POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
“Yo hice ganar a muchos congresistas, incluso con alta votación. Nadie daba nada por ellos, ni aparecían en las encuestas”.
Así se jactaba José Cavassa ante sus amigos cada vez que había elecciones generales. Cavassa, como se sabe, está preso por sus vínculos con los magistrados corruptos de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’.
El nombre de Cavassa vuelve hoy a la palestra por el proceso electoral que está a la vuelta de la esquina, en enero, para elegir a los nuevos congresistas.
Sus ínfulas de todopoderoso, que hasta hoy vocifera en la cárcel, no son exageradas. Desde los años 90’, Cavassa maneja un red de contactos en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), la encargada de realizar los procesos electorales y el conteo de votos.
De acuerdo con varias fuentes, Cavassa mantiene intacta la organización que empezó a construir desde que llegó como un simple empleado del antiguo Registro Electoral del Perú.
En la época de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, Cavassa era gerente de Gestión Electoral. El año 2000 fue uno de los artífices –junto con su jefe José Portillo, conocido como ‘papelito manda’- de la falsificación del millón de firmas que permitieron la tercera fraudulenta elección de Fujimori.
Cavassa fue enviado a prisión y luego salió en libertad. Pero el año pasado, cuando todos lo habían olvidado, volvió a las primeras páginas de los medios. Susana Guerrero, gerente de Asuntos Legales de la ONPE, denunció que Cavassa era asesor del jefe de ese organismo, Adolfo Castillo.
Cavassa, incluso, movió sus contactos para que Castillo fuera nombrado en ese cargo por el cuestionado Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), donde manejaba a su antojo a los consejeros.
La valiente funcionaria fue echada de su puesto y tiempo después, por la fuerte presión de la prensa, Castillo fue separado del ente electoral.
El reemplazo de Castillo es Manuel Cox Ganoza, un trujillano administrador de empresas que ha desempeñado cargos en entidades del Estado, aunque no tiene experiencia electoral.
“Los ministros del Interior y Justicia deben hacer un riguroso control de lo que hace y las visitas que recibe Cavassa en la cárcel. Él sabe cómo hacer ganar a un candidato”, dijo una fuente que trabajó con él desde los años 80.
El papel del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el otro ente electoral, también llama la atención. Hasta ahora no se pronuncia sobre si los partidos políticos deberán superar la valla del 5 por ciento de las votaciones.
El excongresista Mauricio Mulder, un astuto en estas lides, ha dicho que “el Congreso de transición debe elegirse sin valla”.
Ya en las elecciones del 2016, el JNE ayudó al Apra: bajó la valla del 7 al 5 por ciento para que pudieran entrar los cinco congresistas que tuvo.
Hay que estar atentos. Los politiqueros se las saben todas. Nos vemos el otro martes.
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