Delia Espinoza vive un momento complicado y la Policía podría sacarla de su cargo, por la fuerza.
Delia Espinoza vive un momento complicado y la Policía podría sacarla de su cargo, por la fuerza.

Hay quienes dicen que cuando una persona llega a tener poder y dinero, cuando nunca lo tuvo, se obnubila y pierde la razón.

 Tal sería el caso de la fiscal de la Nación, Delia Espinoza, quien, luego de una poco descollante trayectoria, ahora se alucina la jefa suprema de la justicia en el país. Su palabra es ley. Nadie la puede cuestionar. Si alguien la contradice le abre una carpeta fiscal y la denuncia por todos los delitos que se le ocurra.

 La semana pasada, como se sabe, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) -el máximo ente rector del sistema de justicia que nombra y destituye a jueces y fiscales del país- le ordenó reponer en su cargo de fiscal de la Nación a la doctora Patricia Benavides, pues, según sus indagaciones, no se había cumplido el debido proceso para destituirla en mayo del 2024.

MANUAL DE ‘COQUITO’

 En su resolución, la JNJ no nombra a Benavides en ese máximo cargo, como afirman quienes cuestionan el fallo. Lo que hace es restituirla y reponerla en su función. Hay una diferencia abismal entre nombrar y reponer. Eso es de manual de ‘Coquito’.

 Sin embargo, Delia Espinoza, hasta hoy, no acata el dictamen. Ella misma decidió que es improcedente. No vamos a comentar aquí las opiniones a favor o en contra de ambas fiscales. Lo indiscutible es que las decisiones de las autoridades -de acuerdo a lo que dicta la ley- se deben respetar así no nos gusten.

 Si no estamos de acuerdo, para eso hay instancias a donde apelar o reclamar. No respetar los fallos es entrar en el reino del caos y la anarquía.

DESPRECIA EL FALLO

 Delia Espinoza ha mostrado desprecio hacia la decisión de la JNJ. Les abrió un proceso de investigación a los seis magistrados que votaron por unanimidad a favor del retorno de Benavides. Les dio un plazo de 24 horas para que le envíen todas las pruebas, videos, firmas que sustentaron su resolución.

También vive en otro mundo. En una entrevista que le concedió al periodista Omar Mariluz, en su despacho en donde se encuentra atrincherada, dijo que en el Ministerio Público no había pugna alguna, que todo estaba tranquilo. Hay que ser ciego para no darse cuenta de la tremenda crisis que ha originado el fallo de la JNJ y la resistencia de Espinoza para acatarlo.

EL CASO VALQUIRIA

 La JNJ no ha declarado inocente a Patricia Benavides de las graves denuncias que existen en su contra, solo insta a que estas se vuelvan a investigar, pero imparcialmente. La más grave de ellas es el haber separado a una fiscal que investigaba a su hermana.

 Más allá de lo que ocurra, para este sencillo columnista la caída de Benavides se inició cuando empezó a poner orden en el Ministerio Público y les puso la puntería a fiscales ‘estrellas’ que habían politizado los casos que investigaban. Léase Rafael Vela, José Domingo Pérez y otros más.

 Se le armó un complot llamado Caso Valquiria, un muñeco inconsistente construido por la entonces fiscal Marita Barreto y el coronel Harvey Colchado. Cuando ese escándalo reventó en diciembre del 2023, con una propaganda periodística apabullante, Patricia Benavides fue suspendida de su cargo por los entonces miembros de la JNJ en el tiempo récord de ¡seis días! Apenas fue escuchada. Vulneraron sus derechos, pero ella acató el fallo y se fue a casa, sin armar berrinches ni vigilias con velas, como lo ha hecho Delia Espinoza.

Espinoza, además, vive una realidad paralela. En un mensaje televisado dijo que su institución goza de credibilidad y es defensora de la democracia y el Estado de derecho, lo cual no es muy cierto. Muchos de los casos que llevan sus fiscales han sido politizados, van camino al fracaso por falta de pruebas, y docenas de inocentes han terminado presos con la benevolencia de jueces también parcializados.

 Y si hablamos de defender la democracia, no hay que olvidar que, cuando estuvo en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), ella firmó la resolución que legalizó al partido del probadamente asesino Antauro Humala. No lo hizo el entonces presidente de ese organismo, Luis Salas Arenas, como muchos creen. Veremos en qué termina este juego de tronos. Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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