto que habrán sus problemas como cualquier pareja, pero solucionables conversando, jamás peleando.
Y si no funciona, ¿chau, chau?
Y si no es así y nos damos cuenta que hay cosas que no se pueden solucionar... pues qué vamos hacer. No vamos a luchar contra la corriente. Cuando no es, no es. Eso es lo que he aprendido en mi vida.
¿Se lucha por amor o hay que dejarlo fluir?
Y es que en el amor no hay que luchar, así pienso yo. El amor tiene que fluir y ser. ¿Eres feliz? ¿Sí? Bacán. Pero si empieza a criticar, cambiar mi forma de ser o algo así... entonces no va más. Ojo, esto no quiere decir que no hay que ceder. Claro que sí, quiero ‘ceder’ si no me da angustia ceder, si me da paz y tranquilidad ceder para que tú estés feliz. Pero si ese ceder se me hace pesado porque va en contra de lo que realmente quiero y me hace feliz... entonces ya no.
Hablando de ceder o no, ¿los polos opuestos se atraen?
Claro que se atraen, pero al inicio. Siempre digo este ejemplo: Supongamos que tú eres súper introvertida y te enamoras de una persona super sociable. Al inicio todo es maravilloso porque lo ves como lo que tú querías ser, te deslumbra, te cautiva. Pero al pasar de los años, específicamente de los dos años que es cuando termina la etapa del enamoramiento, ves a tu pareja como alguien real, porque en la etapa del enamoramiento ves a tu pareja con las hormonas por el cielo. Y esas hormonas hacen que saquemos nuestra mejor versión. Pero cuando pasa el tiempo y esas hormonas bajan... vuelven a ser los mismos. Si verdaderamente son polos opuestos, al extremo, tarde o temprano eso trae problemas. Hay un dicho que dice ‘Al final te terminas separando por el motivo que te gustó'.
Hablando del caso de Samantha Batallanos y Jonathan Maicelo, la modelo dijo ‘es la cuarta vez que sucede esto’, según tu experiencia en psicología, ¿por qué muchas mujeres no denuncian a la primera?
Mucha gente dice ‘Ay pero por qué espera tanto para denunciar, le gusta que le peguen’ y por supuesto no es que le gusta que le peguen... es porque probablemente ha desarrollado una dependencia emocional muy fuerte con su pareja.
¿Cómo se va formando la dependencia emocional en relaciones?
Se da por circunstancias de la vida, que viene generalmente desde la infancia. Por ejemplo, si no creciste con papá o mamá; o digamos que sí los tienes presentes, pero se fueron a trabajar fuera y te dejaron en casa de una tía; o de repente trabajaban todo el día y prácticamente viviste sola o con una nana. Esa necesidad de estar con papá o mamá la llevas a las relaciones de pareja cuando eres adulta.
Te aferras a esa persona por más que sea violento...
Necesitas estar con esa persona, que te preste atención y te de cariño. Es parecido al síndrome de Estocolmo. ¿Por qué se enamora si es el malo y maltrata a la víctima? Porque aun cuando te amarra, te maltrata, te da miedo, todo eso, existe un momento donde te da un plato de comida o una manta para que te tapes, etc, entonces la víctima empieza a tomar esos gestos como ‘ese es un buen hombre’ ‘seguro las circunstancias lo llevaron por ese camino, pero él no es así, es bueno conmigo’.
¿Con las relaciones pasa igual?
Exactamente igual. Te golpea, te maltrata, pero de repente un día te sorprende con una fiesta de cumpleaños, un viaje, pero luego haces algo que no le gustó y te tira un puñete. Entonces es igual: me duele, me molesta que me trate mal, pero en el fondo sé que es bueno, mira todo lo que hace por mí.
La necesidad de cariño viene desde niños...
Se arrastra desde la infancia y hoy la quieres cubrir con ese hombre. Pero obviamente no la vas a cubrir porque es muy similar a lo que viviste en la infancia. A veces tengo pacientes que han sufrido violencia de niños y me dicen ‘Pero Laura si yo ya viví esto de niña, ¿por qué me enamoro de alguien que me golpea?’ Porque tu mente lo normalizó. Una persona que nunca ha visto violencia en casa, viene alguien que le quiere pegar y dice qué es eso, ni hablar. Pero si toda la vida he visto eso porque mis papás me pegaban, pero también tenían gestos de amor conmigo, entonces son buenos.
También muchas veces nos creemos ‘salvadoras’, el famoso ‘conmigo cambiará'...
Muchísimas veces y no debe ser así. Una que otra vez y en determinadas situaciones puedes hacerlo, pero no eres la salvadora. El que tiene que ayudarse es él mismo. Nadie cambia si no quiere cambiar.
¿Tú has vivido episodios violentos?
