Una historia de éxito. Ángel Ríos viene de una humilde familia de 13 hermanos. Sus padres se dedicaban a la chacra y a duras penas podían mantenerlos, es así que uno por uno fueron dejando su entrañable Palpa para venir a la capital a trabajar. Fue ‘jalador’ y ambulante de ropa en el ‘Mercado Central’. Al tiempo, con algunos ahorros y en unión de sus familiares, empezaron a elaborar prendas para niños que se vendían muy bien. Hoy, ‘Miguelito’ tiene 25 tiendas a nivel nacional, viajan a China para traer nuevas tendencias y buscan seguir creciendo en el mercado. Él contestó a nuestras preguntas en .

¿Qué lo motivó a dejar su tierra y venir a la capital?

En provincia hay mucha pobreza. Mis padres no podían sostener a los hermanos menores, comenzamos a venir a Lima a raíz de que no había trabajo...

¿Cómo hacían para mantenerse?

Mi hermano Bernabé trabajaba distribuyendo huevos en Chorrillos, mi hermana Victoria era empleada en Surquillo y, poco a poco, empezamos a darnos la idea de cómo hacer para ganar dinero, porque no alcanzaba. Al inicio fuimos ‘jaladores’ en el ‘Mercado Central’.

¿Estudió en la universidad?

Sí, pero no llegué a terminar mi carrera de Economía, trabajaba en la mañana y tarde, y estudiaba de noche, ahora con la empresa me he preparado con diplomados.

¿Qué recuerdos de sus inicios?

Como éramos ambulantes, después de ‘jaladores’, teníamos la curiosidad de confeccionar, escogíamos una prenda, la descosíamos, planchábamos y rehacíamos, es así como aprendimos.

¿Cuánto fue su capital inicial?

Recuerdo que nos alcanzaba para comprar media docena de las prenditas más cómodas, vendíamos durante el día y luego renovábamos. Siempre fuimos los primeros en llegar y los últimos en irnos del ‘Mercado Central’. En campañas de 28 de julio o Navidad nos quedábamos hasta la medianoche y eso era la diferencia.

¿Qué situación difícil recuerda de su trabajo como ambulante?

Trabajar en la calle hasta altas horas de la noche sin comer, tener a mi familia lejos, fue un aprendizaje que nos sirvió mucho.

¿Cómo es que deciden formalizar?

Pensamos en crear nuestra propia marca. La primera tienda fue en el jirón Junín, ahora estamos en centros comerciales, ‘Gamarra’ y provincias.

¿Cuántas tiendas tiene?

25 tiendas a nivel nacional.

¿De dónde nació ese espíritu emprendedor?

Fue la necesidad, supimos trascender. Hemos sido ‘jaladores’, ambulantes, costureros, vendedores en mostrador.

¿Por qué ropa de niño?

Porque empezamos así, ahora pensamos en una tienda para adultos.

¿Y a qué se debe ‘Miguelito’?

Todos decidimos que lleve el nombre de mi hijo, que nació justo en el momento que iniciamos el negocio.

¿Por qué es importante ser formal?


Porque contamos con una marca con garantía, tenemos una certificación internacional, somos la primera empresa de ropa para niños.

¿Qué lección rescata de lo vivido en su empresa?

En el ‘fujishock’ (al comienzo del gobierno de Alberto Fujimori en los años 90) no vendimos ni una sola prenda durante un mes, los cinco hermanos tuvimos que salir a ser ambulantes de nuevo, fuimos a provincia con nuestras bolsas, la unidad familiar hizo el éxito.

¿Cómo les va ahora con la economía que está algo ‘fría’?

No tan bien, es el rubro más golpeado, tratamos de sobrevivir, buscando innovar para salir de esto.

¿Cree que el gobierno ayuda a los pequeños empresarios?

No vemos que haya reacción a las necesidades de las micro y pequeñas empresas, no hay un apoyo.

¿Qué es lo mejor que se le puede ofrecer al cliente?

El buen servicio y un producto de calidad.

¿Algún consejo para los emprendedores?

Nunca tengan miedo, no es necesario tener dinero para hacer empresa, sean disciplinados, deben tener una cultura del ahorro, hay que atreverse porque la juventud tiene mucho para dar.

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