En su DNI figura el nombre de Juan Ubaldo Huamán Paucarmayta, pero solo sus hijos y amigos lo llaman Juan o Ubaldo. Sin embargo, para todo el Perú, él siempre será el ‘Cholo Cirilo’, el querido personaje, que, con su irreverente personalidad y capacidad para bromear, alegró a las familias peruanas.
Dueño de una labia rebelde supo imponerse en una sociedad que aún miraba con cierto desdén a las personas que llegaban de la sierra a Lima. Pero su historia, antes de ingresar al programa televisivo Trampolín a la Fama, recorrer todo el Perú y realizar giras en el extranjero; inició en su natal Cusco.
Inquieto y socarrón, don Ubaldo creó el personaje del ‘Cholo Cirilo’, que supo ser la voz de las personas marginadas, de muchos de sus paisanos cusqueños y tantos provincianos que llegaban a la capital con miedo. Y fue -digamos- lo que él sintió cuando pisó por primera vez la Plaza San Martín, el Parque Universitario y tantos escenarios que escucharon sus clásicos monólogos.
Hoy, esa etapa humorística es parte de su pasado porque ahora se revela un Ubaldo que viene explorando en el cine. Ya lleva grabando 13 películas y aún tiene energía para seguir rodando más films. Tiene energía – incluso – para emprender un negocio, opinar sobre los cómicos ambulantes y recordar a su gran amigo, ‘El poeta de la calle’. Escuchemos al ‘Tayta Cirilo’.
Don Ubaldo, ¿dónde nació usted?
Soy del mismo Cusco. Soy provinciano, nunca he negado ser provinciano. Mucha gente, cuando viene de Lima, tiene vergüenza de ser provinciano. Apellidan Huamán, llegan a Lima y apellidan Huicman.
¿Qué edad tenía cuando empieza hacer teatro popular en las calles?
Tenía 19 años, ahora tengo 64; ya llevo, dentro del arte, como 40 años.
Don Ubaldo, ¿dónde se formó usted?
Yo estudié en la Escuela Nacional de Arte Escénico de la San Marcos, pero parte de toda mi formación actoral fueron las muestras de teatro peruano en los talleres, que tuve la suerte de recibir de Yuyachkani, Cuatro Tablas, entre otros. Tuve buenos maestros, como: Miguel Rubio, Edgar Guillén, Mario Delgado y llegar a recibir consejos del director italiano Eugenio Barba.
Pocos saben de su etapa como funcionario del Minedu en el Cusco, cuénteme sobre esa etapa de su vida
Yo tuve la oportunidad de trabajar como funcionario en el Ministerio de Educación, y no era lo mío. Entraba a las ocho de la mañana y salía a las cuatro de la tarde por un sueldo mensual. Eso lo ganaba en un domingo o un fin de semana. Yo trabajaba como especialista en el área de teatro y estaba a cargo de unos proyectos para llevar el teatro al campo. El teatro como medio de comunicación para enseñar y hacer algunas obras de teatro con las vivencias de los comuneros.
Usted es conocido por interpretar al famoso personaje del ‘Cholo Cirilo’, ¿en quién se inspiró?
Yo tuve dos fuentes: El maestro Jack Zambrano, que era el director del grupo Amauta, y que, curiosamente, trabajaba el personaje de un cholo pícaro y rebelde. Agarré algo de él y algo de mi papá, que también era bromista y satirizaba.
Ahora cuénteme, ¿dónde empieza hacer sus shows teatrales?
Inicio en la misma Plaza de Armas del Cusco. Tenía un grupo de teatro que se llamaba Yawar Marca, y hacíamos teatro de corte satírico, crítico y social. En mis monólogos, tomaba de referencia algunas obras, como: “El sueño del pongo” de José María Arguedas, el trabajo colectivo “Adiós pueblo de Ayacucho” y otras obras de teatro.
El ‘Cholo Cirilo’ empezaba a volverse popular...
Sí, la gente se divertía. El ‘Cholo Cirilo’ era un personaje gracioso, no era esa imagen del cholo medio sumiso, sino que era un cholo culto y pícaro, que no se dejaba pisar el poncho.
