Tres hermanos fabrican casacas y por la venta de una donan otra para los niños
Tres hermanos fabrican casacas y por la venta de una donan otra para los niños

| Los hermanos Juanca, Ian y Patrick Sznak, amantes de los deportes al aire libre, llegaron a un pueblito del Cusco donde quedaron sorprendidos al ver a una niña que se abrigaba con una chompita en medio de un frío bajo cero. Aunque parezca mentira, así nació la idea de crear ‘Höség’, un negocio con ayuda social, pues con la compra de una casaca se dona otra a un menor que vive en zonas heladas del país. Juanca nos cuenta este gran emprendimiento.

Ustedes empezaron en el 2013 haciendo casacas para ayudar, ¿cómo se inició todo esto?
En un viaje a la comunidad Pachaj-Sutoc, en la quebrada de Pumahuanca, en Urubamba, le pregunté a una niña si no tenía frío. Yo estaba preparado con mis casacas y ella con una chompita, y me dijo que ahí, entre las 5 de la tarde y las 7 de la mañana es invierno. Decidimos armar un propósito temporal para mejorar la calidad de vida de los niños sin saber cómo. Leí un libro del fundador de Toms que hablaba del modelo de negocio de compra uno y dona uno, me pareció extraordinario. Hicimos un piloto, pedí un préstamo al banco, hicimos cerca de 300 casacas solidarias.

Este es un emprendimiento en el que aprendieron a hacer todo desde cero...
Creía que hacer ropa era fácil, pero es alucinante lo que uno debe saber, negociar con China a la 1 de la madrugada en un inglés que no es inglés, fue un proceso de aprendizaje duro.

¿Con cuánto capital empezaron?
Con un préstamo personal de 12 mil dólares para la primera colección de casacas solidarias, la gran parte del dinero se fue en abogados para constituir la empresa. Salvador Falcón nos ayudó a armar un plan de negocios para levantar fondos, es ahora un cofundador, con él logramos dar el siguiente paso.

¿Qué estudiaron ustedes?
Soy arquitecto, Ian es comunicador y Patrick es ingeniero, ninguno sabía sobre este trabajo.

¿A cuántos niños han abrigado a la fecha?
Cerca de 9,500, ahora superamos los 10 mil en más de 85 comunidades.

¿Dónde venden sus productos?
Estamos en Larcomar, el Jockey, Westin, hotel Selina, siete puntos en el Cusco, dos en Arequipa y también dentro del aeropuerto.

¿Cómo es un día a día en la empresa?
Es atender tiendas, ver pedidos, verificar la calidad, las ventas corporativas, postear en redes, responder correos, aceptar invitaciones a charlas. 

¿Qué es ‘Höség’ para ti?
Una marca que además de ser de buena calidad, es buena de corazón. Queremos esparcir calor humano para que los niños de arriba se sientan abrigados. Somos tres hermanos y uno putativo que han hecho un negocio que los abriga.

¿Se sienten competitivos?
Somos súper competitivos con marcas que son un modelo a seguir como La Patagonia, Columbia y tantas que hay.

¿Hay apoyo del Estado?
Somos una marca joven que ha destinado ayuda con más de 100 mil dólares y no tenemos ni un beneficio tributario, las casacas solidarias van con el IGV y con rentas. Aceptamos que vamos a ganar menos, pero darle trabajo a comunidades es utilidad, al igual que abrigar a un niño.

¿La demanda de las casacas es solo por invierno o todo el año?
Es bien estacional, bajamos las ventas en verano, por eso buscamos el hemisferio norte para compensar.

¿A dónde han llevado sus productos?
A Marruecos, la India, Alemania, Inglaterra, Canadá, Rusia, Argentina, Chile. La vez pasada estuve en el aeropuerto de Chile y vi una casaca ‘Höség’ que me pareció bravazo.

Tus casacas son de muy buena calidad y acabados. ¿Qué tan accesibles son para el mercado?
La calidad ha sido muy importante, en cuanto a lo accesible, somos competitivos, una marca de la competencia está en mil soles, nosotros en la mitad, pero somos dos casacas porque abrigas a un niño.

¿Es rentable?
Sí. Es una empresa rentable.

Juanca, tu dejaste todo por este emprendimiento.
Sí, renuncié a mi trabajo para meterme a esto por completo, lo conversé con mi mujer, vendí mi departamento, invertí mis ahorros en ‘Höség’.

¿Por qué el nombre?
Significa calor, en húngaro. Mi abuelo era de Hungría, escapó de la guerra y llegó a Argentina, nació mi papá y mi apellido llegó a Perú. Queríamos que nos ayude a identificar la raíz.

¿Qué error no cometerías otra vez?
Aprender a decir que no, pero no me quejo de mis errores, tienen que existir, hay que reconocer que necesitamos ayuda, aceptar que son errores. Todos somos generales después de la guerra. 

¿Qué le dirías a los jóvenes que buscan emprender?
Que emprendan ya, aprovechen sus energías, que vayan a las charlas, cuánto me hubiese gustado escuchar casos en la universidad. Emprendí con 38 años, con dos hijos y con una hipoteca. Siendo jóvenes no hay tanta responsabilidad, el país necesita de ideas y gestiones.

TIPS

Acéptense vulnerables, que no lo sabes todo.

Busquen cofundadores, gente que tenga visión y que complemente lo que saben.

Asesórense legalmente de cómo constituir su empresa, entender la parte contable o cómo trabajar con los vendedores, de lo contrario será un tortazo en la cara si no lo hacen.

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