El papa Francisco manifestó este martes su "dolor" y "vergüenza" por el "daño irreparable" causado a los niños por parte de curas chilenos en su primer discurso en su visita a No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", dijo el papa en medio de fuertes aplausos en el palacio de La Moneda, donde fue recibido por la presidenta saliente, Michelle Bachelet.
En Chile, casi 80 religiosos abusaron de menores, según una lista distribuida la semana pasada por la ONG estadounidense Bishop Accountability -que desde 2003 se dedica a publicar los archivos de abusadores dentro de la Iglesia católica.
Uno de los casos más emblemáticos que marcaron a la sociedad chilena es el del sacerdote Fernando Karadima, denunciado en 2010 por varias víctimas. Para la justicia chilena el caso prescribió y el Vaticano lo declaró culpable de abuso sexual y lo condenó a retirarse "a una vida de oración y penitencia".
"Es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir", dijo el papa Francisco.
Pero para las víctimas, pedir perdón "no es suficiente". "Necesitamos actos concretos que el papa no toma en la Iglesia chilena contra los abusadores", dijo a la AFP Juan Carlos Claret, vocero de la asociación de laicos de Osorno, que lucha por que se expulse al obispo Juan Barros, señalado como encubridor del caso Karadima.
El papa Francisco ha llegado al país más crítico de América Latina con la Iglesia católica, que se encuentra en pleno cambio social: acaba de aprobar el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo. El lunes, una comisión legislativa aprobó el proyecto de ley de identidad de género, que reconoce a las personas transgénero.