Nunca en la vida un hombre me quiso levantar la mano. Sabes qué pienso, salvo excepciones por su puesto, generalmente el hombre machista o violento busca una víctima sumisa, pasiva, que todo lo soporte, que tenga el autoestima en el piso, porque sabe consciente o inconscientemente que podrá hacer con ella lo que quiera. Va a aguantar.
Y tú no eres así..
Y yo siempre fui medio empoderadita. Entonces seguramente sabían que no llegarían a buen puerto si intentaban algo violento. Felizmente mis parejas han sido buenos, sin esa característica de violencia.
Y si te hubiera pasado, en una lo frenabas...
No tengo ninguna duda que no paro hasta meterlo preso. Definitivamente no paro. No permitiría. Y trato de empoderar a las mujeres para que no permitan eso.
Hablando de los celos, se dice que reflejan inseguridad, ¿realmente es así o hasta cierto punto los celos son permitidos?
A ver, hay un celito normal que todos podemos tener. Si entra una chica guapísima y se le va la mirada, claro que nos va a generar celos, pero ok le dices perdón y luego se ríen y ya. Es parte de cuidar a quien tienes al lado.
¿Y cuando ya excede ese ‘celito normal’?
Pero si ya es algo patológico, que me lleva a hacer locuras, a controlar todo, poner un gps en el celular, que con cualquier persona que habla ya estoy pensando que algo tiene... ese celo si es enfermizo. No solo sufre el celado, sino también el celoso.
¿Por qué se llega a esos celos?
Cuando uno cela, es porque quieres evitar que esa persona se vaya, pero lo que no nos damos cuenta es que cuando más celamos más lo empujamos a que se vaya. Porque nadie quiere que lo controlen. He llegado a escuchar ‘Parece que al perro lo quieres más que a mí'. Ese celo si es destructivo. Y sí o sí van a terminar mal. Ninguna pareja soporta un celo patológico para toda la vida. Un celito normal... bueno no pasa nada.
¿Tú has sido celosa?
De joven fui muy celosa, no celos enfermizos, pero sí celosa. Un millón de veces más celosa que ahora. Ahora no lo soy, prácticamente nada. Rarísimo que pueda pasar. Yo prefiero confiar. Siempre digo un ojo abierto y uno cerrado pero como para ver de qué pie cojea ja,ja,ja. Si es picaflor o no. Yo, por ejemplo, si veo que es picaflor, olvídate, salgo de ahí. Para qué voy a meterme a una relación que después me hará sentir insegura. Los celos ahuyentan.
¿Y tus exparejas eran celosas?
No, creo que no. Mi último esposo era un poquito celoso al principio, pero después ya no. Cuando me conoció ya no. Vio que respetaba la relación. A veces, por ejemplo, cuando una viene de otra relación donde hubo matrimonio e hijos, puede que tenga un poco de celitos al principio... pero después ya no.
¿Cómo así decidiste estudiar Psicología? Ya tenías una trayectoria en tele...
Como mis dos hermanas son psicólogas, siempre fue un tema presente en la casa. Toda la vida me atrajo. Y mira que yo he estudiado derecho, prácticamente toda la carrera, también actuación, pero la psicología siempre estuvo ahí. Un día vi una serie de una psicóloga y así en una dije ‘Ya, listo, voy a estudiar esto’. Luego, hice una especialidad en Terapia Racional Emotiva.
Eres una mujer decidida, ¿cuál es la decisión más difícil que has tomado?
Sí, soy una mujer bastante decidida. Pero a ver, supongo que mis divorcios. Y no por mí, sino por mis hijos.
Te has alejado de la televisión, pero si te llaman para conducir un programa, ¿aceptas o ya no volverías?
Si tiene que ver con psicología, sí. De hecho, tengo una reunión pendiente con una productora para ver un proyecto. Si podemos organizar los tiempos, bacán.
¿Y farándula ya no?
Me encanta ir a los programas de tele, las entrevistas, todo eso me encanta pero cuando voy a hablar de psicología. Pero creo que la televisión como la he visto durante años ya no me atrae mucho, pero sí cuando tengo que hablar de psicología. Además, creo que hay que hablar mucho de eso.
¿Crees que estudiar psicología cambió tu vida?, ¿hay un antes y un después?
Sí, definitivamente. Me ha hecho más segura de mi misma, me ha empoderado, me ha hecho ver los problemas de los demás desde una perspectiva más compasiva. Le agradezco a la vida, a Dios, el día que decidí estudiar psicología. Bueno, mis dos hermanas también son psicólogas, así que algo debe haber por ahí ja,ja,ja. La psicología ha sido magia en mi vida.
Retrocedamos a tu infancia, ¿qué recuerdas de tus papás?, ¿qué lecciones te han dejado para la vida?
