Mi gente de ‘La fe de Cuto’ luego de la picante entrevista con Jorge ‘Camello’ Soto, les traemos una entrañable charla con Ysrael ‘Cachete’ Zúñiga, el peruano que jugó en la Premier League nos cuenta detalles de sus mejores y peores momentos en el fútbol.
En esta íntima entrevista, ‘Cachete’ Zuñiga nos cuenta secretos de sus inicios y de cómo llegó a jugar en Inglaterra. Además, habla de su polémico paso por la u y la liga de Argentina. Empezamos , mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.
¿De dónde eres?
De Lima, he radicado en Camaná desde muy pequeño, pero nací en Lima. Mis papás trabajaban aquí y ya después nos fuimos a Camaná todos, desde los 2 o 3 años viví en Camaná.
¿Cómo fue tu infancia?
Creo que como la de muchos niños de provincia, del colegio a la casa y de la casa a jugar con los amigos al barrio, en esos tiempos dos piedras eran el arco, jugábamos en la tierra, fue una época bonita, jugábamos todo el día, no había tanta tarea, ahora los veo a mis hijos y uno se desmaya con tanta tarea. En esos tiempos habían más horas, íbamos al colegio un rato y teníamos toda la tarde libre, nos íbamos a las chacras. Muy buenos recuerdos.
¿Eras travieso?
Era muy travieso. Un día mi tío, que tenía su burro, lo saco con la excusa para que tome agua a la acequia y al final me subo al burro y empezó a correr peor que caballo de carrera, mi primo me decía que me tire y me tiré a la acequia, pero imagínate el susto.
¿Qué tal alumno eras?
Regular, la primaria bien... nos enseñaban lo básico, en secundaria sí era travieso, nos salíamos de clase, teníamos un grupo de la promoción que decíamos ‘si sacas más de 12 no eres hombre’, no podías quedar mal, estaba el nombre de la familia, sacábamos máximo 12. Después me pasó factura, sobre todo con el tema del inglés... yo no sabía que iba jugar fútbol y termino llegando a Inglaterra y no sabía saludar ni pedir agua, fue duro, hacía señales nomás... lo peor que pude haber hecho en esa época era faltar a las clases de inglés.
¿Te vienes a estudiar prótesis dental en Lima?
Sí, mi familia es una familia humilde y mis papás no podían hacerme estudiar y mi tío, que tiene su empresa en el Callao, de productos dentales, me da la posibilidad de estudiar siempre y cuando yo lo ayude. Mis papás me dieron el permiso, yo tenía 16 años, prácticamente yo no jugaba al fútbol, cuando jugaba era porque faltaba uno, el que jugaba era ‘Patón’, Christian, calzaba 46 mas o menos. A los seis meses de estar en Lima lo traen a Christian a probarse a Cristal, tenía el 17 años. Fui a verlo, salía del instituto y cuando llegué al club el profe Gallardo me invitó a participar del entrenamiento y ahí empezó todo, yo decía que no pero me convencieron. Me prestó ropa, participé y me invitó a formar parte de los juveniles de Cristal. Ahí aprendí a jugar, a llevar una conducta de deportista. Veía todas las mañanas los entrenamientos, el profe todas las semanas me daba una tarea, así aprendí, viendo y con los entrenamientos.
¿De qué posición empezaste?
Yo jugaba de volante de primera línea, pero al final debuté, justo ese día que iba jugar no llegó un compañero y debuté en los juveniles jugando de marcador por izquierda, así me quedé todo el año. Después me ponía en cualquier puesto en alguna emergencia. Un día estaban los delanteros lesionados y me preguntó si podía jugar, en Camaná jugaba de todo así que sí. Hice tres goles, en el otro partido también hice tres goles en los juveniles y ya se recuperaron todos, yo quería regresar porque lo miraba mucho a Ñol y a Jorge, ellos jugaban de carrileros, yo también... quise regresar a mi puesto pero el profe me dijo ‘no seas huev... el delantero es el que más gana, míralo a Flavio’, me tenía mirándolo a Flavio semanas y semanas y así me quedé jugando de delantero. En la selección también, con el profe Uribe, me puso de volante de marca con Bolivia, que íbamos perdieron 2-0 y empatamos 2-2.
¿Cómo te diste cuenta que el fútbol era lo tuyo?
