Escribir, de algún modo es ‘huir’. Pero huir del encierro mental. Cuando uno escribe no existen barrotes, ni fronteras, ni ningún tipo de límites. Escribir también es redimirse, porque todo aquel que está frente a un papel en blanco está con la conciencia desnuda. ‘Cartas desde mi celda’ es la columna semanal de internos penitenciarios que han encontrado en la escritura una manera de cuestionarse, de perdonarse y de corregirse.

Grandes escritores estuvieron alguna vez privados de su libertad. Podemos mencionar a como a Dostoievski, a Miguel de Cervantes Saavedra como a .

El poeta español Miguel Hernández escribió desde su encierro: “Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo / van por la tenebrosa vía de los juzgados/ buscan a un hombre / buscan a un pueblo / lo persiguen / lo absorben/ se lo tragan”.

Pero hay quienes no terminan completamente devorados por el encierro y hacen de la escritura su salvadora. En ‘Cartas desde mi celda’ leeremos textos de internos e internas que han encontrado en este arte su manera de redimirse. Escribirán en trome.pe desde , o . Solo piden que no se les lea con prejuicios ni lástimas. Empecemos:

EL TRABAJO TE HARÁ LIBRE

Jéssica Vélez / Santa Mónica

Llevo casi 13 años recluida en este lugar, luego del shock inicial entras en una etapa de incertidumbre, miedo, negación, dolor y mucho llanto, después la esperanza aparece y aunque no siempre es real, necesitas tenerla para continuar.

A diario estas paredes te recuerdan todo lo que perdiste y aunque tu familia no te abandona nunca, ellos son los que te pierden a ti.

Al llegar la sentencia uno se llena de dolor y de rencor pues si sientes que tu defensor técnico no hizo todo para obtener tu libertad, tampoco tú lo hiciste porque te intimidó la situación.

Culpable o no, tus esperanzas de salir se acabaron, instalándose en tu alma la depresión.

Interna Jessica Vélez . 'Cartas desde mi celda'
'Cartas desde mi celda' es la columna semanal de internos penitenciarios que han encontrado en la escritura una manera de cuestionarse, de perdonarse y de corregirse.

Al paso de los días, la esperanza vuelve a aparecer y te das cuenta que tocaste fondo y es hora de levantar la cabeza y empezar a trabajar duro para poder salir de aquí. Solo el trabajo duro hace correr el tiempo más de prisa.

Miras a tu alrededor y ves a tus compañeras con sentencia más antigua trabajando duro cada día y tomas una decisión. Es hora de trabajar.

Y despiertas cada día 4:30 de la mañana para agradecer a Dios por la oportunidad de ser mejor. A las 5 la ducha bien fría te fortalece para que a las 6, la hora del desencierro, empiece un duro día de trabajo haciendo aquello que más deseas, pues aquí nadie te obliga a nada. Es decisión personal iniciar el cambio y aprender todo y de todo.

13 años se dice fácil, miro atrás y aunque veo una sentencia y una condena larga, también veo oportunidades tomadas, mucho esfuerzo y trabajo duro. Pero, sobre todo, toda clase de lecciones que la vida te da.

Hasta junio de 2021, en Perú, había una población penitenciaria de 87006 internos, de la cual 4426 eran mujeres y 82580 varones.

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