Don Freddy: "El negocio es como el mar, la marea baja  y sube".
Don Freddy: "El negocio es como el mar, la marea baja y sube".

Doña Sonia y don Freddy se enamoraron desde muy jóvenes, ella ayudaba a su madre en la cocina en el puestito que tenía en Chorrillos, y él cautivado por la hija, decidió trabajar limpiando botes hasta convertirse en un pujante pescador. La buena sazón de doña Sonia la motivó a abrir un con tres mesitas en su pequeño terreno y, a pesar de la negativa de su esposo Freddy, el proyecto se concretó. La gente se fue pasando la voz y, con el tiempo, al lugar llegaron hasta embajadores y presidentes de la Republica a probar los sabrosos platos. te presenta su historia.

Usted es pescador y era quien abastecía de pescados y mariscos al puestito de la mamá de Sonia, cuéntenos cómo se conocieron…

De chico bajaba a bañarme a la playa de Chorrillos y para buscarme la vida sacaba peces a los pescadores veteranos, entre ellos estaban los hermanos de mi suegra, es ahí donde conocí a Sonia, me enamoré de ella. Empecé a trabajar con sus tíos, lavaba los botes, fui ayudante, después marinero y capitán de mi bote. Su mamá tenía un puesto en la playa y daba desayunos y almuerzos a los pescadores. Luego me uní a Sonia, vivíamos junto a la virgen, en la falda del cerro.

¿Y cómo nace la idea de poner un restaurante?

Me casé y llegaron los niños, mi suegra falleció y compramos un terrenito con nuestros ahorros, mi esposa me dijo que iba a poner una cebichería, yo no quería porque había buena pesca y tenía miedo que se llene de borrachos, pero tuvimos gran acogida.

¿Es verdad que hacían largas colas para poder degustar sus platos?

En ese entonces, los socios del Regatas no habían ganado la playa para su estacionamiento, y la gente aparcaba en mi callecita, es así que venían a probar la comida y quedaban encantados, hacían largas colas y hasta venían de noche para pedir reservas.

¿En qué año abrieron el local?

En 1979.

¿Qué recuerdos tiene de los primeros clientes?

Cuando venía de pescar veía a gente ‘pituca’, solo comían filetes, pero les enseñé a comer pescado entero, y eso pedían en sus siguientes visitas.

¿Con qué platos empezaron?

El cebiche, pescados enteros, tiradito, chorrillana, pescado a lo macho, comidas que preparábamos en alta mar.

Como buen pescador, ¿su alimentación fue a punta de frutos marinos?


¡Claro! Antes los pescadores veteranos salían y se quedaban en la isla, comíamos pescado mañana, tarde y noche, más que los lobos marinos.

¿Qué personajes ilustres los han visitado?

El presidente Fernando Belaunde Terry, Gastón, Ferran Adriá, Miguel Bosé, varios presidentes, muchos embajadores de distintos países, jugadores de fútbol, cantantes.

¿Qué fue lo más difícil al iniciar este negocio?

Cuando mi esposa quiso poner la cebichería y el alcalde no quería darnos licencia, nos dijeron que trabajemos con la puerta cerrada, y hasta el día de hoy lo mantenemos así.

¿Cuál es su rutina ahora?

Me levanto de madrugada, Sonia me llama la atención del porqué me despierto tan temprano, ando desde las 4 de la madrugada, vengo al restaurante y de ahí voy a la playa.

¿De dónde traen los pescados?

Ahora los traemos de las islas.

Usted habla de la abundancia que había en el tiempo que fue pescador, ¿cómo ve ahora la pesca?

Antes había cantidad de pescados, pero la depredación aumentó, hay más contaminación, el hombre arrojó cemento al mar para hacer edificaciones y eso tapó los criaderos de pozos de peces en la costa.

¿Cuál es el plato que piden más los extranjeros?


El cebiche, es el clásico.

¿ Ahora quién ha tomado la batuta del negocio?

Mis tres hijos.

Con todo el éxito que han tenido, ¿por qué no han abierto más locales?

No ambicionamos eso, este es nuestro palacio, la esencia se tiene que mantener acá.

¿En qué se diferencia su restaurante con otros?

Así como nació, así lo mantengo, este es casa de pescador, la historia de Sonia la valoro mucho, batalló duro para sacar adelante esto.

Con toda la experiencia que tiene, ¿qué les diría a los jóvenes que desean poner un negocio?

Para cualquier negocio se necesita tener aspiración, algunos creen que las cosas son bonitas y fáciles, aquí hay que estar parado horas picando, limpiando, hay productos que escasean y se necesita ver alternativas, es complicado.

La economía que está un poco fría, ¿les ha afectado?

Con el favor de Dios, no. El negocio lo considero como el mar, hay momentos en que la marea baja y sube, a veces vienen todos en un mismo día, a veces son antojados y quieren un pescado especial y les digo que el mar no es una tienda y eso es lo que hay.

¿Qué pediría a las autoridades para preservar las especies?

Debe haber reglas porque matan a muchas crías, principalmente los barcos rastreros, los pescadores artesanos se contentan con la voluntad de Dios.

¿Cómo les cambió la vida tener su restaurante?

Tenemos más comodidades, mi señora está en su casita, mis hijos también, han tenido educación, hemos aprovechado el momento.

¿Cuál es su mayor sueño?

Acompañarnos con mi esposa hasta que San Pedro me diga que me debo embarcar, siento que he cumplido con mi faena.

¿Desde qué hora está abierto su local?

Desde el mediodía hasta las cinco de la tarde, solo se descansa en Navidad y Año Nuevo.

Si le digo mar, ¿qué se le viene a la mente?

El mar es mi vida, y eso que yo crecí en la chacra, mi padre era ayacuchano, yo lo ayudaba en el sembrío, con los animalitos.

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