O sea, ya tenían un público que los reconocía
Habíamos tocado techo, y por consejos de personas mayores, que me decían: “Cirilo, ya, anda a Lima, porque acá ya tocaste techo”. Y a parte también mi padre influyó en mi decisión, porque siempre me decía: “Yo creo que ya debes estar conquistando otros espacios”. Y conquistamos la Plaza San Martín, que estaba poblada de payasos y fakiristas.
¿A qué edad viene Lima?
Vine a Lima a la edad de 25 años, pero antes había ido a la capital por otro tema.
¿Cuál? Cuénteme
Me aconsejaban que venga a Lima, y aproveche la oportunidad de haber estado en el Ejército del Perú: Soy licenciado. Mi papá me decía: Ubaldo, ¿por qué no intentas postular a la Guardia Republicana?
Cuénteme sobre esa etapa militar
Antes de venir a Lima, serví a la patria en el Cusco. Estuve en el Ejército entre 1978 y 1979. Recuerdo que ingresé a los 18 años, y salí con el grado de Sargento segundo, un año después. Integré el Batallón de Infantería Caquetá Número 9 del Cusco, ahora creo que se llama la Cuarta Región militar del Cusco.
¿Qué lección conserva de esa época?
La formación y la disciplina, que queda para toda una vida. Recuerdo que me levantaba a las cinco de la mañana, a las seis ya estaba en la ducha y a las siete pasaba por mi rancho. Luego, continuaba con mi servicio hasta anochecer. Dormía a las 9 de la noche en punto, pero todo dependía si estabas de turno o no.
¿Manejaba armas?
Sí, manejaba todo tipo de armamento. Por ejemplo, el FAL, que es el fusil automático liviano.
¿Qué labores realizaba en el cuartel?
Yo estaba afuera del cuartel, en un lugar que era una granja, donde se criaban vacas. Era el responsable de esa área. En mis ratos libres, hacía mis shows en el cuartel para mis compañeros y superiores. Los generales se divertían con mis ocurrencias y, a raíz de esa vivencia, hago el ‘Sargento Cirilo’.
Cuénteme sobre esa experiencia de la Guardia Republicana
Mi papá, me dice: “Estuviste en el ejército y eres artista, pero ¿por qué no postulas a la Guardia Republicana?” Me termina convenciendo, pero, por si acaso, traje mi ropa de cholo. “De repente no me liga en la Guardia Republicana, y sigo haciendo teatro”, pienso.
¿Dónde postula?
Me presenté en el Cuartel Los Cibeles del Rímac, pero cuando revisaron mis papeles figuraba que tenía una sanción administrativa. Resulta que cuando era soldado, tuvimos un levantamiento y eso había quedado en mi hoja de vida. Estaba como rebelde.
¿Por qué se revelaron?
El rancho era pésimo y acordamos todos los sargentos en desobedecer, ese expediente pasó al foro militar. Nos levantamos, como una especie de protesta, y eso en el ejército no se debe hacer. Entonces, cuando postulo a la Guardia Republicana, me dicen: “Usted tiene un problema con el foro militar”. Ya no intenté postular, me dediqué a prepararme más en el teatro. Aproveché que estaba en Lima, y me fui a la Escuela Nacional de Arte Escénico de San Marcos.
Es ahí que descubre la Plaza San Martín
Exacto, siempre indagaba: “Debe haber un sitio donde hagan teatro en la calle”, pensaba. Me decían en la Plaza San Martín, y veía que no había teatro popular de corte campesino, solo había payasos y faquiristas, esos que comen vidrios y botan candela. Entonces, me dije: “Acá, es lo mío”.
¿Qué hizo?
Me fui al Cusco, me preparé con otro compañero y volví a Lima. La primera vez vine con Álvaro Carreño, pero no se quedó. Empecé a desarrollarme solo, luego vinieron otros compañeros, pero tampoco se quedaban, solo estaban dos o tres meses y después se iban.
¿Fue complicado trabajar en la Plaza San Martín?
La Plaza San Martín era la universidad, cualquiera no entraba ahí. Yo tenía mi recorrido, había hecho teatro en Cusco, Juliaca, Puno. Acá tenía que acriollarme, no podía hacer teatro campesino con puro quechua. También trabajé en el Parque Universitario, Plaza de Guadalupe, que está cerca al Palacio de Justicia, Plaza Manco Cápac de La Victoria y varios distritos de Lima.
En ese tiempo, estaban los cómicos ambulantes en la Plaza San Martín, ¿hubo problemas?
