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¿Quién fue Augusta La Torre, la primera esposa de Abimael Guzmán?

La número 2 de Sendero Luminoso murió en extrañas circunstancias en 1988. Algunos creen que se suicidó y otros que fue asesinada por Elena Iparraguirre en un ‘triángulo amoroso’

, el más grande genocida del Perú, se está muriendo. El responsable del terrorismo demencial de y de 69 mil fallecidos producto de ejecuciones, atentados terroristas y ataques a las autoridades, pasa sus últimas horas en la cama de un hospital. Hace años lo antecedió su primera esposa, Augusta La Torre, ‘camarada Norah’, la organizadora de esa máquina de matar que SL. Aquí su historia.

La Torre, para disgusto de los senderistas, nació en un hogar burgués de Huanta, Ayacucho, en 1946. Fue hija del dirigente comunista y político regional Carlos La Torre Córdova y Delia Carrasco. La Torre era a su vez hijo de hacendados, es decir, un ‘misti’ en la etimología andina, un ‘prominente’, un ‘personaje de clase alta’, un ‘poderoso’. Como en casi todos los hogares ayacuchanos, en la casa todos hablaban quechua.

La entonces tímida muchacha estudió en un colegio católico, en el que fue una alumna aplicada. Si una compañera se “olvidaba” de llevar alguna tarea, Augusta le prestaba la suya para que se copiara, cuentan el antropólogo Orin Starn, profesor de la Universidad de Duke, Estados Unidos, y Miguel La Serna, profesor de la Universidad de Carolina del Norte, en su libro “Sendero Luminoso: amor, locura y revolución en los Andes”.

Boda civil de Abimael Guzmán y Augusta La Torre en la casa del padre de ella, en Ayacucho.

Todos la recuerdan como “inocente” y poco preocupada por cosas como el maquillaje o los romances juveniles. Algo debió pasar en su psiquis para que de esa muchacha provinciana de aspecto dulce mudara en un ser demoniaco, cruel y asesino.

Testimonios de la época señalan que ella ya estaba familiarizada con la doctrina comunista, gracias a su padre. En su casa era frecuente escuchar hablar de revolución, lucha de clases y trabajo clandestino.

EL ENCUENTRO

Talvez su destino cambió cuando conoció a un austero y enigmático profesor de filosofía de la Universidad San Cristóbal de Huamanga: Abimael Guzmán Reinoso. Eran principios de los años 60. El papá de Augusta invitaba al joven Abimael a su casa y así fue como se hicieron amigos y luego novios. Recién en 1964 se casaron. Ella era aún menor de edad (tenía 18 y la mayoría se edad se alcanzaba en aquella época a las 21) y él 30. La familia La Torre celebraron la boda civil en su casa. Solo asistieron dos o tres invitados, recuerda el fotógrafo de la ceremonia, Walter Alejos, en un testimonio publicado en el portal IDL-Reporteros.

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Eran tal para cual. Se volvieron maoístas en los 60, tras la ruptura entre Pekín y la URSS. Los soviéticos alentaban la llegada al poder por medio de elecciones y los chinos por la vía violenta, por la revolución.

Foto del libro de Umberto Jara sobre los esposos Guzmán-La Torre.

Por eso ambos viajaron entre 1965 y 1967 a entrenarse a la China comunista, en plena ‘revolución cultural’ encabezada por la esposa de Mao, Jiang Qing, una de las integrantes de la llamada ‘Banda de los cuatro’ que persiguió contrarrevolucionarios y encarnó el ala más radical del maoísmo. De esta demencial ideología bebieron ambos.

Cuando volvieron a Perú, ambos habían reafirmado sus creencias maoístas: la guerra para implantar el comunismo debía desatarse primero en el campo, o desde el campo, y luego desbordarse a las ciudades. Entonces, se dedicaron a organizar las bases de SL, primero en Lima y luego en Ayacucho, ya a inicios de los años 70.

Debido a que sabía quechua, muy buena comunicadora y simpática, se dedicó a organizar “comités barriales, grupos de mujeres y asociaciones de vendedores ambulantes”, y reclutaba “entre porteros, vendedores ambulantes de ropa, comida y campesinos” en Ayacucho.

Desde un inicio SL le dio un papel importante a las mujeres. La misma Augusta fundó y dirigió el Movimiento Femenino Popular (MFP), de importante papel en la época terrorista. Servía para reclutar mujeres de distintos grupos sociales -barrios, universidades, comerciantes, pero sobre todo, campesinas- para adoctrinarlas en marxismo y maoísmo, y participar en protestas. Según la policía, un tercio de los senderistas que participaron en la subversión provino del MFP.

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Guzmán y su esposa viajaron a Lima y se retiraron a la clandestinidad. en 1970. Ya preparaban la llamada ‘lucha armada’. En 1978, Guzmán creó el Comité Permanente de SL, que estaría al mando del grupo. La Torre ocupó el segundo lugar. A ella se le atribuye también la creación de la frase “pensamiento Gonzalo” y la construcción del culto a la personalidad de Guzmán, que se autodenominaba la “cuarta espada del marxismo”, después de Marx, Lenin y Mao.

Paradojas de la vida, Elena Iparraguirre había sido atraída a la organización terrorista por la misma Augusta en 1973 y ya desde esa época ocupaba el tercer lugar. Años después ocuparía su puesto en SL y en su cama: se casó con Abimal tras la muerte de ‘Norah’.

SU MUERTE

Entre 1988 y 1989, el Comité Permanente de Sendero convocó a su primer congreso. Era para analizar la conducción de su llamada ‘guerra popular’ y establecer lineamientos. La Torre murió entre esas sesiones y no se sabe cómo. La Dircote tiene una hipótesis: murió asesinada por “razones sentimentales”, pero Iparraguirre y Guzmán siempre lo negaron “rotundamente”. Ambos dicen que La Torre falleció a causa de un problema al corazón.

Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre, cabecillas presos con cadena perpetua por liderar Sendero Luminoso. (Foto referencial: EFE)

Pero las palabras que el líder de SL pronuncia al lado de su cadáver, parecen desmentirlo en un video. Allí, Guzmán desliza la posibilidad que Augusta se suicidó. “Capaz de aniquilar su propia vida para no levantar la mano contra el Partido... En la lamentable confusión de su soledad nerviosa, prefirió autoaniquilarse, extinguirse”, dice Guzmán en la grabación, decomisada años después, en 1991, de pie al lado de su esposa muerta.

El video, tan famoso como el de ‘Zorba el griego’, muestra el cadáver de una mujer envuelto con una bandera roja y la hoz y el martillo hechos de material dorado. En la habitación, además de Abimael, hay otras personas. Todo es oscuro y escasamente iluminado con velas rojas. Guzmán está abatido. Se acerca, la besa en la frente y la soba la cabeza con su mano.

Muchos consideran que sin ella, el oscuro profesor de filosofía arequipeño, jamás hubiera iniciado una revolución sangrienta y genecida en el Perú. Para que esto ocurriera, Augusta La Torre fue ‘la persona clave’. Guzmán era el teórico y ella la acción.

Hay un hecho que la identifica en toda su dimensión asesina: el atentado al fundo Ayzarca, donde varios senderistas mataron al dueño y le cortaron la lengua el 24 de diciembre de 1980. La operación fue el primer asesinato de SL. Ella lo dirigió todo.

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