Cuando hablan de carnes y parrillas, a muchos se les viene a la mente los más conocidos ‘tigres’ del fogón. Pese a ello, hace algunos años apareció en escena Carolina Uechi del restaurante ‘Kilo’, quien junto a su socia Mariela Yamashiro han impuesto sus raíces orientales para darle un toque especial a sus presentaciones. Hoy las buscan de todos lados, sus ventas se incrementan cada mes y se irán por su segundo local. Aquí la historia.
Carolina, te conocí hace varios años en un restaurante del centro de Lima, ¿qué rescatas de esa experiencia?
Todo, empezamos como un negocio familiar, mis socios eran mi tío, mi tía y mi papá, esto hizo que nos conociéramos más y tener lazos fuertes. En el tema del negocio, aprendí que no debo estar en un local con un horario reducido (era de 8 de la mañana a 3 de la tarde), de lunes a viernes, sino en una zona residencial, comercial y financiera.
Los emprendedores tienen altas y bajas, ¿qué tan importante es hacer un estudio de mercado antes de lanzarse?
Todo, porque eso te ayuda a minimizar los riesgos...
¿Fue complicado al inicio?
Sufrimos el primer año, fue el más duro, nos decíamos cómo íbamos a hacer para pagar las planillas y a los proveedores, pusimos todo lo que teníamos y nos endeudamos, ahora recién estamos viendo los frutos. Respiramos felices.
¿Cómo fue que decides estudiar gastronomía?
Es muy emocionante, a los 18 años estudiaba administración y salí embarazada, sentí que se me vino el mundo y abandoné la universidad. Sentía que le había fallado a mi papá porque el cuidó de nosotros luego que mi mamá murió cuando yo tenía 15 años. Me encerraba en mi cuarto, pero cuando nació mi hijo mi padre fue el más amoroso del mundo, y me dijo que la llegada de Yayo no fue de casualidad, sino que mi mamá había enviado a este ‘angelito’ para devolvernos la alegría. Desde ese entonces todo fue alegría y mi padre me dijo que debía estudiar, así que opté por cocina pensando que sería fácil.
¿Cómo nace ‘Kilo’?
Antes había trabajado en restaurantes de carnes y parrillas y veía que los dueños eran hombres y ese ‘bichito’ me impulsó a querer hacer algo y me enamoré. Con Mariela pensamos en llevar esa pasión en un negocio más grande para competir con los ‘tigres’.
En Lima existen varios restaurantes de carnes, ¿en qué se diferencian ustedes?
Son dos mujeres que llevan todos los detalles a la mesa, platos, espacio; además, llevamos lo oriental a la carta con tres platos, como el chanchito Hoisin a baja temperatura de 48 horas en sake. Es la vedette o la ‘malcriada’ (risas) que nos hizo posicionarnos.
¿Por qué le pusieron ese nombre?
Lo hicimos con la agencia. ‘Kilo’ se relaciona con el peso de las carnes, es un nombre fácil de recordar, y en marketing las palabras que empiezan con K tienen buena vibra.
Eres la única mujer que está al frente de la parrilla. ¿Cómo te ha ido?
Cuando mi socia y yo fuimos a tocar puertas, muchas se cerraron. Pienso que porque éramos mujeres nadie se imaginaba que podíamos sacar adelante un restaurante de carnes, pero salimos adelante solas y ahora todos nos buscan.
Ahora que estamos en plena Copa América, ¿qué tips le puedes dar a las personas que quieren hacer sus parrillas?
Primero es tener un producto de calidad, colocar la carne sobre un calor intenso hasta que se haga una costra que mantendrá los sabores dentro. Luego bajar la intensidad, cocinar lento hasta tener el término que deseen y solo usar sal.
Gaston Acurio vino a comer a tu restaurante. ¿Cómo fue esa experiencia?
Vino un par de veces, es el sueño de todo cocinero que Gastón te visite. La primera vez que vino fue como a las 6 y 30 de la tarde y yo me había ido a hacer cardio al gimnasio, y me llaman para decirme: ‘chef, tienes que volar’. Y dije: ‘pero por qué si estoy haciendo cardio’, y me responden: ‘es que Gastón ha venido’. Salí corriendo y me metí a la cocina para hacer su pedido, fue ‘paja’ que te visite el ‘men’.
¿Y te dio algún consejo?
Sí, nosotros teníamos el chorizo casi precocido para no demorar la entrega, pero Gastón nos recomendó que era mejor que el cliente espere 20 minutos para que coma algo rico y jugoso.
¿A qué aspiras?
Estamos viendo otro local más, sentimos que este año nos hemos posicionado y crecemos de manera constante.
¿Qué frase te repites constantemente?
Hay que ser fiel a uno mismo, a tu identidad.