Sí, al comienzo no me dejaban trabajar en la Plaza San Martín, yo les decía: “Yo hago teatro”. Entonces, dejaron que trabaje en un espacio alejado de la plaza. En esa época, la Plaza San Martín era una mina.
¿Y qué hacía?
Como yo hacía teatro, gritaba: “Tayta Cirilo” y empecé a llamar la atención de la gente. Venían a mi ruedo, y les gustaba mi trabajo porque veían a un cholo rebelde que se levantaba contra su patrón. Hacía el monólogo del “Sueño del pongo” de José María Arguedas que habla de las injusticias del patrón con el cholo, y la gente se identificaba con el mensaje. Hacía también el personaje del ‘Sargento Cirilo’ y la gente me apoyaba porque, en ese entonces, había el problema de la Guerra del Cenepa con Ecuador.
Con ese éxito, los cómicos ambulantes se habrán molestado
Había una diferencia marcada: Por hambre se pelan papas, por hambre puedes vender caramelos, pero por hambre no puedes hacer arte. Lo mío era arte. Yo no iba a la Plaza San Martín porque me moría de hambre.
¿Recuerda alguno de ellos?
En esa época, estaba ‘Mondonguito’, ‘Cachito’, que trabaja en JB y se presentaba con su hermano ‘Papelito’, ambos eran dos buenos payasos. También estaban ‘Tripita’, ‘Caballo’, ‘Cotito’, ‘Waflerita’. Recuerdo miraban por mi trabajo, pero no me molestaban, había un respeto.
Ellos se hicieron populares en el programa Trampolín a la Fama
Es verdad, pero te voy a contar la historia de los cómicos.
Cuéntemela
El chofer del señor Augusto Ferrando le da la idea para hacer el concurso de los cómicos ambulantes. “Hay buenos cómicos en la Plaza San Martín, invítalos”, decía. Ahí es que nacen los cómicos ambulantes.
¿Quiénes fueron los primeros en presentarse en Trampolín a la Fama?
El primero fue ‘Mondonguito’, después viene ‘Tripita’ y el tercero fui yo. Recuerdo que a mí me decían: “Cirilo, ¿por qué no vas al programa? Tu personaje es gracioso”. Pero yo hago teatro, contestaba.
O sea, ¿usted no quería ir a Trampolín a la Fama?
No, el chofer de Ferrando me insistía y hasta los cómicos ambulantes me decían: “Anda, pe’”. Al final, decido ir al programa y cuando llego al canal había una colaza. Yo estaba caracterizado como el personaje del ‘Cholo Cirilo’ y sabía que tenía que ganarle el vivo al señor Augusto Ferrando. Cuando me toca mi turno, escucho que el señor Ferrando dice: “Qué pase el siguiente”.
Y entonces…
¿Cómo que pase el siguiente, señor?, le respondo a Ferrando. Estoy sufriendo para llegar acá, primero, en la Plaza San Martín, pregunto al guardia: “¿Conoces a Augusto Ferrando?” El guardia me responde: Estas buscando a Augusto Ferrando, yo también estoy buscando mi comisaría, ¡no jodas! Empezó a reírse Ferrando. Para venir acá, agarré mi Enatru y escucho que al chofer le dicen: Baja Salaverry, baja Aramburu, baja Benavides, baja Ricardo Palma. Entonces, yo dije: “Acá dan nombre y apellido y al toque digo: Baja Cirilo Quispe Mamani”, y Ferrando estalla en carcajadas y pregunta: “¿De dónde han sacado este cholo atrevido”? Y quedé en el programa.
¿Cómo era Augusto Ferrando?
Mucha gente habla mal de él, que no pagaba y otras cosas. Él te daba premios. Era una buena persona, de repente, no tuvo suerte con sus hijos, pero con sus actores, al menos, conmigo; no. Si te daba 100 o 200 dólares, te los daba. Si se portaba bien.
Volviendo al tema del programa Trampolín a la fama, ¿al inicio se presenta solo, entonces?
Me presentaba con mi compañero, que hacía de militar. Él, en ese tiempo, estudiaba derecho y ahora es juez. Hacíamos algunas cositas que podrían resultar graciosas para la televisión, y ahí es cuando me prueban con mi amigo Marco Alfredo Vidal, el ‘Poeta de la calle’.
El poeta era muy culto, ¿no?