Cuando yo tengo la posibilidad de pertenecer a los juveniles, el profe me tenía mirando todos los entrenamientos en las mañana, y veías al equipo ganador, estaba el Chorri, Flavio, Ñol, Jorge, Julio César Valerio, el Pelao Garay, un equipazo. Siempre empiezas a querer copiar lo bueno que hacen ellos, y el comportamiento, la línea y todos los detalles que el profe te va comentando se te van impregnando y quieres competir también. Le agarré el gustito y competí. De los juveniles el profe me invita a formar parte del equipo de segunda, de Guardia Republicana, salimos campeones en segunda con el profe Gallador y luego paso al Bolo.
¿Tú has estado ahí con mi primo Canelo?
Claro, con Canelo estuvimos en los juveniles, luego en segunda y después en el Bolognesi. En el Carmen es muy querido Canelito, habilidoso y aparte un tipazo.
¿Quiénes estaban en esa categoría?
Estaba Leao, Carlitos Zegarra, Panadero Díaz, Martín Hidalgo... él consigió cosas importantes, salió campeón mundial con el Inter. Yo siempre digo, no es fácil, ha jugado en varios países, en la selección, es un digno representante de nuestra categoría. Estaba también Andrés Mendoza, subía a jugar con nosotros porque tenía talento, era rápido.
¿En Guardia Republicana qué anécdota tienes?
Cuando éramos juveniles nos daban una propina de 80 soles para nuestros gastos. Yo vengo de una familia sencilla así que tener 80 soles era millonario. El profe Gallardo me invita a jugar en segunda y me dice que por partido me iba pagar 150 soles, mis ojos estaban como McPato, nunca había tenido 150 soles y no demoré ni un segundo en decirle ya. Eso no fue todo, al final yo fui al equipo ganando mensual 150 soles pero la primera semana jugamos, ganamos el partido y nos dieron un premio de 500 soles. Yo me creía súper millonario. Todos los partidos que ganábamos nos daban 500 soles y uno se va acostumbrando a que si te esfuerzas y las cosas salen bien, vas generando ingresos. Eso también motiva, a mí me motivaba porque tenía que ayudar a mi familia. Después tuve otra anécdota, el profe casi me mata, casi me bota del club, pero no, me amenazó nomás, era su engreído. Es que en ese tiempo los grandes te mandaban a comprar y uno calladito iba, estábamos concentrados y los grandes me llaman para comprar cigarros y yo dije ‘cómo salgo’. Calladito me lanzó por la ventana y traje los cigarros y me mandaron por otra e igual. Al otro día se enteró el profe y me preguntaba quién me había mandado y yo nada, me amenazó con botarme, me dijo ‘después del partido te vas’. Al final terminó el partido y me dijo ‘esos son los jugadores que necesito’.
¿Tú has jugado la Copa Perú?
Sí, con el Bolognesi, en el 96 o 97. Fue una experiencia bastante bonita, otro mundo. Yo venía de juveniles, de segunda y ahí voy al Bolognesi y son 200 mil partidos para llegar a la final, eso es bueno siempre cuando tu equipo compita porque si te eliminan a la primera solo juegas un par de meses y después hasta el próximo año. Pero nosotros teníamos casi toda la base de los juveniles del Cristal, nos conocíamos y entrenábamos siempre. Nosotros pasábamos a los demás por físico pero se emparejó se hacía más competitivo. A veces te ibas a jugar a cualquier provincia y veías a dos mostros y decías ‘estos qué hacen acá’, jugadorazos, te sirve para competir y crecer. Te metías unos viajes tremendo pero todo eso te sirve.
Luego te vas al Sport Agustino en el 97
El Bolognesi, perdimos la final y quería subir a la profesional sí o sí. Llega a un acuerdo con el Sport Agustino acá en Lima para jugar segunda, así es que algunos chicos se quedaron en Tacna jugando con el Bolo la Copa Perú y otros chicos nos regresamos a Lima a jugar segunda con Alberto Gallardo, Sport Agustino era el Bolo. En segunda quedamos terceros y en Copa Perú llegaron hasta la final creo, no campeonaron.
Luego vuelves a Bolognesi en el 98
Como ese año no campeonamos, al final el presidente dijo ‘mejor vamos a armar el equipo bien acá’. Regresamos a Tacna y nos quedamos un año más.
