En su celda del penal de Barbadillo, el golpista Pedro Castillo debe estar muerto de cólera: la semana pasada, el Ministerio de Trabajo anuló la inscripción de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenatep).
Sí, ese organismo que era una madriguera de dirigentes vinculados al Movadef, el brazo legal de Sendero Luminoso, que el propio Castillo creó para infiltrarse en el poderoso magisterio peruano, que cuenta con más de 480 mil profesores.
La Fenatep era la niña de sus ojos. Se hizo conocida en la larga huelga magisterial que encabezó el año 2017 y que provocó una crisis en el gobierno del entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski. Esa protesta fue un calco de lo que hizo el senderismo en 1979 cuando, una vez infiltrado en el profesorado, provocó una paralización que duró ¡118 días! Por aquel entonces, este columnista era estudiante del colegio nacional Mariano Melgar, de Breña, y vi morir a uno de mis compañeros que fue alcanzado por un proyectil en plena revuelta sangrienta.
La Fenatep era un proyecto de largo aliento de Castillo que tomó cuerpo legal al día siguiente que llegó al poder. Se trataba de un organismo siniestro que no nació para representar las justas luchas de los profesores, sino como un vehículo para introducir en la educación escolar el pensamiento ‘Gonzalo’, del afiebrado y sanguinario Abimael Guzmán Reinoso, el líder de Sendero.
Para legalizarla colocó en el Ministerio de Trabajo a su mejor amigo, Íber Maraví, quien tenía un pasado oscuro: en los años ochenta participó en atentados terroristas en Ayacucho, según registran atestados policiales de la época.
Castillo sostenía reuniones con sus dirigentes a altas horas de la noche en el mismísimo Palacio de Gobierno. En un principio se registraban con nombres falsos o como funcionarios de otros organismos, hasta que fueron descubiertos por la prensa.
La Fenatep y el Movadef iban a ser los dos pilares del Partido Político Magisterial Popular (PPMG), que el chotano planeaba inscribir ante los organismos electorales.
El plan de Castillo también era financiero. A través de su organización pretendía destruir al Sutep, el principal sindicato de maestros, y tomar la Derrama Magisterial, que maneja millones de soles de los profesores del país. Esa entidad, precisamente, es administrada durante varias décadas por el Sutep con un éxito empresarial notable.
Para quitarle el registro a la Fenatep, el Ministerio de Trabajo detectó flagrantes irregularidades en su inscripción. Se utilizaron nombres falsos. Unos firmantes declararon que rubricaron el padrón en eventos deportivos, pero no dieron su autorización para la creación de ese organismo. Tampoco hay actas de las asambleas.
Los dirigentes del grupo de maestros castillistas no se han presentado a dar sus descargos. Solo queda una última instancia para su desaparición. Pero todo indica que su suerte está echada, como la de su líder, el golpista Pedro Castillo. Nos vemos el otro martes.
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