Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular pollo a la chiclayana con yuca sancochada, sarsa criolla y ajicito molido. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada fría. “María, me llamó la atención la historia de la emprendedora Mathi Gálvez, quien era tripulante de aviación y dejó todo para lanzarse con su esposo al negocio propio.
La Sopería empezó en un ‘food truck’ en la calle, ahora tienen cinco sedes y buscan socios para expandirse a provincias y al extranjero. Pero no todo fue felicidad. En 2020 abrió un restaurante en Miraflores y a los días de inaugurado llegó la pandemia de coronavirus que trajo abajo la empresa. Ella no se amilanó, trabajó más, echó a andar su creatividad y resiliencia, y en menos de cuatro años ya está nuevamente posicionada del mercado gastronómico con La Sopería. Ella es un ejemplo para todos los peruanos que hoy la ven negra por la crisis económica, la falta de trabajo y los magros ingresos.
Muchas veces en la vida enfrentamos retos fuertes, caídas terribles, pero el mérito está en no rendirse, en levantarse, seguir y triunfar. Y hacerlo por nosotros mismos, por nuestros hijos y padres. Y, por supuesto, también por el Perú. Esta tierra es rica en todo. En productos naturales, minerales, un mar inmenso, la Amazonía que es pulmón del mundo y reserva de agua, la costa extensa de cara a la exportación. Tenemos todo para ser una potencia mundial. Lo que nos hace falta es dedicación, coraje, resiliencia y más apoyo estatal a los emprendimientos.
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