¿Qué anécdotas de esa época?
El Bolo, para tratar de cumplir con los pagos, llevaba todos los meses a un equipo de fútbol profesional, Cristal, Alianza, Boys, la U, Muni, todos los meses y con la taquilla se pagaba. A nosotros nos servía mucho porque todos los fines de semana ganábamos 8, 10-0, el nivel de competencia no era muy parejo pero nos preparábamos para fin de mes porque sabíamos que iba llegar un equipo profesional. Como todo chico siempre se quiere mostrar, dábamos lo mejor. Iban bastantes equipos de Chile también, en uno de esos dirigía el profe Arrué, me quiso llevar a Chile a jugar en primera pero yo nunca había salido, ni siquiera había pisado el fútbol profesional aquí, igual Fernando me aconsejó que los chilenos son medio extraños a veces y al final me quedé en Bolo hasta fin de año y luego llego a Melgar.
¿Cómo fue tu paso por Melgar?
Al final llegó a Melgar y en ese año el profe Arrué llega a Alianza y el profe no se acordaba, me vio jugando en Tacna, y justo el partido de inauguración llevan a Alianza a Jugar, estaba Baroni, Quintaba, Alcibar, el Tanque Ramírez, pero la diferencia era que llegaron a los 15 días de iniciar la pretemporada y no estaban a punto así es que el profe me pone a mí de delantero y a mi hermano. Jugamos, yo jugué bastante bien y terminó el partido, y el profe Arrué se me acerca para preguntarme si había firmado con Melgar para llevarme a Alianza, yo no había firmado pero había dado mi palabra. Al final conversaron pero no me dejaron salir. Ahí inició mi historia.
¿Cómo fue cuando te convocaron a la selección?
Se dio todo paso a paso tan rápido. Yo a ustedes los miraba por las noticias y de pronto llego a la selección y veo las mesas de todos, del Cristal, de la U, de Alianza, de los extranjeros, yo era el único de provincia, no tenía dónde sentarme. Antes era más marcado, era terrible, los grupos eran cerrados...
Antes nosotros hacíamos partidos con el primer equipo ¿eso se ha perdido no?
Claro, nosotros hacíamos partidos de práctica todos los jueves con el primer equipo, nos agarraban a patadas, Marcello Astellano era un criminal, yo lo quiero un montón, pero fuera de la cancha era un tipazo, un pan de Dios, pero se transformaba, no lo reconocías.
¿Qué recuerdos tienes de cuando los convocaron en la Copa América en Paraguay?
Los mejores. Leao me apoyó mucho. A lo mucho yo tenía un par de zapatos y había partidos en Venezuela, a veces llovía a veces salía un sol tremendo y tienes que tener toperoles. El profe Oblitas entró al camerín y dio su discurso y dijo, ‘el que se resbala lo saco, todos toperoles’. Yo no tenía zapatos, ‘Blanco’ siempre me prestaba chimpunes, a veces me regalaba. Leao tenía como 15 pares de zapatos... yo decía ‘ojalá que no me resbale’, porque el profe me mataba. Todo eso va sumando y vas aprendiendo también, yo aprendí mucho de los extranjeros, estaba Juan, Chemo, Paulo, yo soy muy observador, todos empezaban a estirar desde que llegaban y los peruanos conversando jajaja... tú vas aprendiendo.
A mí me pasó algo en Inglaterra gracioso, pero es por falta de conocimiento. En provincia el entrenamiento comenzaba a las 9 y tu llegabas 10 minutos tarde y el profesor te esperaba. Mi primer entrenamiento en Inglaterra era a las 11 y yo llegué 10 para las 11. Me llamaron la atención, al día siguiente llegué hora y media antes y ya estaban todos, dos horas antes ya estaban todos, es que ahí tenías tu desayuno, vas a tu habitación, ibas al gimnasio hasta que llegas al entrenamiento. Ellos mismos lavaban sus zapatos. Todo eso te ayuda a seguir creciendo.
