Hasta hoy es un misterio cómo Fidel Ramírez Prado, un suboficial de la Fuerza Aérea (FAP) sin mayor trascendencia, logró amasar un imperio económico a través de la . El secreto no se podrá descubrir, puesto que el exmilitar murió en el año 2019.

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La interrogante surge a raíz de la cinematográfica operación policial y fiscal ocurrida la semana pasada, en la que se incautaron 295 bienes, entre ellos 170 inmuebles, 91 vehículos y hasta siete avionetas, que le pertenecieron a Fidel y luego heredó su sobrino , el otrora brazo derecho y financista de , quien actualmente es alcalde de Cajamarca. El político ha negado ser dueño de esas propiedades.

Los reflectores se han centrado en Joaquín, pero la historia más fascinante es la de su tío Fidel Ramírez, cuya fortuna —según la fiscalía— es de ¡mil millones de dólares!

Este hombre era un oscuro militar que a inicios de los años noventa se hizo muy amigo de , el todopoderoso jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). “Donde ponía el ojo, salía plata. Tenía una intuición espectacular para las finanzas”, me cuenta una de las personas que lo conoció.

Montesinos, siempre de acuerdo a esta fuente, lo ayudó para apoderarse del dinero de los ahorristas de una cooperativa de suboficiales de la FAP. Por ese entonces, Montesinos ya digitaba a su antojo a los jueces del Poder Judicial. Uno de ellos favoreció a Ramírez para quedarse con ese dinero.

A partir de allí, ambos empezaron a crear rentables empresas en el país y en el extranjero, muchas de las cuales aún no se descubren. Una de ellas fue la controvertida Universidad Alas Peruanas, que se constituyó apenas Montesinos convirtió la educación en negocio.

Sin embargo, encontraron un obstáculo: el Conafu, el máximo órgano universitario de aquel entonces, le denegó la autorización para su funcionamiento. Ramírez apeló ante el Poder Judicial. ¿Qué creen que pasó? Un juez y luego tres vocales superiores —todos vinculados a Montesinos— le dieron la razón y la UAP empezó a operar, no solo en Lima, también en todo el país.

Entonces, Fidel Ramírez, siguiendo las indicaciones del siniestro jefe del SIN, empezó a tejer una red de contactos políticos y judiciales para que lo blindaran por siempre. Pagaba viajes de placer al extranjero a conocidos congresistas (de todas las tiendas políticas) y magistrados supremos, que hoy guardan un interesado silencio.

Años después, Montesinos terminó preso y Fidel Ramírez murió. Entonces, entró a tallar su sobrino Joaquín, quien —según los amigos cercanos a Fidel— se apropió irregularmente de los bienes de su tío y se convirtió en el principal financista del partido de Keiko Fujimori.

Hay un detalle más que nadie quiere hurgar. Durante varios años, Alas Peruanas fue el único anunciante que tuvo un semanario cuyo director es un veterano y ácido periodista. Nos vemos el otro martes.

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