De mi papá recuerdo verlo trabajando y trabajando. Es recontra trabajador y creo que salí a él porque todo el mundo dice que soy adicta al trabajo. Pero también recuerdo que a pesar de siempre estar trabajando, venía a almorzar a la casa, nos llevaba y recogía del colegio.
Fue un papá presente a pesar de todo...
Por más que trabajaba un montón fue un papá muy presente.
¿Y que recuerdas de tu mamá?
Mi mamá siempre ha sido la del carácter, la que ponía las reglas, más intensa. Cuando era chica eso me molestaba un poquito pero hoy lo agradezco, porque creo que esos límites nos hicieron tres personas de bien.
¿Ahora sigue igual o es una abuelita querendona?
Ahora ya se ha relajado, olvídate. Yo le digo algo a mi hijo con voz firme y me dice ‘Ayyyyy tranquila, son chicos’. Mira, yo no soy una mamá castigadora, pero tengo que poner límites.
¿Recuerdas alguna anécdota con ella?
Sí, claro, un millón de cosas. Yo de chica era muy enamoradiza, entonces una mamá de por ahí que sé quién fue pero no voy a mandarla al frente ja,ja,ja. Le contó que me vio en el parque de la mano con un chico. Ay no sabes... cuando llegué a la casa empezó a cuestionarme todo, que quién era el chico, que por qué hacía esas cosas, se puso exageradísima al mil por mil.
¿Hoy cómo reaccionaría?
Si hoy me pasara eso con mis hijos, ella diría “Ay pero son chicos, qué crees, que a los 14 años no le va a gustar alguien” ja,ja,ja. Ahora me dice eso porque es abuela.
¿Y tú como mamá eres igual de estricta que ella?
Yo doy amplia libertad a mis hijos porque confían muchísimo en mí. Son amigos. Me dicen cuando van a salir con una chica, pero claro que no van a contarme detalles ja,ja,ja.
¿Cómo pones límites?
Nunca en mi vida los he castigado, ni siquiera una vez. Muchos pensarán “Ayyy, esos chicos deben estar desbandados”, pero no, porque yo he hablado muchísimo con ellos. El más chiquito es más intensito, tiene más carácter, y con él me pongo más fuerte, pongo límites, pero sin necesidad de castigarlos.
La comunicación y la confianza son la clave...
Creo que la comunicación me ha funcionado súper bien. Tienen 19, 16 y 12, así que vamos a ver con el tiempo ja,ja,ja. Nunca quise ser una mamá castigadora, demasiado recta, inflexible, con demasiados límites, siempre converso con ellos.
Están en una edad bastante complicada... empiezan las fiestas y ‘enamoraditas’...
Siempre les hablo del trago desde chiquitos. Caminamos por la calle y vemos a una persona totalmente ebria y les digo “Miren, así se ve una persona cuando toma de más. Además, les explicaré algo... el alcohol mata sus neuronas, quemando el cerebro, cuando sean adultos no van a poder pensar y analizar de la misma manera porque como muchas neuronas han muerto su cerebro no es el mismo”.
Son buenos chicos...
El de 19 hasta ahora no toma ni fuma. El de 17 una que otra vez me dice “mamá, hoy tomé una nadita”. Yo siempre lo recojo o su papá a todas las reuniones. Aunque tiene 17 y recién está despegando. Pero creo que han entendido el mensaje ja,ja,ja. Ahora no sé cómo será con el chiquito, porque es bien intenso, pero también tiene un corazón gigante así que creo que eso lo va a salvar.
Laura, ¿cuál ha sido el momento más difícil que has vivido hasta ahora?
Lo tengo clarísimo. Fue cuando pasé del pueblo a la gran ciudad. Emerson es el pueblito donde yo vivía y en un fenómeno del niño se inundó, lo perdimos todo. De un día para otro tuvimos que mudarnos a Mar del plata, que es la segunda ciudad más grande de Argentina. Entonces yo pasé del pueblo a la gran ciudad en un día porque mis papás me avisaron a último momento. Tenía 15 años cumplidos y no procese la idea. Llegué a una ciudad completamente diferente, empecé en un colegio donde no conocía a nadie. Fue muy duro dejar tu pueblo, con un chico que me había empezado a gustar, mis amigas que hasta ahora lo somos.
Leí que ese episodio marcó tu vida y hasta llegaste a sufrir de depresión...
Fue muy doloroso. Entré en depresión, engordé 20 kilos. No quería hacer nada ni ir a ningún lado. No quería salir de mi casa. Me duró dos años hasta que terminé el colegio y empecé a trabajar. Y bueno la vida continuó. En ese momento fue devastador para mí.
Ni los divorcios dolieron tanto, ¿te costó mucho separarte?
