Los familiares, amigos y vecinos de la pequeña de 10 años secuestrada, ultrajada, golpeada y asesinada en Barranca ya le dieron el último adiós el pasado miércoles, aunque aún siguen esperando justicia por el macabro crimen.
Su asesino confeso, Julio César Arquinio Giraldo, dio una primera declaración que fue invalidada por no realizarse frente a su abogado ni al fiscal. Allí confesó que secuestró a la menor en Barranca, pero aseguró que no la violó.
Ya en su segunda confesión, Julio César Arquinio Giraldo aseguró que no actuó solo, sino que cometió los terribles delitos junto con un amigo identificado como Brayan, que sería menor de edad. Allí aceptó que vio cómo su cómplice violó a la menor luego de ofrecerle comida y que ella lo rechazara.
El acta de necropsia practicada a la menor asesinada en Barranca el pasado 13 de noviembre indica que la pequeña fue ultrajada anal y vaginalmente, por presentarse varias hematomas y lesiones en ambas zonas.
La menor desapareció el pasado sábado en Barranca mientras vendía gelatinas frente a una losa deportiva. Su asesino, Julio César Arquinio Giraldo, la abordó y le prometió comprarle toda su mercadería, por lo que la pequeña lo siguió hasta un mototaxi.
Según la propia confesión de Julio César Arquinio Giraldo, él junto con su amigo Brayan llevaron a la menor hasta una casa abandonada de Barranca, donde la amarraron de manos y pies y la amordazaron para que no pueda pedir auxilio.
La abandonaron allí y regresaron al día siguiente. Le ofrecieron pan y agua pero la menor se negó a comer. Es allí que, según la confesión de Julio César Arquinio Giraldo, Brayan la golpea en la cara dejándola confundida y luego abusa de ella sexualmente.
Julio César Arquinio Giraldo confesó ante las autoridades que entre ambos asfixiaron a la menor ahorcándola por el cuello y la dejaron en unos matorrales en Barranca. Su cuerpo fue encontrado el último domingo.