Por Carlos Bernuy
Tener la razón no es excusa para golpearse el pecho, tener la razón es la consecuencia de abrir los ojos. Cuando a inicios de año Alianza Lima empezó con su avalancha de fichajes, era muy fácil darse cuenta quién iba a rendir y quién iba a entrar en el olvido. El caso más extraño era Jean Deza, un díscolo futbolista defendido por muchos periodistas y empresarios- panelistas que afirmaban que el jugador “era distinto” o que “iba a destacar en Matute”. Nada más falso que eso.
En Trome nuestra opinión, en aquel artículo del 3 de enero, fue la siguiente sobre el delantero: “Deza es un futbolista con grandes problemas extradeportivos que debiera estar en un equipo de media tabla para abajo, pero que llega a Matute como ‘refuerzo’. El futbolista de 26 años es un media punta con algo de habilidad, pero que no tiene gol ni buen centro y tampoco apoya en la marca. Además, su carrera se marcó por indisciplinas, una vida disipada, denuncias de su ex pareja y hasta abandono de trabajo en Montpellier y Levski Sofia”. Hoy podemos afirmar que esa crítica hacia Deza quedó corta.
El jugador se ha encargado de ampliar la lista de razones que nos llevan a preguntar ¿cómo pudieron contratarlo en Alianza? Ha jugado tres partidos oficiales, no ha marcado goles, no ha generado faltas que deriven en gol y tampoco ha dado asistencias. Tácticamente se dedica a tomar la pelota, enterrar la cabeza y, en base a la lentitud en la marca de nuestro campeonato, sacar ventaja para avanzar. Frente al arco no sabe qué hacer y un extremo sin gol, en el fútbol moderno, no vale.
Pero la cosa no ha quedado en el campo, porque el futbolista se burla de su lugar de trabajo, de compañeros que sí guardan buena conducta y del hincha que paga una entrada, con juergas que lo hacen aparecer en programas de espectáculos que ya debieran pagarle regalías por contribuir a su rating. Fue parte de una fiesta en San Miguel en plena pretemporada, se fue a una discoteca tras ganar un partido un sábado y hace unas horas apareció en otra reunión con una mujer que podría terminar de hundirle lo poquísimo que le queda de carrera en el fútbol.
Lo peor es que en Alianza Lima lo siguen ‘apañando’ cuando debieron echarlo hace más de mes y medio. Sentar un precedente que el club se está volviendo serio y no un circo donde los jugadores pueden hacer lo que les da la gana y solo pagar multas. Con Deza estaban advertidos y decidieron ficharlo. Tener la razón, para quien analiza, es sencillo a veces.