Antonino Carmona fue un ‘mil oficios’ cuando era joven. Trabajó como chofer de su tío y también en un casino. Estudió Administración de Empresas en IPAE y, al no encontrar un trabajo en su profesión, terminó reparando computadoras, actividad que le permitió a conocer muchos clientes. Sufrió dos robos fuertes, en los que perdió toda su mercadería, por lo que tuvo que empezar de cero. Hoy, su empresa ‘Anku’, de instalación de cámaras de seguridad, tiene veinte años en el mercado, cuenta con tres locales en CompuPalace y su sueño es expandirse a nivel nacional. Conoce su historia en Emprende Trome.
Usted empezó reparando computadoras a domicilio, ¿qué fue lo más difícil al inicio?
Estaba en una empresa donde no tenía buena remuneración y busqué independizarme. Lo difícil para mí fue captar clientes, tuve que hacer un trabajo de hormiga, hacer volantes diciendo que daba servicio de reparación a domicilio.
¿Cómo es que de computadoras salta al rubro de cámaras de vigilancia?
Le dije a mi esposa que estaba cansado de ser técnico, que quería lograr en la vida algo más importante. Por eso, armé un plan de trabajo. Yo vendía computadoras, tenía clientes potenciales, luego busqué socios estratégicos, fui hasta donde el periodista Federico Salazar y otros, a quienes les dije que quería ir a China para ver qué podía importar. Cuando llegué al Perú, vi que los márgenes de ganancia eran muy pequeños, y que la Sunat y Aduanas eran un problema muy grande. Federico Salazar tenía una kit de cámaras, me preguntó si podía instalarlo y noté que no era muy difícil. Fue así que se me ocurrió la idea de traer cámaras…
¿Es verdad que cuando todo le iba bien le robaron su mercadería?
Me robaron como 40 mil dólares en productos, me vaciaron la oficina. Tuve que reducir costos, me mudé a una oficina más chica, mi esposa cayó enferma y trabajé solo. También tuve otro robo de 10 mil dólares, se llevaron mi camioneta con toda la mercancía. El padre de Federico, Arturo Salazar, me dijo que así como llegan las ‘vacas flacas’, vienen las ‘vacas gordas’, y que debía estar preparado. Fui constante, seguí batallando y empecé a crecer.
¿De dónde cree que nace su espíritu emprendedor?
Tengo a una gran persona, mi madre, quien es una luchadora de toda la vida. Además, tengo una gran familia, una gran mujer, fuerte. Ellos son mi mayor fortaleza.
¿Con cuánta inversión se inició?
Con unos 10 mil dólares, con los que solventé mis viajes; después 40 mil dólares que se fueron al agua.
¿Qué tan importante es la atención al cliente en su negocio?
He tenido la oportunidad de viajar fuera del país y vi en los países desarrollados que el servicio postventa, la garantía y atención al cliente son importantes. Para mí, el cliente es fundamental, es el que solventa el pago y el gasto de todo el personal que manejo.
¿Cuál es su público objetivo?
Tengo clientes que tienen desde un puesto pequeño hasta una gran empresa.
¿Cuántas personas trabajan para usted?
Veinte personas.
¿Qué características tiene una empresa familiar como la suya?
Aquí trabaja mi esposa, dos hermanos y mi cuñada. Mucho tiene que ver el hecho de ser consciente de que esto es un trabajo: el trato es de un jefe a un empleador.
¿De dónde trae sus productos?
Hace tiempo importaba, ahora ya no, he ganado seriedad y confianza de empresas grandes. Desde hace un año y medio compro localmente.
Cuando ustedes ingresaron al mercado, no había mucha competencia. ¿Qué hacen ahora para mantenerse?
Siempre le damos al cliente la mejor solución y en el menor tiempo. Tenemos movilidades que los visitan, mis técnicos están capacitados en las marcas, nosotros somos los líderes.
¿En qué etapa está su empresa?
Me marqué tres etapas: consolidarme como grande, manejar una fuerza de ventas y un personal técnico capacitado, y expandirme a nivel nacional.
¿A dónde quiere llegar?
No tengo límites.
¿Es caro instalar un sistema de cámaras de seguridad para el hogar?
No es caro, depende de la asesoría, podemos recomendar equipos que estén al alcance del cliente.
¿Qué errores no volvería a cometer?
No llevar una contabilidad ordenada. También, no llegar al empleado, pues ellos pasan gran parte del tiempo aquí, influye cómo ellos se sientan, cómo trabajan... Creo que el factor humano no puede fallar, y precisamente estamos mejorando en esos temas.