Cuto Guadalupe no necesita presentación. Menos ahora, que escribe sus memorias todos los martes con nosotros, en las que ha confesado una "mentirita piadosa", el origen del famosísimo grito "¡tengo hambre!", entre otros hitos de su vida. Esta vez se trata de un hecho al que Cuto Guadalupe atribuye una parte de su destino. Y tiene que ver con Chemo del Solar, cuando ambos tuvieron un altercado. Cuto casi le aplica 'el matamoscas'. Vamos, Cuto, dilo tú mismo:
Esta historia ocurrió en el estadio ‘Lolo’ Fernández, el legendario, el de Breña y, creo, marcó una parte de mi destino. Pero eso lo contaré más adelante, volvamos a lo que empecé, a los hechos en sí. Corría el año 1999, era titular indiscutible en Universitario, pero en aquella semana estaba suspendido. Es por eso que en los entrenamientos estaba en el Equipo B.
Los partidos ente titulares y suplentes, Equipo A y Equipo B, respectivamente, eran a muerte. Se jugaban a matar, como si de eso dependiera nuestra dignidad, nuestro respeto, la fama de nuestra garra. Nadie quería perder, así de simple. Corría mucha patada, cada uno marcaba su territorio, era una selva. Cada pelota se disputaba a muerte. Te llevaban por delante con carretilla, tengas la pelota entre tus pies o no. Te jugabas el puesto, te jugabas tus frejoles. Esa es la verdad.
El técnico de ese Universitario era Roberto Chale, que luego fue tricampeón. Recuerdo que José ‘Chemo’ Del Solar había vuelto al Perú, luego de varios años en Europa, y lo hizo para jugar por el equipo, hasta ese entonces, de toda su vida. Su llegada era "la sensación" de todos los diarios. Recordemos que 'Chemo' fue el único futbolista peruano que en los noventas hizo una carrera larga al otro lado del charco. Todo el mundo hablaba de él. Era el jugador estrella.
Entonces, como les venía contando, se jugaba el partido de práctica entre los equipos A y B. Acá hay un dato que no puede pasar desapercibido. Normalmente los entrenadores buscan que los titulares ganen las prácticas para que lleguen bien motivados para el domingo. El árbitro de práctica era Javier Chirinos, el asistente de Roberto Chale.
Se jugaba un partido intenso, a todo dar, nadie aflojaba, era de ida y vuelta, todos "metiendo", todos con cara de perros rabiosos, mostrando los dientes afilados en cada jugada. El marcador era de 0-0. Hasta que en una jugada le hacen un falta escandalosa al ‘Coyote’ Rivera, que también jugaba en mi equipo.
Chirinos no cobró esa falta que hasta un ciego pudo haber visto. Y ellos, los del Equipo A, vivos, criollazos, siguieron la jugada y hacen el gol. Como les había contado, siempre querían que el equipo A gane como sea para que lleguen motivados a los partidos oficiales. Y ahí empezó el alboroto, expresé mi desesperación, me salió la furia y comencé a estar poseído. Los que ya vienen leyendo mis columnas deben imaginarse.
Me paré y grité, vociferé:
- ¡Paren, paren, no vale, no vale! Es tremenda falta contra ‘Coyote’, ¡así no es!
En eso ‘Chemo’ del Solar se quiere dar de gracioso y le dice a Javier Chirinos, con el acento más español que el de Antonio Banderas: “Javier, mejor dale el chaleco a Cuto para que arbitre”. Pobre, creo que con lo que vino después volvió a hablar como peruano.
Ni bien lo escuché decir eso, giré la mirada sobre él y le dije (otra vez, disculpen el francés, pero cuando uno se llena de ira se olvida de cómo lo educaron):
- ¡Tú estás bien huevón! ¿Tú vas a venir acá a hacer lo que quieras o a que te cobren todo a tu favor? ¿Solo porque eres 'Chemo', 'Chemo', 'Chemo'?
Y comencé a acelerar con dirección al exjugador de Salamanca y Tenerife, 'Chemo' pues. Empecé a dar tremendos trancos para irme sobre él, para darle su merecido, para que conozca 'El Matamosca, by Cuto'.
Yo estaba transformado, poseído, más que alterado. Recuerdo, y no exagero para nada, que en un momento me estaban agarrando entre diez. Yo era un tren que me llevaba a todos por delante, tenía una potencia terrible.
El ‘Puma’, ‘Chemito’, ‘Goyo’ Bernales y no sé quiénes más me trataban de detener. Luego la gente, ya en broma me decía que parecía el Expreso de Media Noche. Era un tren que podía perforar montañas.
Volviendo al tema. ‘Chemo’, al ver la escena, se palteó, le dio miedo. Ni él ni nadie ahí esperaba que yo, 'Cuto Guadalupe' me ponga así ante él, contra 'Chemo', el recién llegado de Europa. Pero es verdad, tenía que marcar mi territorio.
Fue tanto el escándalo y la bronca que el técnico Chale dio por terminada la práctica.
La gente me tenía agarrado un buen rato para que no me escape. Seguía hecho un cañón lleno de pólvora, con la mecha prendida. No se me pasaba la cólera. Igual, de picón, resondré al 'Coyote' Rivera por no hacerse respetar y le dije: "Tú, huevón, ¡un jugador de experiencia! Si te está haciendo la falta, cobra pues, ¡hazte respetar, no te quedes callado!".
¿Recuerdan que les dije que esta historia iba a marcar mi destino? Han pasado varios años y nadie me quita esta idea de la cabeza. Esa bronca selló mi futuro con la selección peruana. Ya ha pasado tiempo suficiente para contarlo.
Por ese incidente en el Lolo Fernández, ‘Chemo’ Del Solar nunca me llamó a la selección peruana cuando él fue el director técnico. Yo estaba en mi mejor momento, eso creo yo. Él lo podrá negar donde sea que ahora esté, pero esa es mi verdad, una verdad que por fin puedo decir sin problemas, sin que suene a reproche. (sigue después de la foto)
¿Qué hacer? Nada, el fútbol es así. ¡La vida debe ser así! Un líder marca un territorio, en el campo de juego, ante el más bravo. Y se va ganando el respecto con actos, con ejemplos. Ese día lo hice, planté mi bandera ante todos, mi equipo me respetó por eso y creo que desde entonces lo hizo más. De eso jamás me voy a arrepentir.
Nos vemos el próximo martes.