Bodega 'Carmencita' está ubicada en el Callao. Foto: Britanie Arroyo.
Bodega 'Carmencita' está ubicada en el Callao. Foto: Britanie Arroyo.

De verse en la obligación de cerrar su fuente de soda, debido a la pandemia, y trabajar durísimo para abrir su tiendita de venta de abarrotes, hoy Maruja Loayza (52) recoge el fruto de todo su esfuerzo. Y no solo porque logró levantar su negocio y hacerlo grande, en el Callao, sino también porque

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“En este viaje hemos aprendido de todo, desde cómo mejorar la atención a los clientes hasta algo que parece muy simple, pero que es importante, como la exhibición de los productos. Ha sido una experiencia maravillosa”, expresó la comerciante de regreso en Lima.

HISTORIA

Su historia no es diferente a la de muchos peruanos, que ante la necesidad logran abrirse camino, emprenden e impulsan sus economías.

“Al inicio la bodega era chiquitita. Con mi hija Gabriela y mi yerno Ítalo León, nos esforzamos para crecer y lo logramos. La tiendita se convirtió en minimarket y se llama Carmencita en honor a mi madre, que tiene 95 años y siempre me dio ánimos y el empuje para seguir con el negocio”, recordó. Asimismo, destacó que junto con la familia sacó adelante el minimarket “pese a la competencia de los alrededores”.

INVENTARIOS

Doña Maruja cuenta que tuvo que aprender a lidiar con problemas propios en la bodega y que lo más difícil fue hacer los inventarios. Sin embargo, gracias a las capacitaciones pudo aprender.

“A mis colegas bodegueros les digo que tengan de todo un poco en su negocio porque el cliente no puede irse con las manos vacías”, indicó la bodeguera, quien agradeció a la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP) y a Arca Continental por todas las facilidades brindadas en el viaje.

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