Ana Paula Consorte mira el libro que tiene en sus manos: ‘El sutil arte que te importe un carajo’. A su lado, su novio Paolo Guerrero sabe que no puede aplicar la frase. Porque está metido en un lío y luego de dos reuniones con Richard Acuña, presidente de la César Vallejo, no hubo ‘humo blanco’. Por ahora, el ‘9′ sigue siendo jugador ‘poeta’.
El primer paso lo dio el ‘Depredador’, que hizo uso de los pasajes que los norteños le giraron para venir a Lima y verse ‘cara a cara’ con el mandamás del club. Tras el alboroto que armó en el aeropuerto Jorge Chávez, Guerrero y Acuña se juntaron, por la tarde, por más de dos horas en la casa del jugador en San Isidro. “Vengo a conversar”, dijo el ‘9′ antes de la reunión. Pero tras idas y vueltas, no hubo salida.
El titular de la Vallejo sigue convencido de que el delantero debe llegar a las prácticas y ponerse bajo las órdenes del profesor Roberto Mosquera, asumir que pertenece al club y recién luego ver su posible continuidad o negociar su salida.
Del lado del delantero la cosa está clara: dar por anulado el contrato. Sabe que llegar y unirse a su nueva institución obligaría a que cualquier equipo que lo busque deba charlar primero con Vallejo y solicitar un préstamo y eso es lo que no quiere, perder la libertad de elegir por quién jugar.
Por la noche, hubo una segunda reunión en la casa de doña Peta, madre del delantero, que duró casi hora y media. Tampoco salió ‘humo blanco’. La Vallejo le ofrece tranquilidad y seguridad para que olvide el tema de las extorsiones y viva en Trujillo. Los argumentos de Acuña fueron claros en la parte legal y Paolo junto a su abogado Julio García no descartarían cumplir el contrato y ponerse la camiseta de los ‘poetas’.
Ahora, con el cierre del libro de pases el 26 de febrero, Paolo Guerrero va contra el reloj antes que suene el pitazo final. No hay mucho tiempo para decidir. Hoy habrá una tercera reunión entre las partes.
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