Dice un dicho muy famoso que “somos lo que comemos”. Pero también podríamos decir que “seremos lo que comemos”. ¿Por qué? Pues porque nuestra alimentación en el presente puede definir cómo será nuestra salud en el futuro. La nutrición es importantísima durante la etapa prenatal (antes del nacimiento) y los dos primeros años de un niño. A este periodo se le conoce como los “1000 primeros días de vida”. De acuerdo con la UNICEF el 40 % de las habilidades mentales del adulto se forman en esta etapa. Esa es solo una de las razones por las que es crucial alimentarse muy bien desde pequeñitos.

Por su gran interés “La importancia de la nutrición en los primeros 1000 días de vida” fue el tema central del VI Congreso Internacional de Nutricional Nestlé. Este evento se realizó el pasado 9 de noviembre en el Hotel Sheraton, adonde asistieron más de 600 invitados entre nutricionistas, médicos y enfermeras. Los ponentes fueron los doctores mexicanos Salvador Villalpando, especialista en obesidad infantil y desnutrición hospitalaria, y Ameyallí Rodríguez, investigadora nutricional. ¿Por qué es importante un evento de esta naturaleza? Para difundir las últimas noticias sobre la alimentación infantil.

LA ALIMENTACIÓN ES LO MÁS IMPORTANTE
Para poder entender mejor por qué es tan relevante la buena alimentación durante los 1000 primeros días de un niño, leamos las claves que nos dio José Gonzales, pediatra y consejero de Nestlé Nutrition:

-Durante los 1000 primeros días el feto en desarrollo y el niño ya nacido son muy adaptables al entorno.

-Esta gran capacidad de adaptación puede ocasionar ventajas, pero también condiciones de riesgo futuro. O sea, si el niño no vive en el mejor entorno, se adaptará “inadecuadamente”.

-Las condiciones de adaptación inadecuada se pueden transmitir de padres a hijos y volverse factores de riesgo para una segunda generación de la familia.

-Además, las influencias nutricionales tempranas pueden originar diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares en la adultez. El cerebro y las funciones del cuerpo actúan como un todo. Lo que afecta a alguno de los órganos, termina por afectar a todos.

Por todo eso, dice el doctor José Gonzáles, la buena alimentación del niño debe empezar desde que la mamá está embarazada. Durante este periodo debe consumir la cantidad adecuada de macronutrientes (calorías, proteínas) y de micronutrientes (hierro, calcio, etc.) para darle lo mejor a su hijo. Cuando el niño haya nacido, se alimentará solo de leche materna durante seis meses. Luego, seguirá tomando leche materna, pero además añadirá otros alimentos a su dieta, siempre bajo el consejo de un pediatra. Cada paso es decisivo.

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