El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es consecuencia de hábitos inadecuados de alimentación, sedentarismo u obesidad. Aunque también puede surgir por el síndrome metabólico, que es cuando se tiene una o más enfermedades asociadas, como diabetes, colesterol alto o presión alta.
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¿Qué dieta seguir si sufro de hígado graso?
En la dieta para hígado graso es importante aumentar el consumo de frutas frescas y naturales, vegetales frescos y cereales integrales ricos en fibras. En cambio, se debe disminuir la ingesta de dulces, como refrescos, azúcar y jugos; carbohidratos, como pan blanco, arroz blanco y pasta; y alimentos grasosos, como margarina y frituras en general.
El objetivo es mejorar la calidad de la alimentación para disminuir los niveles de grasa en el organismo y aliviar ciertos síntomas, como por ejemplo: pérdida de apetito, dolor del lado derecho del abdomen y dolor de cabeza. Además de evitar complicaciones, como las que pueden surgir en el caso de cirrosis. Entonces, ¿qué alimentos consumir y cuáles no?
Alimentos permitidos
- Frutas frescas y naturales (manzana, pera, piña, durazno, papaya, fresas, mandarina, etc.)
- Vegetales frescos (espinacas, berenjena, lechuga, tomate, cebolla, zanahoria y berro)
- Proteínas con poca grasa (huevos, tofu, pollo y pescados de carne blanca)
- Cereales integrales (arroz integral, pan integral, pasta integral, quinua y avena en hojuelas)
- Leche y derivados con poca grasa (leche y yogur descremados, quesos blancos)
- Alimentos ricos en grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, coco, maní, nueces y los pescados ricos en omega-3, como salmón y sardina).
Alimentos prohibidos
- Alimentos ricos en grasas (quesos amarillos, queso crema, tocino, cordero, piel de pollo, carne de res grasa, mantequilla, carne de cerdo, chocolate y margarina).
- Alimentos ricos en azúcar (dulces en almíbar, galletas, helados, mermeladas y jugos de fruta industrializados, como los envasados o en polvo).
- Cereales refinados (arroz blanco, pan blanco, pasta y harina de avena).
- Embutidos (jamón serrano, pechuga de pavo, salchicha, mortadela, salami, longaniza, lomo y capicola y pan de molde).
- Alimentos industrializados (comida rápida, salsas listas, pasta instantánea, comidas congeladas).
- Bebidas alcohólicas (cerveza y vinos), pues el alcohol puede sobrecargar el hígado, dificultando el tratamiento.
Importante: Beber bastante agua a lo largo del día (mínimo 2 litros diarios). Una buena opción para aumentar el consumo de agua es mediante la ingesta de algunos tipos de té, como el té verde, de boldo o de alcachofa, ya que, además de ser hidratantes, también poseen propiedades que favorecen el funcionamiento del hígado. También es fundamental dormir de 7 a 9 horas diarias y practicar actividad física de forma regular.
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