Luego eres transferido al Coventry City
Sí, después del Melgar. Me compré mi carrito, el Lottus, celestito... travesuras que a veces uno hace, me lo traje a Perú. A veces uno tiene tantos sacrificios, se esfuerza tanto, yo solo me compré el auto en base a premios, me di el gusto, pero si hubiera sido un poco más maduro, no hubiera comprado un auto, hubiera comprado propiedades, terrenos porque al final el auto... terminas perdiendo, yo me di el gusto de mandarlo a hacer de fábrica con el timón para sudamérica... me lo traje en avión, porque en barco demoraba 3 meses, cabeza loca pues, si te pones a pensar no ganas nada con un auto. Tenía el Lottus y al final me compré un Volkswagen del 67 si es lo mismo... lo arreglé y andaba en ese carro, al final con que te sientas cómodo lo demás es lo de menos. Si hubiera sido más maduro no hubiera gastado tanto en un auto.
¿Cuántos años te quedaste en Inglaterra?
Tres años, me fue bastante bien, buena experiencia. A mí me hubiera encantado llegar con unos 300 partidos encima... yo tenía 40 partidos encima, de profesional menos de 40 y en selección 8 partidos. El nivel allá es buenísimo, por algo es la Premier Ligue, la mejor liga del mundo. Recuerdo que en el equipo había muchos jugadores inscritos, todos los que vienen de afuera son de selección y compites con chicos muy buenos. En el proceso de adaptarme jugaba en el torneo de Reserva, era los martes o miércoles y el fin de semana ya era el campeonato. En el torneo reserva me iba bastante bien y eso me daba la posibilidad de jugar de titular en el primer equipo.
¿Qué jugador te acuerdas de esa época?
Floyd Hasselbaink, holandés, su pierna era del tamaño de mi cuerpo. Era fuertísimo, pura fibra... Tonny Ada, Tití Enrí, todos... Patrick Viera... estaban bien armados en comparación... compañeros míos también, estaba Robbie King... te acuerdas de Collin Helvin, un escocés pelirrojo, capitán de escocia, metía más patada, técnicamente no estaba bien dotado pero era otro Puma. Ñol ya estaba ahí en esa época, era figura, lo querían mucho, lo quieren mucho, estaba también Alan Chire, veníamos de la selección y nos tocaba jugar con Newcastle... Ñol era figura, llega faltando un día y lo ponen de titular, yo me perdía dos días y me castigaban. El profe me hizo jugar los últimos 20 minutos y termina el partido y Ñol me dice ‘nos vemos en el salón’, me presentó a sus compañeros y llega Alan Chire con dos cervezas, me invita una y le digo ‘no tomo’, aunque sea me la hubiera guardado y me la traía de recuerdo...
¿Cómo se dio el pase para allá?
Al llegar a la selección todo se da más simple porque al final un requisito indispensable para jugar en la Premier era que tengas un porcentaje de partidos en selección, yo los cumplía y se abrieron las puertas. A Melgar le tocó un buen dinero, modestia aparte creo que he sido el futbolista que más dinero le ha dejado al club. Las tres veces que salí del Melgar le dejé dinero. Me fui a Inglaterra, a Turquía y al Aurich y les dejé dinero. La adaptación sí fue medio complicada, hacía señales nomás para comer y todo. Después con Fressia nos acompañamos y hablábamos, imagínate tantos meses para no hablar con nadie.
¿Cómo hacías para comer?
Señales nomás, ni sabía qué decía la carta pero pedía nomás. Yo ahí me arrepentí de no entrar a las clases de inglés.
Luego te vas a Estudiantes de Argentina
Yo tenía cinco años de contrato con Coventry, pero al final por yo querer jugar un poco más me voy a Estudiantes libre, rompí mi contrato. Para poder salir de Convetry ellos me tenían que dar la mitad de lo que me quedaba de tiempo pero les dije que no se preocupen, yo soy muy agradecido con las instituciones, me trataron muy bien, hasta ahora recibo invitaciones para ir todos los años, se organizan y tienen confraternidad con los exfutbolistas, me llegan regalos, quizá vaya el próximo año. Al final conversé con ellos, les dije que no tenían que darme nada y me fui, pero hasta ahora mantengo una buena relación con ellos y así llego a Estudiantes. A Estudiantes me lleva Oscar Craviotto, llegué con Juan Pajuelo y de pronto el entrenador renunció y llegó Cacho Malbernat y nos empieza a mandar más dardos... no sé qué me dijo, yo era medio malcriado, rebelde y le contesté feo ‘quién te conoce a ti’, era campeón del mundo, capitán. Me pasó lo mismo con Trobbiani en la U, es que yo no tenía tele.