Sí, él poeta llegó ganar un premio de poesía en Cuba. Marco era de Chimbote y fue cadete de la Escuela Militar de Chorrillos y sus promociones llegaron a ser generales y ministros, incluso, uno de ellos murió en la Operación Chavín de Huántar: Juan Valer Sandoval.
¿Cómo conoció al recordado ‘Poeta de la calle’?
Recuerdo que el poeta llegó a la Plaza San Martín y los cómicos lo botaban porque él hacía arte y a ellos no les gustaba porque era frontal y decía al público: “¿Qué hacen mirando a ese payaso que te menta la madre? ¿Qué hacen mirando a ese faquirista que come vidrio? Acércate acá, y aprende de Neruda, Chocano, Bécquer, Vallejo. Acá vas a aprender de cultura”, eso no les gustaba a los cómicos. El poeta era muy culto. Con él, podías hablar de cultura y otros temas, pero con los otros, solo podías hablar de tragos.
¿No lo dejaban trabajar?
No, no lo dejaban trabajar, entonces, yo me acerco y le digo: “Poeta, tienes una semejanza con mi arte, trabajemos juntos”. Así que, durante el intermedio de mi show, entraba el poeta, mientras yo descansaba y él hacía su trabajo. Ahí empezamos a comulgar y nace el ‘Cholo Cirilo’ y el ‘Poeta de la calle’.
Él también participó en Trampolín a la Fama
Cuando llevan al poeta al programa, Ferrando con buen ojo, sugiere: ¿Por qué no trabajan juntos? Junta al ‘Cholo Cirilo’ y al ‘Poeta de la calle’, por primera vez en la televisión. Y en la televisión pintamos. El señor Ferrando no sabía que los dos trabajábamos en la Plaza San Martín.
Son recordados sus famosos monólogos
Claro, él hablaba de la vida del expresidente Juan Velasco Alvarado y hacía la comparación del blanco y el negro. Había un mano a mano, entre el criollo y el cholo, y nos dábamos duro. Así estuvimos 13 años.
Tuvieron mucho éxito
Recuerdo que con el poeta grabamos los primeros casetes para una productora y eso fue un boom. Los casetes se comercializan en Mesa Redonda, Mercado Central y en las esquinas del Centro de Lima, fue un fenómeno. Grabamos cinco casetes, la verdad, no sé cuántos habrá vendido el productor, pero esos casetes volaban. Fuimos los primeros cómicos de la calle en grabar porque antes uno escuchaba a los comediantes Néstor Quintero, Chalo Reyes, Miguelito Barraza. Después, el poeta y yo grabamos para VHS y Betamax. Recorrimos todo Lima, después de los casetes todo el Perú.
Lamentablemente, el ‘Poeta de la calle’ falleció muy joven
Murió a los 48 a causa del cáncer, se dio cuenta cuando la enfermedad ya estaba muy avanzada y había hecho metástasis. Si estuviera vivo, nadie nos pararía. No hay otro como el poeta; a ese nivel, no. Ahora intento trabajar con Koki, que hace el mismo personaje, pero es otra cosa; es otro matiz.
El humor ha cambiado, ahora hay programas humorísticos que apelan a los bailes y groserías
Con esto de las redes sociales, los cómicos ambulantes lo tienen ahora más fácil porque hacen musicales o se visten de mujeres. Respeto eso, pero los extremos, creo, que no son necesarios. Antes tenías que hacer monólogos, y para llegar donde yo estoy se necesita disciplina y metodismo. Yo tomé el teatro de la calle como tránsito, no para quedarme hasta mi vejez.
¿Qué opina de las actrices cómicas trans Dayanita y Milechi?
Respeto sus opciones, pero el arte tiene que trascender en la historia, y no hacer reír por reír. Tiene que haber mensaje, eso es lo que hace el ‘Cholo Cirilo’. El ‘Cholo Cirilo’ no ha sido un contador de chistes, él te hablaba de cultura, historia y filosofía. Ahora todo son musicales, será una moda pero no trascenderá en la historia.
¿Ha visto La Casa de la Comedia?
Sí, he visto ese programa, para las redes sociales es aceptable. Te permite improvisar, subir o bajar el tono. Pero en la televisión no funciona, mira lo que pasa con el Jirón del Humor, hay 3 y 4 puntos de rating. No puedes hacer un programa en torno a una persona, alrededor del ‘Chino’ Risas o ‘Cachay’. Risas y Salsa funcionó porque era un equipo, Risas de América funcionó porque era un equipo, JB funciona porque es un equipo; todos tienen su lugar.
