ESPACIO CAMISEA
“Si voy a la universidad, voy a ser astronauta, quiero ver la Selva desde arriba”, dice Aldair Cosatsi, un estudiante de primaria de las comunidades nativas del Bajo Urubamba, en la selva del Cusco. Según las personas que lo conocen, Aldair es imparable desde la mañana hasta la noche, pero sobre todo es un niño con grandes aspiraciones.
Los sueños de Aldair no solo son ambiciosos, sino que también son posibles. Desde el 2013, Camisea ha implementado el Programa de Educación Integral (PIE) en el Bajo Urubamba, distrito de Megantoni (Cusco). Esta es una iniciativa integral que apoya a los jóvenes de las comunidades nativas desde las aulas del colegio hasta los salones universitarios a través de tres programas: Beca100, Beca Pre universitaria y Becas Nopoki.
Con este programa de responsabilidad social, niños como Aldair y otros miembros de las comunidades matsiguengas y yines pueden acceder a una educación de calidad en sus lenguas originarias. Si Aldair continúa estudiando dentro del PIE ayudará a superar el escaso 15% de jóvenes de las comunidades nativas del Bajo Urubamba que acceden a una educación universitaria. Además, recibirá clases en su lengua nativa, con un enfoque intercultural (es decir, incluyendo en su formación los saberes de su cultura original). Así, Aldair preservará los conocimientos, las costumbres y valores de su comunidad. Cuando culmine su carrera, llevará su aprendizaje y desarrollo a su pueblo, tal y como varios jóvenes del Bajo Urubamba ya lo están haciendo.
Un caso similar al de Aldair y los jóvenes del Bajo Urubamba se desarrolla a varios kilómetros de distancia, en San Andrés (Pisco). En el 2007, tras el terremoto que devastó a esta ciudad, el colegio Renán Elias pasó por su momento más duro: quedó hecho escombros. En ese momento, sus alumnos pensaron que habían perdido para siempre el lugar donde habían estudiado.
Como medida de urgencia, las clases se reanudaron en el patio de la escuela. Fue allí que Camisea –cuyos programas sociales tienen a la educación como uno de sus pilares de desarrollo– intervino para ayudar a reconstruir el emblemático colegio. En menos de dos meses y gracias a la determinación de María Teresa, profesora de primaria, junto a las madres de familia, el centro educativo Renán Elías estuvo de nuevo en pie. Y mejor que antes: con modernos laboratorios de computación, química y biología.
Hoy, el colegio Renán Elías es uno de los 56 centros educativos de Pisco que participa en el Programa de Educación Ambiental (PEA), un proyecto que incentiva en la población infantil el cuidado y la conservación del medio ambiente –por ejemplo, la biodiversidad de la Reserva Nacional de Paracas.
Los programas educativos de Camisea no solo están educando a buenos alumnos, sino que también están generando ciudadanos responsables que tengan un impacto en sus comunidades en el Bajo Urubamba y Pisco. Conoce estas historias y vivencias en el Alma de Camisea.