Aunque no forma parte de los ocho tipos de inteligencia que promueve el concepto de inteligencias múltiples promovido por el estudioso estadounidense Howard Gardner en su libro “Estructuras de la mente” (Frames of Mind), la inteligencia emocional ha cobrado un inusitado protagonismo.
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Y es que la inteligencia emocional, según lo definen en el Programa de Extensión Universitaria de ESAN, “brinda elementos de gran ayuda para el liderazgo intrapersonal como para el interpersonal, debido a que el conocimiento y aplicación de ciertas herramientas permiten a la persona tener un mejor equilibrio personal y mayor capacidad de influencia en las personas que lo rodean”.
Pero, debido a que muchos consideran que se tratan de habilidades que se adquieren no solo por nacimiento sino que también se aprenden a lo largo de nuestras vidas, ¿cómo podemos saber si nuestra inteligencia emocional es alta?, ¿de qué nos podemos valer para medirla?
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Si bien, no existe un test o prueba que nos indique si nuestra inteligencia emocional es alta o no, con simples hábitos que practicamos a diario sí podemos llegar a saber el grado de práctica que alcanzamos.
Según el blog BeFullnes de la psicóloga Ana Vico, especialista en mindset e inteligencia emocional, esta lista orientativa de hábitos te ayudará no solo a tener un mayor bienestar emocional, también te indicará el nivel en el que te encuentras y te proporcionará estrategias que pueden resultarte útiles para tu vida diaria.
Así que date un tiempo y analiza si algunos de estos hábitos que poseen las personas con alta inteligencia emocional, ya forman parte de tu día a día:
1. Reconocen sus sentimientos y los de los demás
Su amplio vocabulario emocional les ayuda a expresar exactamente cómo se sienten. Tienen empatía, por lo que pueden ponerse en los zapatos de la otra persona y sentir lo que siente el otro. Reconocen las expresiones y el lenguaje no verbal de otras personas.
2. Expresan correctamente sus emociones y sus pensamientos
Debido a que reconocen sus emociones y sentimientos propios, expresan sus emociones y pensamientos de una manera más honesta consigo mismos y con los demás. No se callan sus emociones, las escuchan y conocen qué quiere decir cada emoción en cada contexto. Saben regular la intensidad de sus emociones y las expresan de forma justa.
3. Son fuertes y no se ofenden con facilidad
Tienen una personalidad firme y no se toman demasiado a pecho los comentarios ajenos. Saben diferenciar entre hechos y opiniones, al igual que las críticas constructivas de las negativas. También saben cómo reaccionar ante los ataques.
4. Reconocen cuando se equivocan y rectifican
Las personas con alta inteligencia emocional aprenden de los errores y no se victimizan. Piden perdón cuando es necesario. Reconocen sus errores con humildad y tratan de subsanar el daño o de mejorar la situación. Están abiertos a nuevas ideas y opiniones, sabiendo que pueden estar equivocados.
5. No buscan la perfección
Saben que nadie es perfecto y por eso no buscan hacerlo todo bien a la primera porque saben que todo forma parte del proceso de aprendizaje.
6. Se cuidan y saben lo importante que es la salud
Saben qué conductas les benefician y no dudan en hacerlas, por eso duermen lo suficiente, hacen deporte, se alimentan bien, mantienen relaciones sanas, se alejan de los problemas, buscan el bienestar.
7. Se enfocan en lo positivo, incluso en la adversidad
Son conscientes de su entorno y por eso no se centran demasiado tiempo en lo negativo. Mantienen el foco en lo positivo de cada situación. No se agobian con los problemas y ponen todas sus energías en lo que pueden hacer para resolverlos.
8. Se rodean de gente alegre y con buenas vibras
Se relacionan con gente soñadora, personas optimistas y con energía positiva. Se alejan de personas tóxicas, por eso ven el mundo desde una perspectiva más sana.
9. Defienden su asertividad y saben decir no
Saber decir ‘no’ es un paso de gigante si aspiras a tener alta inteligencia emocional. Ponen límites cuando es necesario y defienden sus valores ante todo. Ser asertivo es saber decir lo que sientes y quieres pero respetando a los demás.
10. Aprecian y valoran lo que ya tienen
En vez de centrar su atención en lo que les falta, valoran lo bien que están con lo que ya tienen. Tienden a evaluar positivamente su vida, sus relaciones, su trabajo y su estatus económico aunque no sea el que querían. No sienten frustración por lo que aún no tienen, prefieren enfocarse en lo que han avanzado y lo que ya poseen.
11. Saben pasar la página y no anclarse al pasado
Han aprendido a cerrar etapas, viven el presente y no se atormentan continuamente por el futuro. Eso hace que eviten la ansiedad y el estrés.
12. Conocen sus debilidades y sus fortalezas y mejoran continuamente
Así como saben cuáles son sus virtudes y puntos fuertes, también conocen sus debilidades y puntos débiles, lo que refleja un proceso de autoconocimiento profundo, y por eso tratan de mejorarse continuamente, mostrando alta resiliencia.
13. No les asusta cambiar
Saben que el cambio forma parte de nuestras vidas y aceptan que hay cosas que no pueden controlar.
14. Son proactivos, no reactivos
Son personas proactivas que se mueven antes de que la situación lo exija. Miran la vida desde una perspectiva de aprendizaje, no de victimismo y por eso no se resignan a un papel pasivo en sus vidas.
15. Son dueños de su tiempo y deciden en qué emplean sus energías
Saben gestionar su tiempo de trabajo y de ocio, de estudio y de relax. Establecen horarios, planifican tareas y definen objetivos, pero no les importa cancelar planes por alguna prioridad. Hacen lo que les apasiona.
16. Saben autogenerarse momentos de felicidad
Para las personas con alta inteligencia emocional, la felicidad es una forma de ver la vida y por eso saben autogenerarse emociones positivas. Manejan las emociones a su gusto y pueden elegir cómo sentirse en cada situación.