¿Cuál es el problema del Jirón del Humor?
No hay creatividad, de lejos, la Casa de la Comedia se lo lleva sin tener toda esa infraestructura. Yo he estado en cuatro oportunidades en la Casa de la Comedia. Siempre he marcado mi diferencia. Puedo compartir con Dayana o Milechi, pero hasta ahí nomás. Más allá de otras cosas, no; no va conmigo.
Cambiando de tema, ¿cuántas películas ha grabado?
He grabado entre 12 y 14 películas. Ahora último terminamos de rodar la película ‘Santidad’, también grabé Madeinusa, Lima 13, Retablo, Willaq pirqa, entre otros. La semana que viene estaré haciendo una escena en la película Vivo o muerto sobre la vida de Alan García, y de ahí hay la posibilidad de viajar a Ecuador para grabar la película El chamán.
¿Ha ganado algún premio por sus actuaciones?
Aún no, pero este año debe tocarme con el personaje que hice para la película Santidad, personaje que les va a encantar.
Algunas películas, donde ha participado pueden verse en las plataformas de Netflix, Amazon Prime, imagino que eso debe enorgullecerlo
Cuando el sacrificio está en la base, el éxito está en la cumbre. Perseverancia, constancia, sacrifico, voluntad y optimismo son los elementos que te llevan al éxito. No cae nada del cielo, todo cuesta.
Después de varios años participando en programas de comedia y grabando películas, ¿qué reflexión se le viene a la mente?
En YouTube, veo que el ‘Cholo Cirilo’ ha dejado escuela. Detrás de mí, han aparecido un montón de cholos. Me siento orgulloso y considera al ‘Cholo Cirilo’ como el papá de los cholos. Apareció el ‘Cholo Víctor’, ‘Cholo Arcadio’, ‘Cholo Cibernético’, un montón de cholos. La misma gente, dice: “Está imitando a Cirilo”. Es mi sello.
¿Alguna reflexión sobre los cómicos ambulantes?
Voy a la Alameda Chabuca Granda, porque vivo cerca. Al mes, me daré un saltito. Pero es sentirme un poco melancólico, y decir: “Han pasado 50 años, y siguen en la calle”. Reflexiono y digo: “Ellos se sienten orgullos que sus hijos son la nueva generación de cómicos ambulantes, yo debo sentirme orgulloso cuando mi hijo sea un abogado, ingeniero o actor egresado de escuela”, pienso. Por ejemplo, mi hija está por terminar su carrera actoral en la Escuela Nacional de Arte Dramático. Estudia teatro y pedagogía, mi otro hijo estudia Ingeniería de Sistemas y juega en la reserva de Cienciano del Cusco, mi otro hijo es administrador de negocios y mi hija mayor es doctora en geriatría y vive en Alemania. Y te digo algo más.
Cuénteme
En mi época, nosotros pasábamos la gorra. Por un buen trabajo, la gente paga. No es necesario vender turrones o dulces para que te paguen, es lo que hacen hoy en día los cómicos ambulantes. A cambio de su trabajo tienen que vender turrones. En mi arte, no. Yo pasaba la gorra o pedía a 200 personas que paguen cinco soles, y la gente daba.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Este año, vamos a trabajar en un proyecto para hacer un programa cómico con un poco de quechua para el Canal 7. Otro de mis deseos es volver al Cusco y hacer un programa cómico que se llame Ajahuasi, que significa picantería en castellano. En esta picantería siempre comulga un profesor y un trabajador, la idea es hacer una comedia.
Cuénteme sobre su emprendimiento
Con la cebichería Wayki, ya vamos para los tres años. Y estamos queriendo emprendedor con más Waykis en otras galerías. Estamos ubicados en la galería El Progreso, en la cuadra 5 de la Av. Argentina.
En todos estos años como artista, ¿recuerda alguna anécdota?
Hay millones de anécdotas, pero conservo una en especial. Durante mi viaje a Europa, visité la tumba de César Vallejo en París. Llegar a la tumba de César Vallejo y ver a un peruano ilustre en lo que es la poesía, es maravilloso. Recité unos versos y dejé unas hojas de coca en su tumba.
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