Los vagones del tren Lima–Chosica ya están en la capital y han causado revuelo. Esta semana, la Municipalidad de Lima presentó en vivo cómo lucen estas imponentes unidades por dentro. Son vehículos donados por la empresa Caltrain, desde San Francisco, Estados Unidos, que llegaron con una promesa: revolucionar el transporte público en la capital.
Los vecinos, curiosos, pudieron recorrer uno de los 45 vagones traídos en el primer lote. Aunque aún necesitan mantenimiento, los coches muestran una estructura moderna, con dos niveles, asientos amplios, baños de acero inoxidable, ventilación, aire acondicionado y compartimientos para mochilas, objetos personales y hasta bicicletas.
En el primer piso, los asientos van en pares, ideales para quienes viajan acompañados. Arriba, los pasajeros irán más tranquilos, con asientos individuales. Según la regidora Roxana Rocha, los trenes están equipados al nivel de ciudades como Londres, Toronto o París.
“Estamos hablando de un viaje rápido, cómodo y seguro. Tienen aire acondicionado, espacios para personas con discapacidad y hasta para ciclistas”, explicó.
También se conoció que los pasajeros podrán reservar sus asientos con anticipación, lo que permitirá organizar los viajes y evitar aglomeraciones.
Los coches, actualmente estacionados en la ciudad, serán trasladados a un taller en Monserrate para el mantenimiento completo. Se les hará una limpieza profunda, revisión de piezas, y reposición de los fluidos retirados durante su traslado.
Solo después de este proceso, se iniciarán las pruebas sin pasajeros. Luego, mediante concurso público, se elegirá a la empresa operadora que se encargará del funcionamiento del servicio, en coordinación con Ferrovías Central Andina, responsable de la vía férrea.
La meta: tenerlo todo listo en aproximadamente tres meses.
Uno de los temas más delicados ha sido el posible desalojo de viviendas cercanas a las vías del tren. Pero Roxana Rocha fue clara: “No habrá desalojos”. Explicó que los trenes actuales de carga, que ya circulan por la zona, son incluso más anchos que los nuevos vagones, y que solo se instalarán vallas y señalización para reforzar la seguridad.
¿Y el pasaje? Aún no está definido, pero desde la Municipalidad de Lima aseguran que se tratará de un “pasaje social”, es decir, un precio accesible para todos.
“Lo que antes hacías en cuatro horas de ida y vuelta, ahora lo harás en 25 minutos”, señaló Rocha.
Así, con locomotoras donadas y una ciudad urgida de soluciones, Lima se prepara para vivir una nueva etapa en su caótico transporte público. El tren está en marcha.
Contenido GEC