Antonio Rüdiger fue el predestinado para conseguir ese gol del ensueño para Real Madrid, el que desató la euforia y encendió la fiesta en casa ajena. El defensor alemán, con sangre fría en las venas y con el corazón caliente ejecutó ese último penal, ese que no se puede fallar. La mandó lejos de las manos del golero Manchester y le arrebató el boleto las semifinales de la Champions League ante un conmocionado Etihad Stadium.
Carlo Ancelotti decidió que sea el jugador más cerebral y con mejor control de sus emociones, como lo es el zaguero de la selección de alemana para que sea el encargado de ejecutar el penal más importante sin ninguna interferencia para ejecutar la órdenes de sus neuronas.
El zaguero de 31 años tomó la pelota y buscó el ‘pitón’ para ponerlo pegado al césped. Luego tomó cinco pasos para atrás y ver por completo el arco de Ederson y decidió pegarle a la base del parante derecho del golero inglés y con una potencia que le fue imposible al portero brasileño llegar a despejarla.
La carrera para festejar a sus compañeros parecía pasar en cámara lenta y el abrazo de los pupilos de ‘Carletto’ con el número 22 fue interminable, hasta el momento en el que todos se dirigieron a un sector de la tribuna oriente donde una bandeja era ocupada por un grupo de hinchas del Real Madrid.
El cuadro español rompió esa racha de tres derrotas consecutivas de no ganar en el Etihad Stadium en el torneo europeo. También rompió el récord de los ‘Citizens’ de 22 partidos sin conocer la derrota en casa por la Champions League. Un golpe durísimo para los de Pep Guardiola..
Contenido GEC