"Game of Thrones" estrenó su segundo capítulo de la octava temporada en un tremendo conflicto. Sansa, Daenerys y Jon comenzaron un juicio contra Jaime Lannister, el llamado 'Mata Reyes', que desde la primera temporada había cometido numerosos pecados dentro y fuera de la pantalla.
Desde su mismo nombre, que se ganó luego de asesinar por la espalda a Aerys Targaryen II, hasta su más grande error de confabular con su hermana contra el reino, él fue llevado frente a las tres personas más poderosas de Winterfell, para dictaminar su destino final.
Sin embargo, como ya los espectadores saben, Jaime se ha redimido durante todas las temporadas, hasta el punto de que actualmente Jaime Lannister se muestra como alguien totalmente diferente a su primera versión. Ahora él lo dará todo para luchar por Winterfell.
La verdad que este momento fue corto, pero contundente. Jaime Lannister fue confrontado por sus acciones y todo parecía que sería condenado finalmente a morir por sus pecados. Incluso luego de que Tyrion Lannister intentara hablar por él, Daenerys decidió no escucharlo, y Sansa continuó acusándolo.
Ante esto, el 'Mata Reyes' dijo que no pediría perdón, ya que hizo lo que hizo por su familia y lo haría nuevamente para protegerla. Finalmente, Brienne de Tarth es quien da la cara por él, posicionándose al frente y dando su testimonio de que él ahora era un hombre de honor y de palabra.
Considerando todo esto y la situación crítica en la que se encontraban, Jon Snow comentó que necesitarían a todo hombre vivo para ganar la guerra, por lo que decidieron que continuara con vida para pelear con ellos contra los "Caminantes Blancos".
Lo más sorprendente del caso, fue que en el momento que Jaime Lannister se justificó por la protección de su familia, Bran Stark solo atina a mencionar "las cosas que hacemos por amor", y luego Jaime lo mira con vergüenza, esperando una confesión que nunca llegó.