La conmovedora historia de los gemelos Rowan y Blake se ha convertido en porque demuestra que el vínculo entre hermanos es tan fuerte que podría incluso salvar sus vidas. Esto fue precisamente lo que les ocurrió a pesar de que los médicos recomendaron la interrupción del de su madre.

El embarazo monocorial-monoamniótico es el que tiene mayores riesgos entre los embarazos múltiples. Los gemelos se alimentan de la misma placenta y además comparten la bolsa amniótica. Es así que siempre están en contacto directo.

Uno de los peligros mortales de este tipo de es el posible enredamiento de los cordones umbilicales. Y aunque son muy pocos los casos que se registran, generalmente se aconseja interrumpir el embarazo.

Eso fue lo que les dijeron los especialistas a Hayley y Charlie Lapshire, un matrimonio británico que lejos de desalentarse decidió continuar con el proceso. Eso sí, siguieron un gran número de cuidados para minimizar los riesgos.

Durante las primeras semanas, cuando los fetos tienen mucho espacio para moverse, Hayley procuró reposar y quedarse quieta. Sin embargo, cuando fue a hacerse la ecografía de rutina se percataron de un detalle conmovedor.

Los hermanos no solo estaban muy quietos, sino que parecían cuidar el uno del otro. ‘A mí marido y a mí nos rompió el corazón saber que estaban en peligro. Necesitaban mantenerse quietos para sobrevivir, pero en algunas imágenes parecía que se estuviesen acurrucando el uno contra el otro. Incluso teníamos la impresión de que se daban la mano’, dijo emocionada la madre.

En la semana 34, los gemelos nacieron por cesárea. Llegaron al mundo con 36 segundos de diferencia pesando un poco más de dos kilos cada uno. Y aunque necesitaron quedarse en cuidados especiales, después de tres semanas pudieron conocer su hogar.

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