La ciudad vuelve a prepararse para otro cierre que trastoca rutas, horarios y rutinas. La Municipalidad de San Miguel confirmó que este domingo 7 de diciembre la Costa Verde quedará inhabilitada por completo debido a la maratón Mapoli (Maratón Popular de Lima), un evento que comprende las distancias de 10K, 21K y 42K. El bloqueo arrancará a las 3 de la madrugada y se mantendrá hasta el mediodía con el fin de garantizar la seguridad de los corredores.
Desde hace días, los organizadores vienen pidiendo a vecinos y conductores que reprogramen sus desplazamientos. El mensaje se repite: evitar la Costa Verde, utilizar rutas alternas y salir con anticipación. “Utilicen vías alternas, planifiquen con antelación y extremen precauciones”, señaló la comuna, anticipándose a una mañana que, sin dudas, pondrá a prueba la paciencia de miles.
La afectación abarca a San Miguel, Magdalena, San Isidro, Miraflores, Barranco y Chorrillos: los mismos distritos que ya han soportado colas interminables durante la semana. Las imágenes de drones lo confirmaron: los accesos hacia Barranco, especialmente por la avenida San Martín, ya vienen soportando una sobrecarga que amenaza con duplicarse durante la competencia.
A este escenario se suma el caos vehicular que dejó los últimos días. Retrasos de hasta dos horas en la Panamericana Sur, Norte, la Vía Expresa y la Evitamiento convirtieron cualquier traslado en un reto. Y aun así, la ciudad se alista para otro domingo complicado.
El circuito de la maratón, con puntos de partida y llegada en la Explanada Costa Verde, comenzará a concentrar participantes desde las 4 de la madrugada. Mientras los atletas calientan, miles de personas intentarán sortear desvíos para llegar a sus trabajos, estudios o compromisos familiares.
Las autoridades recomiendan como alternativas las avenidas Brasil y Ejército, aunque admiten que también podrían registrar congestión elevada. La advertencia es clara: incluso con desvíos, la circulación podría mantener un ritmo lento hasta bien entrado el mediodía.
El cierre de la Costa Verde actúa como un “tapón” que agrava un tráfico ya sobrecargado por obras públicas y privadas. En avenidas como Aviación o zonas internas de Miraflores, la reducción de carriles complica aún más el avance habitual. Todo se acumula: cierres, obras y eventos como los Juegos Bolivarianos recientes.
En redes sociales, el malestar no ha tardado en expresarse. Comentarios como “el tráfico de Lima es un desastre” o referencias a los cuellos de botella en Javier Prado y el Malecón de la Marina se repiten. Las quejas apuntan a la falta de coordinación y a la frecuencia de cierres en una ciudad que ya circula al límite.
En medio de la molestia, algunos ciudadanos han planteado alternativas para el futuro. Una de las más comentadas es trasladar este tipo de eventos masivos a la carretera Panamericana en Lurín, una vía con menor impacto en la vida cotidiana de los distritos costeros. No es una propuesta nueva, pero vuelve a tomar fuerza cada vez que la Costa Verde cierra.
Sin embargo, la Municipalidad mantiene su postura: la vía costera sigue siendo el escenario principal para actividades deportivas y recreativas. Para los residentes de la zona, esto implica prepararse una y otra vez para el mismo problema: rutas bloqueadas, desvíos mal señalizados y una ciudad que no deja de acumular tráfico.
Los días previos ya lo demostraron. El viernes 5 y sábado 6 de diciembre la congestión alcanzó niveles inusuales, y calles secundarias tuvieron que absorber un flujo vehicular inesperado. La movilidad limeña cerró la semana al límite, y aun así enfrenta un domingo igual de exigente.
El tránsito en la Costa Verde se restablecerá al mediodía, anunciaron las autoridades. Pero incluso después de esa hora, se espera una reactivación simultánea de vehículos que podría extender el tráfico más allá de lo previsto. Para Lima, un cierre más no es solo un bloqueo: es otra señal de lo difícil que se vuelve moverse en una ciudad que corre, pero no avanza.
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