Con su metro ochenta y ocho de estatura, Eliseo Mejía (80) sorprende por donde pasa y no por su talla, sino por su gran parecido con el actor de Hollywood Morgan Freeman. No habla inglés y, la verdad, es que ni lo necesita porque solo le basta ponerse unos lentes oscuros y mirar al horizonte para que la gente se le acerque, le pida un autógrafo y hasta un ‘selfie’.
¿Tiene una ‘carrera artística’ como Morgan Freeman?
Sí, desde hace cuatro años (risas). Algunas personas decían que me parecía a Morgan Freeman, pero yo no les creía hasta que un día fui al supermercado, la señorita que vende los boletos de lotería me dijo que una chica me estaba buscando y me entregó un papel con un número telefónico. Nunca llamé.
¿Quién era?
Una chica que trabajaba en una productora. No sé cómo consiguió mi número y me llamó un tiempo después. Ahí es donde me ofreció hacer unas fotos y participar en un comercial como Morgan Freeman. Me puso los lentes oscuros y el terno blanco… desde ahí todo cambió.
¿En qué sentido?
La gente empezó a mirarme en la calle y algunos turistas se acercaban a mí y me hablaban en inglés. Yo no entendía nada, pero igual nos tomábamos fotos (risas).
¿Qué piensa de su parecido con Freeman?
Bueno, siempre tenemos un doble en la vida y a mí me tocó parecerme al famoso actor de Hollywood (suelta carcajadas).
Es una coincidencia que tenga casi la misma edad del ganador del Oscar…
Soy un año mayor, pero compartimos el mismo mes, junio. Es una gran coincidencia de la vida.
Ahorita ya está jubilado, pero antes ¿a qué se dedicaba?
Trabajaba de chofer.
¿Y en ese tiempo nadie notó su parecido con el actor?
Creo que no. Yo tampoco me di cuenta, porque no conocía a Morgan Freeman.
¿Cuántos nietos tiene?
Siete, son mis engreídos.
Algunos son adolescentes, ¿qué le dicen?
Son felices. Me presumen entre sus amigos.
Veo que come saludable…
Me obligan (risas). Me encantan los dulces, pero debo cuidar mi salud, por eso como mucha fruta. La sandía nunca falta en la refrigeradora