Después, como tuvimos ese problema, yo pedí salir y nos fuimos a Cruz Azul con John Christian y me llaman de la U y Juan me animaba, él me llamaba, John también me animaba y nos terminamos yendo a la U. La situación en la U era medio complicada, difícil porque no cobraban meses, así que yo llego a la U prácticamente gratis y a la final fueron los mejores años de mi vida porque una cosa es ir a una institución donde estás al día, donde tienes todo. y otra cosa es ir a una institución en crisis y donde vez que un grupo de no solo jugadores, sino utileros, jugadores, la intentan sacar adelante... el trato que recibes, la unión que tienen... para mí fueron mis mejores años, por la situación, no solo por el fútbol, los chicos que era promovidos al primer equipo y no tenían ni para los pasajes, comprábamos desayuno y desayunábamos juntos... una situación que te ayuda a crecer y madurar como persona, a valorar... me acuerdo que el Puma con sus amigos ayudaban a los chicos, la verdad que son cosas que te ayudan, a mí me ayudó mucho a crecer como futbolista y como líder...
¿Te acuerdas la anécdota con el profe Trobbiani?
Yo llegué a la U casi gratis pero la única condición que puse es que si tenía la posibilidad, me permitieran ir al extranjero. Me dijeron ya, de palabra. A los dos o tres meses me llaman para jugar en Arabia, había buen dinero. Fui a pedir mi pase y no me lo quisieron dar. Tú te ganaste en una concentración, llega el señor Alfredo González y me empieza a maletear, yo escuché, nadie me contó, regresé y le dije de todo y todos los chicos que me conocían de tranquilo, el Chino Pereda, el Puma, todos me miraban. El Zorro se quiso parar pero se volvió a sentar... le dije de todo, ‘ya vas a ver’, le dije. Me subí al séptimo piso, bajé mi mochila y me fui a mi casa en taxi, todos me vieron por la ventana. Apagué mi celular, tenía como 200 llamadas de Chemito, Erick me llamó co mo 500 veces, el Cheta, Pajuelo, Puma, todos me llamaron, no contesté. El partido era a las 8 de la noche y el hijo del señor Perni llamó a la casa y conversamos un ratito, me dijo para ir a tomar un café y le expliqué porque quería entender qué había pasado, le conté que no me habían querido dar mi pase. Me dijo, ‘¿pero no eres el que más gana?’, yo le dije, ‘yo juego gratis’, y me dice ‘¿estás seguro? porque yo he visto que tú eres el que más gana’. Chemo, que es hincha de la U a muerte, me daba su departamento para que yo viva ahí, en su casa. La U no me daba nada, Chemo siempre apoyó a la U. Ahí el hijo del señor Perni se entera que yo no ganaba. Me pide de favor que vaya a jugar porque la prensa estaba preguntando y por la institución. Eran las 6:30, fui a mi casa, saqué mi mochila y me fui a jugar. Llego al camerín y todos se reían, ya sabes cómo es Paolo... saludo a todos y viene el ‘Gordo’ a querer hablar conmigo y lo mandé a volar jugamos, hice dos goles, le ganamos al Boys y al otro día como me dijeron que me iban a firmar la carta sino renunciaba y comenzaron todos a renunciar y no me dieron el pase. Al final el profe Cacho ya estaba en la U, me llamó y nos hicimos buenos amigos, habló para que me respeten el acuerdo y me den el pase, pero lo sacaron también, por querer defenderme, ahí llega Marcelo y yo para eso ya no entrenaba, yo quería que me boten, me sentaba con el doctor Segura, llegaba pero no entrenaba, siempre me entrenaba solo en el gimnasio, pero con el equipo no. Llega Marcelo y quién le habrá contado, el Gordo seguro, y junta a todos y me dijo de todo, me paró, me sentó, para todos lados. Yo ni lo conocía y le dije ‘a quién le has ganado tú, no te conoce ni tu mamá. A mí no me pongas a jugar, a mí déjame sentadito’. Me fui a sentar con el doctor Segura quién era Marcelo y me dice, el campeón del mundo con Argentina, suplente de Maradona, se me cayó la cara de verguenza. Cuando empecé a conocerlo más, el hombre había sido un mostro jugando pero a veces uno no conoce
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