POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
Ahora sí, el brasileño Jorge Enrique Simoes Barata ya no tendrá excusa alguna para contar todo lo que sabe sobre los sobornos y aportes para campañas electorales que entregó la empresa Odebrecht, durante las casi dos décadas que estuvo como su representante en nuestro país. La semana pasada, el Poder Judicial lo excluyó de los procesos que tenía en su contra y le allanó el camino para convertirse en colaborador eficaz.
Barata, por cierto, no es un santo. Curiosamente, hasta ahora su memoria ha sido selectiva con los políticos: solo ha mencionado a los expresidentes Alejandro Toledo y Ollanta Humala (y a su esposa Nadine Heredia), así como a la exalcadesa Susana Villarán y a funcionarios del segundo gobierno aprista, que están presos.
Sin embargo, no ha dicho nada sobre la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, y el expresidente Alan García. Ahora no tendrá escapatoria, pues Marcelo Odebrecht –su jefe y mandamás de la empresa constructora- ha señalado a ambos hasta en dos interrogatorios.
Odebrecht declaró ante fiscales brasileños y peruanos que su empresa entregó aportes a Fujimori y García. Cuando le dijeron que precisara los montos, respondió: ‘Pregunten a Barata’.
El que ha guardado un silencio sepulcral sobre la nueva condición legal de Barata es el exmandatario Alan García, siempre agilito con los dedos para enviar mensajes en Twitter.
Barata tiene mucho que contar sobre su amigo personal Alan García. Durante su segundo gobierno (2006-2011), la empresa Odebrecht vivió una época de bonanza: obtuvo contratos por ¡US$2 mil millones! para ejecutar obras públicas.
Barata y García viajaron 22 veces al interior del país y en una oportunidad a Brasil, a una reunión con el entonces presidente Lula da Silva, procesado por corrupción.
No solo eso. Según información oficial, durante los cinco años de su gobierno, García coincidió con Barata en 23 oportunidades: 13 veces fueron a solas en Palacio de Gobierno, y en tres de ellas participó el mismísimo Marcelo Odebrecht.
La pregunta que los peruanos nos hacemos es: ¿Barata nunca le contó a García -en esos constantes viajes y encuentros que hoy se conocen- que sus funcionarios le estaban pidiendo sobornos?
El fiscal que interrogue a Barata tendrá que poner énfasis en un viaje que hizo con García al Cusco el 19 de febrero del 2009. A su regreso a Lima, García convocó a sus ministros a una sesión extraordinaria. Allí se aprobó un decreto de urgencia que le permitió a Odebrecht realizar las obras del Metro de Lima.
Hoy se sabe que por esa concesión, la empresa brasileña pagó US$7 millones en coimas, que aparecieron en cuentas en el extranjero de funcionarios de confianza de García, que hoy están presos y en cura de silencio por temor, que estarían por quebrantar.
Jorge Barata tendrá que cantar lo mejor de su repertorio. Nos vemos el otro martes.
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