Este es el encuentro de dos historias. En un lado está Josimar, con sus casi 30 kilos menos y su voz que es un soneo. Por el otro, Christian Yaipén, dueño de los temas de su género más escuchados en el país. En un mundo en paralelo conviven la salsa y la cumbia, y dos de sus representantes estarán frente a frente en un concierto virtual. Antes de la ‘batalla’, ellos se presentan en el escenario imaginario de Trome para ‘cantar’ sus verdades.
A ver, que se dé una vueltita para verlo bien, ja, ja, ja.
Se baila parecido a la salsa. Con trago encima terminas moviéndote como si fuera reguetón.
Nunca salí a actuar.
Cuando la profesora me quería elegir decía que no y, por si acaso, en esa fecha faltaba.
Campeón en matemáticas, diplomas y medallas.
Destacaba y estaba en el cuadro de méritos, en letras sí era nulo.
Jugué por la selección de mi colegio ‘Túpac Amaru’, en Barrios Altos.
De recogebolas.
Sano, cumplidor y hasta presidente de Apafa.
Depende de donde venga...
Si sale de cobrar sus regalías lo hago con gusto, ja, ja, ja.
La gente de Barrios Altos me conoce, si chocan con él lo estarían haciendo conmigo.
Es buen muchacho, pero con cuidado nomás.
Una vez me pegaron duro.
Estaba en sexto grado y le quité su hamburguesa a un muchacho de tercero de secundaria.
Mi papá me matriculó a practicar ‘Vale todo’.
Le respondo: ‘No jodas, ¿me has invitado a tomar o cantar?’.
Mi esposa hace el marketing de mi empresa y en todo proyecto que haga está conmigo.
Nunca llegar con las manos vacías a casa. Si pasas por una tienda y ves algo, cómprale.
Me di cuenta que su ídolo es Neymar y que lo cuidó como mamá.
Más que un mano a mano, es un diálogo donde ‘Grupo 5’ toca un tema y yo respondo, y así sucesivamente. Es algo nunca visto.
Me han llamado para hacer ‘privaditos’, eso significa exponer a las personas a un contagio. Todos los artistas estamos para cuidar a nuestro público.
En su esquina, un muchacho de anteojos a lo Héctor Lavoe escucha, ríe, suelta sus carcajadas. Respetuoso, bromista, con ese acento norteño que no lo pierde. El líder del ‘Grupo 5’ entra a dar ‘pelea’.
Él me gana.
Tocas la puerta, sale y te atiende con un vestuario, luego regresa y ya está con otro.
‘Con la misma moneda’.
Le vi un saco negro con perlas, espectacular.
Soy malo para eso. Él lo hizo porque le quitó su flaca al compañero, ja, ja, ja.
Lo mío son las letras. Los profesores me aprobaban por saber cantar.
Mi señora está cansada de escucharme, lo mío va por otro lado.
Le compro su heladito que tanto le gusta.
Tenemos fans de todo tipo. Si nos piden estar un momento con ellos, lo hacemos.
Me han pedido, no lo hice por respeto al dolor de la familia.
Acepto, pero solo un ratito, tampoco pretendan que les ofrezca un concierto, ja, ja, ja.
Cuando llenamos el ‘Arena’ de México. Ese día cantamos con el maestro Alberto Barros.
Más aún cuando la cumbia mexicana es diferente a la nuestra.
El primer recuerdo que tengo fue cuando me llevaron al cerro más alto, en el barrio de La Balanza en Comas, y desde ahí se ve todo Lima.
Estaba en México de gira y me dijeron: ‘El diario Trome es el más leído de Hispanoamérica’. Como peruano me llené de orgullo.
En siete meses solo hemos tocado dos veces, es hora de reinventarnos.
Es el comienzo de los trabajos que se vienen con la productora ‘Catorce y Seis’. Todo es muy profesional y de acá no paramos.
Gracias a ustedes, Trome siempre nos apoya y la gente que adquiera sus boletos por entradaya.com, les aseguro que la van a pasar muy bien.
Cada uno con su estilo, con el calor del pueblo que llevan sobre sus espaldas. Con bromas y carcajadas. Los dos parecen coincidir con el genial cuentista Julio Ramón Ribeyro: “Un amigo es alguien que conoce la canción de tu corazón y puede cantarla cuando a ti ya se te ha olvidado la letra”.
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