¡Una artista de pies a cabeza! Maryeli Torres (26) es profesora de inicial, nadadora de aguas abiertas, malabarista, acróbata, pero, sobre todo, una mujer que no conoce la palabra miedo.
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Lleva 12 años dando rienda suelta a su talento circense, primero en los semáforos de su natal Venezuela. Después lo hizo en Colombia y Brasil, y ahora hace lo propio en el paradero Quiosco de la avenida Canta Callao, en San Martín de Porres.
Maryeli, ¿cómo nace esta pasión?
Mira, yo soy profesora de inicial y nadadora de aguas abiertas (mar). Me enamoré del arte circense cuando mi mamá me impidió seguir nadando porque era muy peligroso. Le hice caso y ahí nomás conocí a un chico que hacía acrobacias en tela.
Que también es peligroso...
Así es, ja, ja, ja. Y mi mamá tampoco quería, pero la luché. Aquí estoy después de 12 años. Le demostré que es mi felicidad y se puede vivir así. He trabajado en Venezuela, Brasil y Colombia.
Trabaja como acróbata desde hace 12 años. Foto: Allengino Quintana.
Hay muchos prejuicios hacia los que trabajan en semáforos...
Nos ven como mendigos o drogadictos. Pero este es un trabajo más. También nos faltan el respeto a cada rato y hasta me han invitado a salir. Es bien difícil ser mujer y trabajar en semáforos.
¿Qué trucos dominas?
El hula hula, acrobacias, trucos con fuego, piruetas en tela, monociclos y ahora último estoy aprendiendo el ‘Jirafa’ que es el monociclo de 1.65 metros de altura. La idea es hacer malabares mientras ruedas.
¿Cuál te demoraste más en aprender?
El hula hula. Me habré demorado tres meses en dominarlo. Ahora muevo hasta 26 anillos al mismo tiempo.
Estamos acostumbrados a hacer hula hula en la cintura, pero tú puedes en todo el cuerpo...
Lo más común es en la cintura, pero también puedes hacerlo en cuello, manos, brazos, hombros, rodillas, pies, tobillos y, aunque no lo creas... en la nariz.
Jovencita radica en nuestro país desde hace tres meses. Foto: Allengino Quintana.
¿Has tenido accidentes?
Una vez me caí y me rompí un hueso del brazo. Hasta ese momento no sabía cómo caer y también hay que practicar eso.
¿El circo te cambió la vida?
Me cambió el chip de no ser buena o tener ‘roche’ al hacer las cosas. Todos deberían llevar un taller así, no importa la edad que tengan.
¿Tienes una rutina de ejercicios o alimentación?
Como mucha fruta y proteínas. Y hago ejercicios para fortalecer brazos y piernas, y sentadillas.
¿Qué significa para ti este arte?
Es mi vida, mi felicidad, mi libertad, mi todo. Seré artista hasta que me muera. Y en el futuro me gustaría tener una escuela.
¿Dónde podemos encontrarte?
Aquí en el semáforo del paradero Quiosco de la Avenida Canta Callao, en San Martín de Porres. Pero también hago shows en fiestas, eventos y en temporada de circos.