En el consultorio veo mucho de eso también, muchas vienen por duelo de separación porque sienten que no pueden vivir sin esa persona. En lo personal, ni un extremo ni otro. El duelo dura de tres meses a un año. Depende qué tantas ganas le pongas, qué tan empoderada estás, qué tanta confianza te tengas, el buen o mal entorno. Si tienes todo eso, no es caótico.
No es caótico, pero sí hay dolor...
Es triste porque siempre una separación es triste. Así hayas terminado tú, duele porque estamos acostumbrados a la otra persona. Es una cuestión que funciona a nivel químico. Es importante entenderlo así.
Explícanos, por favor...
Cuando tú te enamoras de una persona, esta persona está generando en ti altas dosis de endorfinas, dopamina, las hormonas de la felicidad. Entonces tu cuerpo se acostumbra a esas hormonas y funciona exactamente igual que una droga. Al inicio con la cocaína es full dopamina y luego te mata. Y cuando una relación termina, se llega a tener los mismo síntomas de abstinencia.
Por eso el contacto cero duele tanto...
A un adicto no puedes decirle ‘hoy te drogas con un gramo’, de frente es cero. Por eso todos los psicólogos recomendamos el contacto cero cuando se termina una relación. En estas cosas yo siempre pienso químicamente, hay que saber que tarde o temprano va a pasar. Pero para que eso pase, tienes que hacer contacto cero. Porque un día lo ves, ves su sonrisa, está regio, lindo, y otra vez tu cerebro se llena de dopamina... y tu cuerpo vuelve a acostumbrarse, no te desapegas. Y el desapego es fundamental.
Para cerrar, ¿qué lecciones te está dejando este 2023?
Este año he tenido muchos pacientes y ver cómo llegan (devastados, llorando, que sienten que su vida no tiene sentido) y que poco a poco empiezan a sanar, ven la vida con más optimismo... para mí eso es mágico, me enseña que sí se puede. Pero para lograr eso hay que entender qué te está pasando y ser constante. Si vas a ir a terapia cuando se te antoja, no sirve. Si quieres cambiar algo de tu vida, debes ser constante. La psicología me enseña que sí se puede encontrar color a la vida, sí puedes cambiar, pero tienes que tener compromiso y constancia.
¿Lo primero que te atrapa de un hombre?
Que sea buena persona, sin maldad ni desconfianza en su corazón. Siempre me enamoraron los chicos ‘formalitos’, educados, caballeros y de buen humor. Jamás estaría con alguien que no sonría.
¿Lo más loco que has hecho por amor?
Convivir a los ocho meses de empezar la relación.
¿Crees que los infieles cambian o solo descansan?
Cambian si es que tienen el compromiso de hacerlo, pero un infiel empedernido es muy difícil que cambie.
Tres palabras que te definan...
Emocional, buena y súper archi recontra trabajadora. Muchos dicen que soy adicta al trabajo.
Un sueño cumplido...
Trabajar en televisión. De chiquita siempre decía que estaría en la tele o sería artista.
¿En qué ocasiones mientes?
No soy de mentir, pero a veces sí digo ‘mentiritas’ piadosas para no lastimar a alguien.
¿Tus héroes en la vida real?
Mis padres, porque han sido unos luchadores pese a todo lo que les ha pasado. Mi papá es la persona más trabajadora que conozco. Mi mamá perdió cuatro o cinco embarazos. A pesar de todo eso, jamás se dejaron vencer.
¿Eres impulsiva o piensas antes de hablar?
Por naturaleza soy una persona impulsiva porque soy bastante emocional. Pero gracias a la psicología he cambiado. Sigo siendo impulsiva, pero ya lo controlo.
¿Cómo te describirían tus hijos?
Divertida, compañera, buena, soy muy amiga de mis hijos. Nunca en mi vida los he castigado, todo lo he manejado poniendo límites saludables. Y gracias a Dios son chicos buenos.
Si tuvieras la capacidad de cambiar algo en el mundo, ¿qué sería?
Sería maravilloso, ¿no? La tengo muy clara. Haría que ningún niño del planeta se enfrente a padres violentos y con vicios. Porque los delincuentes, estafadores, asesinos que hoy vemos, generalmente son la consecuencia de una infancia dolorosa.
¿Tienes manías o pequeñas obsesiones?
Soy exigente, me gustan las cosas bien hechas.
¿Qué te gustaría saber del futuro?
Se dice muchísimo que en algún momento descubrirán algo que no te deje envejecer, me gustaría saber si se logró y qué tan lejano está.
¿Cómo celebras Navidad?
Siempre la he vivido con mucha ilusión. La celebro en familia, con el entorno más cercano.
¿Cábalas para Año Nuevo?
Las uvas pidiendo deseos, la ropa interior amarilla, y por muchos años cogía una maleta y daba vuelta a la manzana.
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