POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
‘¡Hasta que por fin el presidente Pedro Pablo Kuczynski se puso los pantalones!’, era el comentario general del hombre común y corriente de la calle el miércoles pasado, cuando el primer ministro Fernando Zavala pidió una cuestión de confianza al Congreso de la República.
El pedido, como se sabe, fue rechazado y Zavala y todos sus ministros renunciaron. Ahora, el Congreso tendrá que darle su confianza -sí o sí- al nuevo gabinete ministerial, que encabeza la vicepresidenta Mercedes Aráoz. De no hacerlo, el mandatario puede disolverlo y llamar a elecciones parlamentarias.
Nadie quería que sucediera esta crisis política, pero la poderosa bancada de Keiko Fujimori y su furgón de cola, el aprismo, abusaban de su poder. PPK era humillado. Le faltaban el respeto. Hasta no lo dejaban viajar oficialmente al extranjero. En apenas catorce meses de su gobierno, la aplastante mayoría naranja se había tumbado a tres ministros y pretendía hacer lo propio con la de Educación, Marilú Martens.
Los ministros de PPK eran interpelados por cualquier cosa. Les hacían las preguntas más inverosímiles, como ‘¿quién gobierna el país, el presidente o el primer ministro?’. Los tenían respondiendo horas de horas hasta quedarse afónicos, pero por la puras. Nadie los escuchaba: apenas se iniciaba la interpelación, los congresistas abandonaban el hemiciclo sabe Dios con qué destino.
Luego volvían y declaraban con desparpajo: ‘No me convenció el ministro (o la ministra)’.
El jefe de Estado se ha ganado, otra vez, la simpatía de muchos peruanos que estaban decepcionados, porque no respondía a los maltratos que recibía casi a diario. Las redes sociales explotaron con comentarios a favor de la decisión presidencial de pedir la cuestión de confianza.
Según informes de Quántico Perú y otros motores de búsqueda, a las 5:00 p.m. del miércoles -cuatro horas después de que Zavala hizo público el pedido al Congreso-, el 42% de los comentarios en Twitter eran positivos y el 32% negativos. Por la noche, las opiniones positivas llegaron casi al 60%.
Las menciones que más se repetían eran ‘es una buena respuesta’ del gobierno hacia ‘la prepotencia’ de Fuerza Popular. También frases como ‘ya era hora’, ‘reacción’, ‘abuso de poder’, ‘te hiciste una PPK’, ‘te pusiste los pantalones’, ‘disuelve PPK’ y otras más.
Un sector, además, advertía que detrás de la censura de Martens existían intereses de congresistas fujimoristas, ligados al sector Educación, para obstruir la reforma educativa del gobierno, iniciada por el régimen del expresidente Ollanta Humala.
Por el lado negativo, las palabras que más se mencionaban eran ‘irresponsabilidad’, ‘cortina de humo’ y ‘aferración al cargo’.
Aquel miércoles fue un día negro para los fujimoristas, pues el Tribunal Constitucional (TC) también falló en contra de la ‘Ley antitránsfugas’, promovida por ellos para evitar el desbande de su poderosa bancada.
Ahora queda apoyar al nuevo gabinete ministerial. El Perú no puede parar. Nos vemos el otro martes.
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