El arte no se detiene, crear es una necesidad y la pandemia no ha podido con ese espíritu que siempre busca contar, denunciar, sacar a la luz ese mundo interior que solo los elegidos, pueden plasmarlo en unas líneas. Miguel Ángel Vargas Cancho fue un camarógrafo de Latina, nacido en Ayacucho y ha tenido el coraje de narrar sus vivencias, lo que imagino y lo que podría ser, en un libro titulado: ‘Los años sin sombra’. Un emprendedor de emociones, un periodista de raza y un hombre con ganas de decir las cosas.
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Para sentirme vivo
Siento como una satisfacción de haber liberado algo.
De niño me imaginaba historias.
Quise hacer cortometrajes y como no tenía presupuesto, los plasmaba en cuentos.
No hay ni lo uno ni lo otro en mis escritos.
Me pregunto si ha creado tantas cosas perfectas, ¿Cómo es qué nos hizo imperfectos?
No.
Un padre que te ama, no se aburre.
Tuve etapas de cuestionamiento y también tengo mucha fe.
Respeto bastante a la gente que es creyente.
Me bauticé a los 21 años, consciente, pero cuestiono.
Estoy en contra del abuso de menores que se ha hecho público, a la hipocresía dentro de la iglesia.
Si son seres humanos, que tengan familia, en vez de hacer cosas a las espaldas.
De Huamanguino.
Viví el momento más duro de Sendero Luminoso. Reventaban los coches bomba a cada rato.
Se iba la luz y jugaba con mis hermanos a adivinar cuantos estallaban y en qué lugar.
Una vez estábamos en el patio y escuchamos una balacera. Se fue la luz y solo iluminaba los destellos de las balas.
Mi papá lo fue y por ello era amenazado miles de veces.
Tenía cuatro años y entró un policía gritando: Sal, que ya sabemos que eres ‘terruco’.
Se paró y les respondió: ‘¿A quién le has llamado así? Soy periodista’.
Jorge Sedano vino a casa buscando a mi papá para proponerle viajar a Uchuraccay.
Estaba de viaje, sino también iba a estar en esa masacre.
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Siempre he escuchado rock en español y huayno
No me gusta, pero por mi hija, que los sábados pone su coreografía, lo hago y me sale malazo. Pero la veo feliz y eso me hace bien.
Me dijeron que debía investigar más y otro qué debería llevar cursos y perfeccionar mi escritura.
A un político corrupto, un cura pedófilo, un padre maltratador.
En Villa El Salvador, no aguanté y le metí la cámara a un violador
Encuentro mucha frialdad y nada de miedo.
Cuando Alejandro Toledo postulaba a la presidencia, iba en la tolva de una camioneta y le sugerí: ‘Candidato, por qué no levanta la bandera’ y me respondió: ‘Gracias hijo’ y siempre lo hacía. Después, cada vez que me veía, lo recordaba.
Otro para ustedes y gracias por la entrevista.
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