Para muchos que lo conocieron, la noticia del jueves pasado sobre la partida de Víctor Patiño, quien fue editor general de este diario, nos cayó como un garrotazo al corazón. ‘El Búho’, ‘Pico’ o simplemente ‘Pachín’, como lo llamaban sus hermanas, era un fuera de serie. Nos deja una tremenda tristeza no solo a sus amigos, también a sus cientos de miles de lectores que lo leían diariamente, pero que nunca supieron su identidad.
Patiño era una persona culta y extremadamente sencilla. Cuando escribía tenía un estilo entretenido, fácil de leer, conectaba rápidamente con el lector, en cualquier tema que abordaba, político, social, deportivo y en el cultural.
El brasileño Luis Favre, el famoso asesor de campañas electorales, les contaba a sus amigos que cuando trabajó en el Perú al primero que leía era a ‘El Búho’.
Nos conocimos en el año 2002 cuando él estaba en Trome y yo en la Unidad de Investigación del diario El Comercio. No habíamos coincidido, pues ambos locales estaban en diferentes lugares. Nuestro encuentro fue en un bar de Lince, ¿dónde más podrían coincidir dos reporteros de la vieja escuela?
Por ese entonces, yo publicaba investigaciones sobre el narcotraficante Fernando Zevallos, ‘Lunarejo’, en ese momento el magnate de la aviación comercial. “¿Tú eres Ramírez, no, el del caso ‘Lunarejo’?”, me preguntó. Desde ese día, nunca dejamos de conversar. Se convirtió, además de amigo, en consejero y compinche.
Nuestras charlas, casi siempre bohemias, eran interminables. Se había leído y visto los más célebres libros y películas, respectivamente, de los más siniestros mafiosos del mundo, que narraba con la emoción de un niño, como si él mismo hubiera sido el protagonista y escrito el guion.
¿Cómo se inició Patiño en el periodismo? En un artículo que escribió para la revista del Colegio de Periodistas, narró que empezó en 1986 en el diario ‘La Razón’, “que hoy yace en el cementerio de papel”.
“Tengo más de treinta años como periodista y habré laborado o colaborado en más de veinte periódicos o revistas. Pero ese diario siempre lo llevo en mi mente porque esa experiencia es como el primer amor: nunca se olvida”, escribió, fiel a su entretenido estilo.
En su texto hizo una gran revelación: quien lo descubrió fue el conocido periodista Ricardo Uceda, que en ese entonces reclutaba jóvenes redactores para ese medio, en donde era subdirector.
“Yo escribía crónicas en una revista sanmarquina llamada ‘La Casona’. El destino quiso que unos números cayeran en las manos de Ricardo. Parece que le gustaron mis artículos y me convocó. Yo estudiaba Ciencias Sociales, la verdad no pensaba ser periodista. Pero una vez que ingresé, nunca más dejé este oficio. Es a lo único a lo que he sido fiel en esta vida”, narró.
Todo ese bagaje de conocimientos los volcó en el año 2001 cuando, junto con su inseparable amigo el director Carlos Espinoza Olcay, tomaron las riendas de Trome, hasta convertirlo en el diario de habla hispana más leído del planeta. Hasta siempre, querido ‘Pachín’. Nos vemos el otro martes.
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