El sonido de los pututus, el olor a incienso y los cánticos de agradecimiento a la Pachamama, daban cuenta del inicio de un nuevo año agrícola en Cusco, donde miles de locales y hasta visitantes, celebraron la llegada del Año Nuevo Andino desde tempranas horas de la mañana.
Es así que uno de los puntos de mayor concentración en la ciudad, fue la explanada del antiguo templo del Qorikancha, hasta donde llegaron varias decenas de personas a fin de recibir los primeros rayos del sol, en una ceremonia bastante íntima y singular.
Es que, según la cosmovisión andina, cada 21 de junio se celebra el inicio de un nuevo año cósmico, el renacer del sol para un nuevo ciclo agrícola, por lo tanto se celebra a la Madre Tierra o Pachamama, agradeciéndole por los frutos brindados hasta entonces y pidiéndole sus favores para un nuevo año de siembras y cosechas.
Son dos lugares en específico en donde esta fiesta se vive con mayor efusividad y colorido: las regiones de Puno y Cusco. Aquí se ven diversas ceremonias y celebraciones con bastante colorido. El Año Nuevo Andino simboliza el fin de año de las labores relacionadas a la agricultura y ganadería.
El 21 de junio de cada año se registra el llamado solsticio de invierno, cuando el sol alcanza su máxima declinación en el hemisferio sur y marca el inicio del invierno astronómico. En esta fecha, la gran estrella se encuentra a mayor distancia angular de la Tierra, lo que tiene implicaciones importantes en la agricultura y la vida de las comunidades del Ande.
Cabe mencionar que cada solsticio de junio, los incas celebraban con danzas, cantos y ceremonias de adoración al Sol, el Inti Raymi era un momento de reconexión con sus raíces y con la Pachamama.
“Este 21 de junio, celebremos el Inti Raymi, enviando energía positiva de paz , tolerancia y serenidad. Es momento de reiniciar y armonizar entre nosotros y embellecer el equilibrio de nuestro entorno. Momento de conectarse con las montañas, el sol y el agua”, señaló uno de los asistentes al Qorikancha.
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