La noticia de la muerte del diseñador peruano Gerardo Privat ha enlutado al mundo de la moda en todo el mundo. El trujillano perdió la batalla contra el cáncer que lo aquejaba desde hace algunos años. Sin embargo, el polémico artista llevaba peleando otra batalla por varios años.
Se trata de la pelea legal que llevaba con su hermana, María Lucía Privat. Los hermanos llevaban años en disputas, que terminaron de resquebrajar la relación y, antes de su muerte, Gerardo Privat y su hermana no se dirigían la palabra.
Todo comenzó en 2015, cuando Gerardo Privat salió de la rehabilitación a la que había ingresado voluntariamente. El diseñador quiso recuperar su marca y crear los diseños que tanto le gustaba hacer.
Sin embargo, su hermana, que no confiaba en su recuperación, tenía otros planes. Según ella, Gerardo Privat le había cedido su marca, su editorial y sus clientes, antes de ingresar al centro de rehabilitación. Además, su fuerte adicción a la cocaína no le permitía llevar correctamente el desarrollo de la marca.
Paralelamente, Gerardo Privat tenía otra versión de los hechos. Según él, su hermana se aprovechó de su estado y le llevó sedado hasta una notaría, en la que con engaños lo hizo firmar un documento que le regalaba su marca.
Pero eso no es todo, Gerardo Privat también acusó a su hermana de incentivar su adicción. Según el diseñador, María Lucía Privat prefería que él mantuviera su adicción para así poder manipularlo como quisiera.
Incluso la madre de Gerardo y María Lucía Privat se vio arrastrada por la pelea. Al inicio, intentó poner paños fríos a la situación e hizo un llamado a sus hijos para que se reconcilien. Conforme avanzó el tiempo y el problema seguía sin solución, la madre respaldó completamente al diseñador y despotricó contra su hija,
A pesar de los años, la situación no mejoró y Gerardo Privat dejó este mundo llevando una relación resquebrajada con su hermana. Incluso al conocer la noticia de la muerte de su hermano, María Lucía Privat dijo lamentar la situación pero aseguró que prefería "mantenerse al margen". Ahora, de los Privat solo queda el recuerdo del imperio que pudo ser y que la rivalidad entre hermanos destruyó.
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