Resulta que muchos políticos, líderes de opinión y coleguitas izquierdistas que apoyaron a Pedro Castillo para que fuera presidente, ahora despotrican de él y le piden que renuncie o lo vaquen. Están furiosos porque Castillo dinamitó el anterior gabinete, en donde estaban sus amigos ideológicos, y nombró a otro peor que ese.
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Allí están los casos de los exministros Mirtha Vásquez y Avelino Guillén, quienes permitieron las tropelías de Castillo, aunque sus seguidores ahora dicen que son ‘dignos’ porque renunciaron.
El poder y el ‘sueldazo’ de S/ 30 mil soles mensuales pudieron más y aceptaron sus cargos a sabiendas de que servían a un gobierno proclive a la corrupción y a quebrantar el orden constitucional.
Si Vásquez y Guillén quieren resarcirse, deberían empezar contando la corruptela y componendas que ellos dicen haber visto.
Vásquez escribió en su carta de renuncia que se iba “por la indiferencia frente a la corrupción y el entorno presidencial”. Carlos Jaico, el secretario del mandatario, quien también dimitió, denunció que existía un “gabinete en la sombra”, encabezado por los asesores Biberto Castillo y Beber Camacho.
Sin embargo, según fuentes palaciegas, Castillo y Camacho –a quienes se les conoce como ‘Los Bibertos’– son dos funcionarios mediocres como para trascender en las decisiones presidenciales. El verdadero poder está en otro lado. El trío renunciante –Vásquez, Guillén y Jaico– podría despejar o confirmar un rumor que, desde diciembre pasado, recorre los enrevesados pasadizos de Palacio: la existencia de dos agentes cubanos y un venezolano que digitan al mandatario.
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De acuerdo con esos comentarios, nadie los conoce, pero su base de operaciones estaría en el local de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), cuyo jefe es el mayor de la PNP (r) José Fernández Latorre, hombre de confianza de Pedro Castillo.
Como se recordará, cuando fue nombrado en ese cargo, se conoció que Fernández tenía un rosario de denuncias y el único cargo trascendente que tuvo fue haber sido comisario de Tacabamba, Chota, la tierra natal del dignatario. Fernández, según se comenta en la propia DINI, no sabe nada de inteligencia, su función es más bien decorativa y de ‘llevar y traer encargos’.
Fernández, por cierto, se ha convertido en un personaje estelar en el entorno íntimo de Castillo. Lo visita en la sede presidencial casi todos los días. Tiene reuniones permanentes con él, ‘Los Bibertos’ y el ministro Roberto Sánchez.
¿Qué tiene que ver en este nuevo zafarrancho originado adrede por Castillo el embajador de Cuba en Lima, Carlos ‘El Gallo’ Zamora? Zamora es un hombre de inteligencia siniestro. El año pasado, estuvo detrás de la asonada sangrienta en Bolivia para que Evo Morales, su protegido ideológico, se quedara en el poder.
Tal vez le haya aconsejado a Castillo acostumbrar al país al caos, luego incendiarlo, cerrar el Congreso y empezar una dictadura, como ocurre en su país y en Venezuela. Avisados estamos. Nos vemos el otro martes.
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