
Mishelle Ortiz Ubillús ya no es la joven sin antecedentes que una vez pasó desapercibida en su barrio. Hoy, es sindicada como la lugarteniente de una de las organizaciones criminales más violentas del Callao y Lima Norte. Llegó esta semana al Grupo Aéreo Nº 8, deportada desde Estados Unidos, donde fue capturada por ingresar de forma ilegal.
Apenas bajó del avión, vestida con el mismo polo y zapatillas que usó en su celda en EE. UU., fue intervenida por la Policía, que ya la tenía en la mira como parte clave de la banda ‘Los Killers de Ventanilla’, dedicada al sicariato y extorsión en obras de construcción civil.
La joven de 26 años es pareja sentimental de Gianfranco Torres Navarro, alias ‘Gianfranco 23’ o ‘Chato’, un sujeto sindicado como autor de al menos 23 asesinatos. Ambos huyeron a Estados Unidos luego del crimen de José Seminario Cárdenas, alias ‘Cañejo’, en un restaurante de San Miguel, donde también fue asesinado un policía en retiro.
Según la Fiscalía contra el Crimen Organizado, Ortiz habría participado activamente en la planificación del atentado y sería la encargada de manejar el dinero ilícito de la organización.
Ella, que se hace llamar ‘Vanna Ortiz’ en TikTok, donde tiene más de seis mil seguidores, sería la encargada de recibir el dinero de las extorsiones y también participaría en la planificación de los crímenes de sus bandas rivales. Tiene denuncias por lesión dolosa, acoso sexual y violencia psicológica.

PIEZA CLAVE EN LOS NEGOCIOS DE LA MUERTE
La detención preliminar de Ortiz fue solicitada por el Ministerio Público y ejecutada apenas puso pie en suelo peruano. Las autoridades aseguran que no solo coordinaba ataques armados, sino que también escondía los fondos obtenidos de la extorsión y los cupos cobrados a obreros y empresarios.
La investigación también revela que Mishelle, alias ‘Sicariona’, no es ajena al sistema judicial. Antes de estos hechos ya tenía denuncias por lesión dolosa, acoso sexual y violencia psicológica. Ahora, afronta cargos mucho más graves que podrían llevarla a prisión preventiva por 36 meses.
La Fiscalía y la PNP sostienen que Ortiz coordinó el frustrado crimen de ‘Cañejo’ junto a su pareja, quien buscaba eliminarlo para quedarse con el control total del cobro de cupos. En ese ataque, Gianfranco citó a Seminario en un restaurante de San Miguel para entregarle S/7 mil soles. Lo que recibió, en cambio, fueron varios disparos.
Un efectivo policial retirado que resguardaba el lugar falleció durante el tiroteo. Aquel hecho fue el detonante que llevó a la pareja a fugar del país. Ambos cruzaron la frontera hacia Estados Unidos el 16 de mayo, pero fueron capturados poco después.

GIANFRANCO 23: UN LÍDER CON SANGRE EN LAS MANOS
Gianfranco Torres es un viejo conocido de la policía. Antes de liderar ‘Los Killers de Ventanilla’, fue cabeza de ‘Los Malditos de Angamos’. Incluso estando preso, manejaba las extorsiones desde adentro, hasta que recuperó su libertad y amplió su control criminal.
El apodo de ‘Gianfranco 23’ no es casual. Según la DIVIAC, estaría vinculado a por lo menos 23 homicidios. La propia Policía lo ha descrito como “demencial” y “sin respeto por la vida humana”. Una prueba clave lo vincula al asesinato de Ulises de las Casas, un sindicalista al que eliminó para apoderarse de su gremio.
Audios y testimonios lo comprometen directamente en la planificación de varios crímenes. Y su pareja, Mishelle Ortiz, aparece también en las escuchas, coordinando atentados y escondiendo el dinero. Una “pareja explosiva”, en palabras de los agentes que los siguen de cerca.
Actualmente, Gianfranco permanece detenido en Estados Unidos, a la espera de ser deportado. Mientras tanto, la ’Sicariona’ ya está bajo custodia del Ministerio Público en Lima, y será interrogada en los próximos días.

EL CASO SIGUE EN INVESTIGACIÓN
Las autoridades peruanas esperan que la detención de Ortiz permita esclarecer la magnitud de las operaciones de esta organización, que habría asesinado rivales, policías y familiares para consolidar su poder en el Callao.
El entorno criminal quedó expuesto tras el atentado de marzo, y nuevas evidencias siguen apareciendo. Según la familia de las víctimas, los ataques fueron premeditados y no se trató de ajustes de cuentas simples, sino de una red estructurada de crimen organizado.
La defensa de Mishelle buscaría negar su implicancia directa, pero los audios, testimonios y movimientos financieros no dejan mucho espacio a dudas. La joven, que hasta hace poco vivía fuera del radar policial, ahora enfrenta uno de los procesos penales más graves del año.
La Fiscalía ha confirmado que pedirá 36 meses de prisión preventiva para ella y para ‘Gianfranco 23’. La historia de esta pareja criminal, marcada por el terror, la violencia y los crímenes por encargo, apenas empieza a escribirse en los tribunales.
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